De problemas con las drogas y la ley a graduarse en la universidad: la motivadora historia de Ginny Burton

Madrid

Historias como las de Ginny Burton demuestran que nunca es tarde para volver a empezar ni para ser feliz. Esta mujer estadounidense de 48 años se acaba de graduar por Ciencias Políticas en la Universidad de Washington, pero no ha sido por esto por lo que ha conseguido una gran viralización, sino por la historia de superación que ha culminado con este título, y que ella misma ha compartido en sus redes sociales para inspirar a otras personas.

La historia de Ginny no ha sido nada fácil, su infancia ha estado marcada por una familia desestructurada y con graves problemas con las drogas, lo que la acabó llevando a ella a la misma situación, y como consecuencia tuvo serios problemas con la ley durante su juventud. Ahora, es una mujer nueva, empoderada y que quiere ayudar a personas en la misma situación.

Todo un ejemplo de superación

"Honestamente pensé que moriría en un banco de parque con una aguja en mi brazo o con un disparo en la cabeza. Nunca hubiera pensado, ni en un millón de años, que mi vida luciría como lo hace hoy" escribía esta mujer en su página de Facebook, en la que mostraba el drástico cambio que ha sufrido en estos últimos 10 años, con una fotografía de cuando entró en la cárcel, comparada con una del día de su graduación.

En la publicación, Ginny ha animado a todo a tener amplitud de miras, a luchar por su vida y sus deseos, porque "no sabes lo que el mañana podría traer". Y sino que le hubieran preguntado a su yo de hace una década, que nunca hubiera pensado verse así.

Problemas con las drogas desde los seis años

Ha compartido su dura historia con el canal NBC, donde ha hablado del entorno de drogas y desesperación que vivió y del que fue víctima. Su madre padecía fuertes conflictos de salud mental que derivaron en problemas con las drogas, y su padre siempre fue una figura ausente, ya que ingresó en prisión cuando ella era muy pequeña. Como ha explicado en el medio, a los 6 años su madre le dio a probar marihuana por primera vez, con 12 años empezó con la metanfetamina, y a los 14 fumaba crack.

Su condena no había hecho más que empezar, y como relata, con 17 años intentó suicidarse por primera vez, después de que un cliente de su madre la violara en su propia casa. Años más tarde quedó embarazada, y el que era entonces su pareja fue asesinado a tiros. Volvió a emparejarse con otro hombre con el que tuvo su segundo bebé, pero junto a él sufrió la violencia machista.

Todo este inestable clima al que se enfrentaba la llevó a convertirse con solo 21 años en una adicta a la heroína y en una delincuente que había tenido más de diez condenas por delitos graves. Como ha confesado, incluso atracaba a punta de pistola: “Todo el mundo era una víctima y todo el mundo era una presa”.

El problema de la desintoxicación venía cuando salía de la cárcel

Ingresó en tres ocasiones en prisión, lo que le ayudó a desintoxicarse de las drogas, pero cuando salía volvía nuevamente a encontrarse con el mismo círculo de perversión que le impedía cambiar de vida. Hasta que en el año 2012 tras una nueva detención de la policía, sintió que era mejor estar en prisión que en la calle.

Aquí cambio radicalmente su vida, cuando decidió luchar por el cambio y por su propia felicidad. Ingresó en un centro donde vivió durante siete años, ya que además de curarse, ayudó a que otros lo hicieran. Cuando el proceso parecía comenzar a llegar a buen puerto, decidió inscribirse en el instituto, y posteriormente solicitar su ingreso en la universidad de Washington, donde logró una beca honorífica en 2019 que le permitió estudiar Ciencias Políticas.

Ahora, esta valiente mujer quiere dedicarse a ayudar a las personas que se encuentran en el mismo punto en el que estaba ella hace unos años, y quiere reivindicar la necesidad de atacar al problema de las drogas no solo desde la cárcel, sino también fuera de ella, donde cree que falla el sistema.