El G-7 acuerda distribuir 2.300 millones de vacunas a los países en desarrollo para finales de 2022
En el marco de la cumbre del G-7, el Fondo Monetario Internacional ha instado a los países ricos a "pagar" la vacunación de los más pobres
Biden asegura que el G-7 ha sido "extraordinariamente productivo y colaborativo"
Madrid
Los líderes de las principales potencias mundiales pertenecientes al grupo del G-7, se han comprometido a aportar 2.300 millones de vacunas contra el coronavirus a los países en vías de desarrollo para finales de 2022. Boris Johnson, primer ministro británico, lo ha confirmado este domingo en rueda de prensa, tras la reunión en Cornualles: "Hemos comprometido la entrega a los países pobres de alrededor de mil millones de vacunas, bien a través de Covax, o bien a través de la donación directa de los distintos países".
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"Hace una semana, pedí a mis colegas del G-7 ayuda para preparar y distribuir las dosis que se necesitan para vacunar a todo el mundo a finales de 2022", ha explicado. Se espera que los firmantes se comprometan a una remesa inicial de 840 millones de dosis a lo largo de los próximos 12 meses, como aventura un borrador recogido por 'Sky News', lejos de los 1.000 millones que se barajaban hace unas horas.
La cumbre se ha clausurado este domingo tras tres jornadas con el respaldo a la iniciativa del presidente estadounidense, Joe Biden, para hacer frente a la influencia cada vez mayor de China. Biden celebró al cierre de la cumbre de líderes del G7 que el encuentro, de carácter ha resultado "extraordinariamente colaborativo y productivo" para desarrollar medidas que combatan la pandemia e impulsen la economía global. "Estados Unidos vuelve a estar en la mesa", afirmó Biden en una rueda de prensa en la que lamentó que su antecesor en la Casa Blanca, Donald Trump, restara importancia a cuestiones como el cambio climático en anteriores reuniones internacionales, en las que tampoco se subrayó la amenaza que representa China.
Compromiso insuficiente
Este compromiso dista bastante de cifras como la propuesta por el director de la Organización Mundial de la Salud, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, que ha estimado en 11.000 millones la cantidad de dosis necesaria para dar por controlada la pandemia en términos de vacunación.
Responsables del Parlamento alemán como el presidente de Sudáfrica -uno de los países más afectados por el coronavirus-, Cyril Ramaphosa, han considerado que este compromiso no es suficiente. En este sentido, ha instado a los líderes del Grupo de los Siete a ayudar a "abordar la importante brecha financiera" para las pruebas, el tratamiento y la vacunación contra la COVID-19, estimada en 16.800 millones de dólares para el programa de aceleración de acceso a las herramientas en la lucha contra la enfermedad.
"La entrega inicial de 1.000 millones de vacunas es un paso importante, pero no es suficiente", ha explicado el responsable del Comité de Asuntos Exteriores del Bundestag, Juergen Trittin, a Deutsche Welle, antes de remarcar que cualquier incremento en la producción podría suponer un problema para los países más pobres.
El FMI pide que los países ricos y las farmacéuticas paguen las vacunas de los países en desarrollo
La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, ha afirmado este domingo en el marco de la cumbre del G-7 que los países ricos y las compañías farmacéuticas deben "pagar" los programas de vacunación contra el coronavirus en los países en desarrollo.
Georgieva se mostró durante un encuentro con periodistas "impresionada por la seriedad con la que (los líderes del G7) han abordado la cuestión de acabar con la pandemia en todo el mundo".
Los mandatarios de algunas de las democracias más desarrolladas del planeta han expresado "un claro reconocimiento" de que ayudar a los países en desarrollo a luchar contra el coronavirus "no es solo un imperativo moral, sino un paso necesario para que la recuperación económica sea duradera".
"Por ese motivo, debemos asegurarnos de que el mundo logra que los países ricos y las compañías paguen por ello", resaltó. La directora gerente del FMI subrayó que la medida más urgente que debe tomarse es organizar la donación de "excedentes de vacunas" a los países más pobres.
El debate original hablaba de 1.000 millones de dosis
Estados Unidos ya se ha comprometido a donar 500 millones y el Reino Unido otros 100 millones. Al mismo tiempo, recalcó Georgieva, es imprescindible comenzar a trabajar para "expandir la capacidad de producción" de vacunas en los países en desarrollo.
Si amplias zonas del planeta quedan sin inmunizar, pueden extenderse nuevas variantes del virus en diversos lugares del mundo que pondrían en peligro los programas de vacunación más avanzados y obligarán además a fabricar nuevos preparados adaptados a esas mutaciones, advirtió.
Coincidió con ella en ese terreno en el presidente del Banco Mundial, David Malpass, que ofreció una rueda de prensa previa a su participación en la sesión de hoy del G-7. "Los esfuerzos en la vacunación van a tener que mantenerse hasta bien entrado 2022, y posiblemente más allá, así que es necesario impulsar la capacidad de fabricación", afirmó Malpass.
"Es muy importante asimismo que continúe la investigación y el desarrollo, porque las variantes del virus van a ser un problema en 2022", advirtió al mismo tiempo. Malpass detalló que uno de los programas que en los que trabaja el Banco Mundial es la creación de una base de datos que facilite la donación de vacunas a países en vías de desarrollos.
"Debemos poder vincular los excedentes de producción con los países que pueden utilizar ese tipo particular de vacuna a tiempo, antes de su fecha de expiración. Ese es uno de los grandes retos", afirmó.