Ocio y cultura

El teatro público aprende a ser flexible

Los directores de teatros públicos españoles hablan de lo aprendido durante la pandemia y de cómo lo aplicarán en las nuevas temporadas

Imagen de 'Arcas 2020', de VVAA Colectivo / Teatros del Canal

Imagen de 'Arcas 2020', de VVAA Colectivo

Madrid

Protocolos de seguridad, medidas de distancia social, reasignación de butacas, cancelación de estrenos, sustitución de montajes, compañías e intérpretes, reprogramación de obras, cambio de horarios de las funciones, digitalización de contenidos, obras en streaming, malabarismos con los presupuestos, agilización de la burocracia administrativa y toma de decisiones casi en tiempo real. La lista de novedades que ha vivido el teatro español en su día a día durante el último año y medio, provocadas por la pandemia, es interminable.

La SER ha pedido a algunos de los directores y directoras de los principales teatros públicos de España (o fundaciones con gran presencia de financiación pública en sus presupuestos) que analicen lo aprendido como gestores y programadores a lo largo de la pasada temporada 2020-21 y cómo y de qué manera lo aprendido se traducirá en la próxima temporada, cuyas programaciones han presentado o avanzado en las últimas semanas. Si hay algo común a todos ellos es haber hecho un máster en flexibilidad, la importancia de una mayor cercanía con las compañías y una renovada conciencia de la cultura como derecho. 

Alfredo Sanzol, director del Centro Dramático Nacional

"Lo más importante que he aprendido es la relación de confianza que el público tiene con las instituciones culturales. Me ha sorprendido muy gratamente cómo el público ha aceptado todas las medidas de seguridad que hemos tomado y eso nos ha permitido mantener la actividad dentro de una normalidad, entre comillas. También he aprendido la capacidad de flexibilidad que tiene la administración pública porque tenemos siempre el prejuicio de verla con todas su cargas, rigideces y normas y, en este en este caso, creo que la capacidad de reacción -al menos en lo que se refiere al INAEM- ha sido muy grande y muy de valorar, además de la entrega y el sacrificio de muchos funcionarios que han estado al pie del cañón para que los teatros siguieran con su actividad. ¿De qué manera aplicamos lo aprendido a esta temporada? Lo que pretendemos es continuar con los objetivos artísticos y, como la temporada anterior, la pandemia sigue siendo un obstáculo para la actividad teatral normal, así que lo que haremos es continuar superando el obstáculo que representa. Lo más importante para mí es que no perdamos de vista los objetivos, que tengamos en cuenta que la pandemia es un obstáculo que tenemos ahí pero que eso no nos puede frenar la actividad".

Temporada 2021-22: Sobre la idea de reconstrucción y cuidados gira la nueva temporada del CDN, cuyo director sostiene que "los desastres han dejado en la memoria colectiva una marca que señala un antes y un después y que, tarde o temprano, requiere ser atendida”. Sanzol ha diseñado una programación con 27 montajes, 15 de ellos estrenos absolutos, entre los que figuran: El Golem, de Juan Mayorga, dirigido por el propio Sanzol, que repone también El bar que se tragó a todos los españoles; Borja Ortiz de Gondra, que estrenará el final de su trilogía vasca; Los farsantes, de Pablo Remón, en torno al mundo del espectáculo; Comedia sin título, de Federico García Lorca, con dirección de Marta Pazos; Blast, de Teatro en Vilo; Inloca, de Ana Vallés y su compañía, Matarile; N.E.V.E.R.M.O.R.E., de los gallegos Chévere, en torno al desastre del Prestige y Rif (de piojos y gas mostaza), de Mariano Llorente y Laila Ripoll, sobre el desastre de Annual de 1921. Además, nombres de la escena como Guillermo Calderón, Jordi Casanovas, Dan Jemmett, Denise Despeyroux o Lola Arias.

