Sociedad
Precariedad laboral

"Efecto cicatriz" de la precariedad: empezar en malos empleos aumenta el riesgo de seguir así tras cinco años

Un estudio de la Fundación ISEAK pone el foco en la temporalidad y la escasez de horas trabajadas que aumenta el riesgo de precariedad futura, así como mantenerse con bajos salarios tras cinco años de experiencia. Alrededor del 40% cuentan con remuneración inferior a los 8,7 euros por hora, diez años tras comenzar su etapa laboral

Aunque este efecto cicatriz lleva sucediendo desde hace 25 años, los expertos explican que puede tener consecuencias más a largo plazo tras dos crisis de "fuerte impacto" en un corto periodo de tiempo

El "efecto cicatriz" de la precariedad: empezar en malos empleos aumenta el riesgo de seguir en ellos tras cinco años

El "efecto cicatriz" de la precariedad: empezar en malos empleos aumenta el riesgo de seguir en ellos tras cinco años

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Verónica ha vivido las consecuencias de las dos crisis económicas. Entró en el mercado laboral con 24 años, cuando se licenció de filología hispánica. Enseñar español a extranjeros había sido uno de sus sueños durante la carrera. Sin embargo, encadenaba contratos mensuales, e incluso semanales en ocasiones, lo que no le permitía independizarse. Dos años más tarde, empezó como dependienta en una tienda de ropa y "de ahí no he salido", dice, "porque hay más empleo, aunque los contratos continúan siendo temporales y de jornada parcial". "Cuando estás en este tipo de trabajos, entras en esa relación de amor-odio de saber que estás ahí y lo necesitas para vivir, al mismo tiempo que te estas muriendo de ganas de irte", explica. Ahora con 31 años y dos másteres, terminó su último contrato en enero en otra tienda, y aunque vive con su pareja, echa mano de ahorros y ayuda de sus padres.

Durante el primer año de carrera laboral, "se ha asumido que la integración en el mercado de trabajo se realiza mediante contratos temporales", explica Begoña Cueto, experto en mercado laboral y profesora titular de Economía Aplicada en la Universidad de Oviedo. Tanto es así que, dos de cada tres jóvenes comienzan con un empleo precario. Mientras que cuatro de cada 10 empiezan con un trabajo muy precario, según el estudio de la Fundación ISEAK. Sin embargo, "el problema es cuando se hacen permanentes", añade Cueto. Esto es lo que se denomina "el efecto cicatriz", es decir, quedar atrapados en trabajos precarios. El estudio afirma que iniciar la trayectoria profesional con este tipo de empleos aumenta el riesgo de continuar en las mismas condiciones cinco años después, o incluso diez donde uno de cada cuatro trabajadores sigue en esa situación de precariedad a largo plazo.

El principal motivo es la baja intensidad laboral. Se puede dar a través de contratos temporales y continuas caídas al desempleo, o bien por "trabajar pocas horas en el año de entrada al mercado laboral" que "triplica el riesgo de precariedad futura", manifiesta Ainhoa Oses, una de las autoras del estudio. O lo que es lo mismo, trabajar el equivalente a menos de tres meses al año a tiempo completo. Sara de la Rica, investigadora de la Fundación ISEAK alega que, desde la Gran Recesión de 2008, este tipo de tendencia se ha intensificado: "Ahora los contratos son mucho más cortos y además por menos horas". Es más, la media de temporalidad en España es del 24,3% y duplica al de la zona euro (14,2%) y al de la Unión europea (13,5%), según Eurostat.

Los bajos salarios también aumentan "significativamente" el riesgo de precariedad, aunque a un largo plazo. "A medida que se adquiere experiencia laboral, una gran parte de las personas transitan a mejores salarios, pero algunos de ellos se quedan atrapados en empleos de bajos salarios, incluso 10 años tras la entrada laboral", afirma Oses. "De hecho, alrededor de un 40% de las personas cuentan con salarios inferiores a los 8,7Є/hora, diez años tras comenzar su etapa laboral", concluye.

