Las imágenes inéditas de un oso pardo saliendo de su hibernación: "Me costó 8 años captar el momento"
Una guardabosques ha conseguido grabar el momento en el que un oso pardo sale de la hibernación
Madrid
Se acerca la primavera y para algunas especies animales llega la hora de salir de la hibernación mantenida durante la etapa invernal. La espera de una guardabosques que lleva 8 años intentando captar el momento justo de la salida de la hibernación de un oso ha merecido la pena. Primero se atisba el hocico y luego la cabeza hasta que su cuerpo robusto comienza a abrirse paso en medio de un pasisaje nevado que recibe potentes rayos de sol.
La guardabosque se llama Nicole Gagnon y se la puede escuchar emocionada durante la grabación del histórico momento. "Ocho ños le tomó captar ese momento. ¡Sí! ¡Hola! ¡Oh, mi chico grande, estoy orgullosa de tí. Eres una preciosa visión".
El oso pardo se llamo Boo y nació salvaje; pero ahora vive solo en un recinto después de que su madre fuera asesinada por cazadores furtivos.
Las características de la hibernación
La hibernación es característica de los osos pardos y negros. En los meses de otoño deben acumular alimentos ricos en grasas. Son las reservas que les van a permitir mantener las constantes vitales mientras hibernan; como por ejemplo, la temperatura corporal.
Según las investigaciones, el metabolismo y el consumo de oxígeno del oso negro se reduce un 75%. Los osos no necesitan ni siquiera miccionar durante la hibernación. La razón es que tienen microbios en su intestino que convierten la urea en otra forma nitrogenada utilizada en la construcción de aminoácidos. Es decir, algo así como convertir la orina en proteínas.
Los estudios muestran la degradación de proteínas musculares desciende de forma considerable cuando el oso hiberna. En cambio, la musculatura apenas se debilita. Otra curiosidad es que las hembras paren durante el invierno. Los oseznos nacen sin pelo y ciegos, aunque sí que tienen forma. La madre les da calor y leche. Conservar la temperatura de los recién nacidos y su lactancia supone dedicar un gran gasto energético a la propia supervivencia de la madre.