Carme Portaceli, directora del Teatre Nacional de Catalunya

"Como directora artística de un teatro público he aprendido que la cultura ha sido y es más necesaria que nunca, que la cultura acompaña y que, a pesar de todas las restricciones, del temor y de toda esa situación de vulnerabilidad tan espantosa hemos tenido el teatro lleno y el público ha acudido, siguiendo los protocolos con un civismo absolutamente brutal. Esa necesidad de estar juntos en el teatro nos ha alejado un poco de la dureza diaria y creo que eso es la clave en la oferta de un teatro público y para la comprensión de que la cultura es un derecho.

Este aprendizaje nos lleva estar más por el público aun, a programar pensando en ellos y en ellas, a soñar, a contar historias y a hablar de temas que nos lleguen al corazón y que nos llevemos la mochila llena de emoción y de reflexión, historias que nos hagan sentir que pertenecemos a la humanidad y que es una comunidad de la que no podemos prescindir porque nos necesitamos los unos a los otros, a compartir momentos que nos ayuden a poner el acento en lo que realmente vale la pena, respirar juntos y convertir el teatro en un lugar de encuentro".

Temporada 21/ 22: Portaceli, que sustituye a Xavier Albertí como directora artística, presentará la nueva temporada del TNC el próximo 7 de septiembre. Le pedimos que nos avanzara algunas ideas que presidirán la programación: "Es una temporada que habla de un tema amplísimo pero muy concreto, que es diversa porque diversa es la sociedad, que es acogedora porque la hospitalidad es nuestra línea de conducta, que es igualitaria porque en el mundo hay hombres y mujeres y porque sin igualdad no hay democracia. Es una temporada en la que abriremos las puertas a artistas que trabajan e investigan otros lenguajes y que seguramente no han soñado nunca estar en un teatro como este, una temporada en la que abriremos proyectos europeos que nos conectan con teatros cómplices, y en la que no queremos perder ni un solo el espectador ni espectadora de todos los que ya tenemos y, además, queremos también que vengan muchos otros y otras que seguramente han pensado que a lo mejor allí, en el TNC, no se hablaba para ellos. También se va a hablar para ellos y me gustaría que el Teatre Nacional de Catalunya fuera una puerta abierta al mundo". 

Blanca Li, directora de los Teatros del Canal 

"Este año he aprendido muchas cosas, pero como gestora y directora de los Teatros del Canal lo más importante ha sido aprender a trabajar con los equipos desde el primer día para poder ser flexibles y tener una capacidad de adaptación rápida en situaciones de último minuto. Eso ha sido muy importante para que el teatro pudiera estar funcionando normalmente. También tuvimos que elaborar e incorporar protocolos que, de alguna manera, tuvimos que inventar en el primer momento para poder tener el teatro funcionando y nos ayudó mucho que el público fuera tan responsable. Ha sido un año en el que he tenido que estar muy cerca de los artistas porque ha habido momentos muy difíciles, especialmente cuando no se sabía antes de un estreno si el teatro iba a abrir o no, si se iban a cambiar los horarios o si el estreno se iba a tener que cancelar porque podía ser que alguna persona dentro de la compañía tuviese covid. Entre todos hemos aprendido a mantener el teatro a pleno rendimiento, con seguridad total, en un contexto muy difícil y esto ha sido, sobre todo, lo que hemos sentido y vivido este año. Y creo que todo este aprendizaje ha cambiado nuestra manera de funcionar en el teatro, el equipo es mucho menos rígido y creo que eso es algo que se va a quedar y que va a ayudarnos mucho en el futuro. Además, somos más eficaces, más rápidos y esto nos ha unido también y es importante porque, a veces, hemos tenido que tomar decisiones muy rápidas juntos".

Temporada 2021-22: Los Teatros del Canal de la Comunidad de Madrid disponen esta temporada del mismo presupuesto de 3,8 millones de euros del pasado año, pero durante la próxima temporada esa cifra tendrá que cubrir también la parte de la programación (6 meses) que gestionaba Clece. Blanca Li afronta su segunda temporada como directora de los teatros con una apuesta muy fuerte por la música y la danza, con nombres como Pina Bausch Foundation, Cesc Gelabert, Akram Khan, Daniel Doña o Carmen Werner. Li recuperará los espectáculos de Angélica Liddell, Pippo Delbono y Peeping Tom, cancelados el año pasado, en una programación en la que conviven Pedro Mari Sánchez, Juan Carlos Pérez de la Fuente, Sergio Peris Mencheta, Andrés Lima, Joglars y Ron Lalá, con una zarzuela, una ópera y un montaje que firma John Malkovich, dejando en testimonial la presencia de compañías españolas experimentales y de vanguardia, como los catalanes VVAA Colectivo, que llegarán a Canal con su pieza Arca 2020. La consejera de Cultura, Marta Rivera de la Cruz, definió esta temporada de los teatros como "ecléctica” y “para todos los públicos”.

