Chile, de líder mundial en vacunaciones a récord en contagios

Madrid

Las vacunas son efectivas, pero no hacen magia para reducir los contagios de un día para otro. Así explica el titular de salud chileno el auge en el número de contagios que han vuelto a poner en jaque el sistema hospitalario de Chile. Allí han aplicado mayoritariamente la vacuna Sinovac, que requiere de dos dosis con intervalos de tres semanas y son realmente inmunes a partir de dos semanas, después de haber inoculado la segunda dosis.

Israel fue quien más rápido vacunó con la Pfizer, y ha levantado ya buena parte de sus restricciones, aunque mantiene algunas básicas, el país ha vuelto prácticamente a la normalidad. Chile tiene uno de cada tres ciudadanos vacunados, con un ritmo envidiable en la inoculación, pero vuelve a registrar cifras récord de contagios, ha tenido que postergar las elecciones, y los hospitales están de nuevo a un parpadeo del colapso. Chile negoció con varias farmacéuticas la compra de vacunas, lo que le permitió acceder a las primeras marcas que obtuvieron la autorización. Vacunando a nivel primario se situó por encima de países con muchas más dosis y muchos más medios.

Hace apenas unas tres semanas, el portal 'Our World in Data' de la Universidad de Oxford publicaba que en el ranking mundial, Chile estaba en primer lugar entre los países que más rápidamente estaban vacunando de promedio. Al día de hoy, ese grafico esta encabezado por Israel, después el Reino Unido (que apenas ha levantado restricciones mayores desde hace más de un mes) y en tercer lugar Chile. 

Entonces, ¿cómo se explica este aumento de contagios en el país andino? Porque el Ministerio de Salud Chileno publica más de 5.000 nuevos contagios diarios. Ellos aseguran que lo que esta pasando allí es lo mismo que pasó en el Reino Unido a la vuelta de las vacaciones del verano pasado cuando hubo una segunda ola muy fuerte, pero por aquel entonces en el país anglosajón no se había iniciado ni siquiera la vacunación.

El éxito de la campaña de vacunación puede ser una de las causas del rebrote porque muchas personas se confiaron por el comienzo de las inmunizaciones. El mensaje que se transmitió fue que con la inoculación de la vacuna el problema del virus ya se había solventado, en vez de que la vacuna es un elemento más en la prevención de la infección.

Los expertos del país achacan este incremento en los contagios, a pesar de la vacunación, en que las medidas implementadas para contener el virus han sido muy volátiles. Se levantaban en cuanto mejoraban las cifras y comenzó la vacunación masiva y también por el cansancio de los chilenos con un año de restricciones.

En Chile se estabilizaron en lo que se ha llamado una "endemia alta", un número persistente de casos que no baja, y ya lo han normalizado. Son uno de los países que más test COVID realizan, aunque tampoco fue muy efectiva la campaña de seguimiento de contactos de los contagiados. Todo ello sumado a la fatiga pandémica, la frágil economía, y una sociedad hastiada, ha hecho que muchos tengan que salir a buscarse trabajo y alimento diarios a pesar de las restricciones de movilidad (se aplican a las clases pobres).

El gobierno de Piñera autorizó permisos específicos para poder salir de vacaciones (el verano austral) así que casi 5 millones de chilenos se fueron a otras zonas, que son precisamente las que hoy registran un alto porcentaje de contagios. Y todo esto ha llevado a que los hospitales vuelvan a estar al borde del colapso, algunos incluso peor que en la primera ola de la pandemia.

El propio ministro de salud de Chile ha dicho que "el aumento de casos tiene que ver principalmente con el relajamiento de las normas de autocuidado durante el verano, lo que ha sucedido también en otros países del mundo". También que la vacuna Sinovac, mayoritaria en Chile, es menos eficaz en términos de prevenir el contagio si se compara con la de Pfizer, que se ha puesto en Israel.