Ocio y cultura
Artes escénicas

Gemma Cuervo, Premio Max de Honor 2021

El comité de los premios reconoce "su vasta trayectoria como intérprete, su labor como empresaria teatral y su compromiso con el repertorio"

Gemma Cuervo, Premio Max de Honor 2021 / Fundación SGAE

Gemma Cuervo, Premio Max de Honor 2021

Madrid

El comité organizador de los Premios Max de las Artes Escénicas, organizados por  la Fundación SGAE, ha concedido este viernes, por unanimidad, el Premio Max de Honor 2021 a la actriz Gemma Cuervo, como reconocimiento a sus más de seis décadas dedicadas a los escenarios. El comité ha destacado "su vasta trayectoria como intérprete", además de reconocer su labor "como empresaria teatral y su compromiso con el repertorio". 

"Estoy flotando, flotando en la ilusión y en el agradecimiento", ha confesado la actriz en declaraciones a la SER tras conocer la noticia. Cuervo recogerá el galardón el próximo 4 de octubre en el escenario del Teatro Arriaga de Bilbao, durante la gala de los XXIV Premios Max que este año dirigirá Calixto Bieito.

La actriz ha explicado que su oficio le ha permitido "vivir muchas vidas" y "olvidarme de mi dolor personal, es así de egoísta, mi trabajo me ha permitido ser muchas personalidades y olvidar mis defectos y mis penas" y considera que ha sido afortunada, "querida y bien tratada" por sus compañeros de profesión.

"Siempre he visto que me tenían consideración y respeto los directores y actores con los que he trabajado", añade Gemma Cuervo, que dice sentir por la interpretación "un amor inaudito porque esta profesión tiene tantas cosas bellas que no se pueden enumerar". 

Nacida en Barcelona, en 1934, Gemma Cuervo estudió peritaje mercantil en la Escuela de Comercio y se formó en el Teatro Español Universitario. Debutó en 1956 en la obra Harvey, a las órdenes de Adolfo Marsillach, para montar años después su propia compañía con su marido, Fernando Guillén, llevando a escena textos como El malentendido de Albert Camus, Todo en el jardín, de Edward Albee o Los secuestrados de Altona, de Jean-Paul Sartre. 

Cuervo, que durante años asumió a la vez las facetas de actriz y empresaria, explica: “He trabajado muchísimo durante toda mi vida, por suerte con papeles de gran calidad y si hacía falta trabajar noche y día, lo hacía, sin olvidarme jamás de mis tres hijos y mi marido, pero mi trabajo era muy importante para mí".  A lo largo de una larguísima trayectoria sobre los escenarios, Gemma Cuervo ha trabajado en montajes como Los siete infantes de Lara y El castigo sin venganza de Lope de Vega; Águila de blasón, de Valle-Inclán; Los hijos de Kennedy, de Robert Patrick;  Bodas de sangre, de Federico García Lorca o La Celestina de Fernando de Rojas. La actriz se declara "incapaz" de elegir un personaje entre todos ellos: “todos los trabajos que he hecho los he amado profundamente”.

Sobre el machismo en la sociedad española del franquismo y la Transición en la que desarrolló gran parte de su trabajo, Cuervo explica que nunca tuvo problemas sobre los escenarios: “Siempre hemos tenido un camino más difícil que recorrer”, sostiene, “pero creo que me veían tan fuerte que no se atrevieron nunca a decirme nada". 

Actriz habitual en los Estudio 1 de TVE y en la serie de Ibáñez Serrador Historias para no dormir, Cuervo ha trabajado también en varios títulos de radioteatro en Radio Madrid de la Cadena SER, que le concedió un Premio Ondas a la Mejor Actriz de Televisión en 1966. En cine, Cuervo ha trabajado con directores como Pedro Lazaga, Javier Elorrieta, Rafael Gil o Fernando Fernán Gómez, con quien rodó El mundo sigue. En los 90 participó en la serie Médico de familia y se convirtió en una actriz muy conocida por las generaciones más jóvenes gracias a su trabajo en La que se avecina y Aquí no hay quien viva.

 
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