Juan Carlos Martel Bayod, director del Teatre Lliure

"La pandemia nos ha permitido evidenciar que las instituciones públicas culturales somos generadoras de un bien esencial que es la cultura y, en mi caso, las artes escénicas. Pero también nos ha hecho elevar el listón porque no sólo somos actividad cultural, sino también socioeducativa. Más que aprender, la pandemia ha supuesto la reafirmación de que nuestro trabajo está al servicio de una sociedad y que somos un servicio público necesario. Eso da sentido al soporte económico por parte de las administraciones, que deciden distribuir los impuestos de una u otra manera y nosotros retornamos esos impuestos en forma de unos impactos, generando o intentando generar valor público. Y descubrimos que ese valor público es un derecho y nadie puede negar el derecho a la cultura, ni una pandemia ni su gestión política pueden negar el derecho a la cultura. Mi deber durante ese periodo ha sido gestionar de manera óptima esos recursos y presupuestos sin generar un déficit y, a la vez, haber mantenido la actividad cultural, ayudando al tejido cultural y a la profesión, reprogramando en tiempo récord. Hemos aprendido la perseverancia de la gestión como un logro que se consigue haciendo partícipes a todas las partes del teatro para una gobernanza equilibrada del mismo, desde los trabajadores hasta todo el patronato de la fundación del Teatre Lliure.

En el caso de las instituciones permeables, los agentes externos siempre han movilizado los internos y la pandemia ha agilizado los cambios de manera exponencial. Curiosamente, la necesidad cultural ha sido inversamente proporcional a las dificultades que se iban generando y el saberse bien necesario provoca la necesidad de cambio, que finalmente se traduce en un presupuesto. Cualquier voluntad política, incluso la cultural, acaba siendo traducida presupuestariamente. Si estamos cerrados, derivamos recursos económicos para ayudas a la creación y creamos una plataforma con contenido digital; si estamos abiertos, generamos protocolos ejemplares donde el público y los artistas se sientan seguros; si nos están mirando fuera de España, creamos diálogo internacional y nos explicamos cómo lo hacemos. A nivel estructural, por ejemplo, ha habido dos cambios que se han producido de manera firme y que durarán en el tiempo: hemos aprobado y ya estamos implementando un Plan de Sostenibilidad con unas acciones proyectadas para los próximos años que acaban en 2022 o un primer plan de acciones con la implantación de las placas fotovoltaicas. Y hemos emprendido también la digitalización de toda la institución, generando una intranet donde todos los trabajadores pueden acceder desde la nube, a distancia, con dispositivos tecnológicos generando nuevas plataformas digitales, incluso de contenido artístico. La pandemia ha revolucionado y agilizado todo el cambio que ya estaba previsto y que teníamos que hacer".

Temporada 2021-22: A partir del lema El teatro que nos construye, el Teatre Lliure, que cumple 45 años en diciembre, mirará a Europa del Este en su nueva temporada, a partir de cuatro ejes temáticos: tradición, violencia, paradoja y familia. Además de la reposición de Les tres germanesde Julio Manrique y Bonus Track, de Carol López, que cancelaron funciones a causa de la pandemia, el Lliure programará Crim i càstig, de Fiódor Dostoievski, adaptada y dirigida por Pau Carrió; Síndrome de gel, de Clàudia Cedó, dirigida por Xicu Masó y Aquell dia tèrbol que vaig sortir d'un cinema... Les verges suicides, 20 anys després, con dramaturgia de Eleonora Herder y dirección de Alícia Gorina. Entre las producciones invitadas, Tío Vania de Chèjov, a cargo del director lituano Oskaras Koršunovas, en coproducción con Temporada Alta; un nuevo montaje de la creadora polaca Anna Karasińska y el espectáculo Imitation of life, de la compañía búlgara Proton Theatre. La mirada a la Europa del Este coincide también con el 30 aniversario de la muerte de Fabià Puigserver, fundador del Lliure, cuya carrera como escenógrafo se formó y desarrolló en gran parte en Polonia. “Queremos volver a creer en la utopía”, dijo el director del teatro en la presentación de este avance de programación, que se presentará completa a mediados de septiembre.

