Ocho de cada diez empleados del hogar del mundo se encuentra en la economía sumergida

Madrid

Diez años después de la entrada en vigor del Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo, que se orienta a aumentar la protección de los empleados de hogar, la organización hace balance y constata que el número trabajadores domésticos sin protección legal de ningún tipo ha retrocedido en 16,3 puntos porcentuales, pero todavía 8 de cada 10 se encuentran en la economía sumergida: esto es, 61,4 millones de los 75,6 millones de empleados de hogar que hay.

Dos de cada tres de los trabajadores que están en el empleo informal lo están porque la cobertura legal que les proporcionan sus países es insuficiente; el otro tercio tiene la cobertura legal pero ésta no se implementa correctamente. La OIT hace un llamamiento a los países de todo el mundo a mejorar las normas y su aplicación.

Los trabajadores domésticos, según las cifras de la OIT, suponen el 4,5% de la fuerza de trabajo global. Las mujeres son mayoría en el sector (76,2%), aunque los hombres las superan en los Estados Árabes (ellos son el 63,4% del empleo doméstico en esos países), y la proporción de hombres y mujeres es casi igual en Asia del Sur (donde los hombres suponen un 46,2% del empleo doméstico). La OIT pronostica un aumento en la ocupación en este sector, a la luz del envejecimiento de muchas poblaciones y la demanda de trabajo de cuidados, unidas a un aumento de la desigualdad entre países y dentro de cada país.

Menos derechos

La desprotección legal de los trabajadores domésticos se refleja en múltiples facetas: más de la mitad de ellos no se ven protegidos por las legislaciones de salario mínimo, sólo un 25% tiene derecho al desempleo y casi la mitad no tienen acceso a las bajas ni a las prestaciones por maternidad. Sus salarios son el equivalente al 56,4% de las retribuciones del resto de los asalariados, y para los empleados del hogar en la economía informal el porcentaje es todavía más bajo: el 37,6%. Además, el impacto del COVID ha sido muy fuerte en el sector: el empleo en el hogar cayó entre un 5% y un 20% durante la primera ola del COVID en Europa, y en otras partes del mundo el desplome ha sido mayor (hasta el 50% en América Latina).