Imagen de archivo de un hospital

Imagen de archivo de un hospital / Getty Images

El estudio detecta que las mujeres tienen más riesgo de incurrir en malos empleos a largo plazo respecto a los hombres por la segregación ocupacional y "porque son quienes desempeñan la mayoría de los contratos a tiempo parcial", asegura el informe. Lo mismo sucede con los menores de 20 años, los que trabajan en sectores de mayor precariedad como la hostelería o construcción y, especialmente, con las personas con baja cualificación. Begoña Cueto, experta en mercado laboral explica que "cuando tenemos baja cualificación y un largo periodo sin empleo, las posibilidades de vuelta son mucho más bajadas" por lo que se puede llegar a un "bloqueo del acceso" al mercado laboral.

Doble riesgo de precariedad futura si se empieza en plena crisis

En base al estudio que analiza el impacto del ciclo económico sobre la magnitud de la cicatriz, se concluye que las personas que inician empleos precarios en períodos de recesión tienen el doble de riesgo de continuar en una situación similar en el futuro. "Observamos que la Gran Recesión de 2008 tiene consecuencias negativas no solo en el momento de la crisis, donde lógicamente la precariedad es mayor, sino que la cicatriz que deja esas secuelas son mucho mayores cuando se empieza a trabajar en momentos de crisis", explica Lucia Gorjón, otra de las autoras del estudio El efecto cicatriz de la precariedad laboral: ¿cómo afecta al futuro de la juventud en España? de la fundación ISEAK.

Con esta crisis sanitaria, el efecto cicatriz puede ser doble

A pesar de que el fenómeno se lleva produciendo desde hace 25 años, Begoña Cueto, experta en mercado laboral, asegura que las consecuencias "pueden ser más a largo plazo todavía" con la crisis actual. Principalmente porque "hemos tenido dos crisis con un fuerte impacto en el mercado de trabajo y en un periodo con muy corto periodo de tiempo", añade. Cueto pone el foco especialmente en dos colectivos: en los jóvenes con baja cualificación, y en aquellos que se estaban integrando en el mercado laboral entre los años 2008 y 2013. "En el momento en el que deberían de acceder a una mejor carrera profesional, a una mejor promoción, de pronto otra crisis te vuelve a dejar casi en el mismo punto de entrada". alega.

Una generación que ha visto cómo la cicatriz o la diferencia porcentual de continuar en empleos precarios tras haber empezado en malos empleos a sí no, aumenta en los siguientes años a 2006 y alcanza su pico máximo en plena recesión económica, es decir, entre 2009 y 2010. "Lamentablemente, podemos suponer que la precariedad no termine cuando acabe la crisis sanitaria, sino que tendrá seguramente más consecuencias laborales en el futuro de los jóvenes, al menos durante un tiempo", asegura la investigadora, Lucia Gorjón.

Las soluciones para revertir esta situación son muy variadas. Gorjón explica que "el trabajador debe intentar salir de esta mala situación antes del quinto año" porque si no "será probable" que se mantenga en el décimo. Además "intentar tener contratos a tiempo completo, en lugar de a tiempo parcial, es más importante que pretender tener mejores salarios en pocas horas". Esto, teniendo en cuenta, que la rotación laboral apenas tiene consecuencias negativas en el futuro, en base al informe.

El estudio también propone otras soluciones como orientar a los trabajadores en desempleo a una rápida inserción laboral, evitar la temporalidad injustificada, abordar los problemas de segregación ocupacional y alta parcialidad femenina, y fomentar la formación educativa de las personas jóvenes para prevenir el abandono escolar. A lo que añade, Antonio Villar, otro de los cuatro autores del estudio e investigador del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) que "no hay un mecanismo bien organizado de formación permanente que les permita ir mejorando y aprovechar los periodos de desempleo para ajustar sus habilidades al mercado".

 
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