Carlos Aladro, director del Teatro de La Abadía

"Hemos aprendido bastantes cosas pero, principalmente, creo que la pandemia y esta crisis que va asociada han supuesto una renovada toma de conciencia sobre la fragilidad de todo lo que hacemos, sobre todo para los que nos dedicamos a las artes escénicas. Esa conciencia renovada ha traído un aprendizaje sobre las posibilidades de operar con más flexibilidad, con menos horizontes prefijados, tanto desde el punto de vista del público, que ha reaccionado en tiempos mucho más cortos, comprando entradas mucho más tarde, como a la hora de programar y relacionarnos con los artistas, con más flexibilidad. Algo de eso es lo que ha ocurrido, algo de eso es lo que estamos reaprendiendo: a que hay que dejar huecos a lo inesperado, algo que tiene que ver con la incertidumbre en positivo. Y algo de eso vamos a aplicar en la programación del año que viene en la manera con que abordamos los compromisos con los artistas y también con el público, porque ahora lo más importante es reaprender cómo nos relacionamos con el público para que vuelva al teatro".

Temporada 2021-22: La Abadía presentará su nueva programación a mediados del mes de julio, pero el teatro avanza a la SER que su propósito será el de "seguir ampliando miradas y formas de hacer en la escena, desde el repertorio hasta la vanguardia". Entre las primeras propuestas, Cada átomo de mi cuerpo es un vibroscopio, un proyecto liderado por la actriz Eva Rufo, a partir de la vida y obra de la escritora sordociega Helen Keller, con dirección de Rakel Camacho, que también firma el texto junto con David Testal. La Abadía acogerá de nuevo a la compañía hispano-suiza L’Alakran, que dirige Óscar Gómez Mata, con su nuevo trabajo, Makers, "una especie de diálogo cómico-poético-filosófico" que toma como punto de partida El hacedor de Agustín Fernández Mallo, que a su vez parte del relato homónimo de Borges. Además, La Abadía estrenará una reescritura de Fuenteovejuna, de Lope de Vega, a cargo de la dramaturga y directora uruguaya Marianella Morena, que resitúa la acción en un supermercado actual.

Natalia Menéndez, directora del Teatro Español-Naves de Matadero

"He aprendido que todo se modifica, a colaborar con los políticos, a hablar con las compañías, las instituciones y los creadores, he aprendido que todo es muy frágil y que el sector está aún más frágil de lo que pensábamos. He aprendido a mantener una actitud positiva con el equipo, a hablar de lo que sucedía buscando otras vías posibles como fue la bolsa de actores, la digitalización (o un híbrido) de ciertos espectáculos o de lecturas y a no dejar en la estacada a los creadores con la reprogramación. Y nos dimos cuenta de que había que hacer una apuesta nacional ante todo esto y a tomar decisiones casi cada hora con respecto al equipo o la seguridad. He aprendido que hay que apostar y hay que seguir en la brecha porque hemos sido un faro, hemos visto que Europa, América y una parte de Asia nos miraban. Tenemos que vivir con las cancelaciones y estar entrenados en el continuo cambio, ser muy flexibles, cuidar a las instituciones, los productores, las compañías, los creadores y tener una fe total ante el hecho teatral y los espectadores, que han hecho que todo esto tuviera sentido".

Temporada 2021-22: En torno al lema Respira Teatro, que concibe la cultura como "un balón de oxígeno en estos tiempos", el Español llevará a escena 80 proyectos: 23 estrenos absolutos, 12 producciones propias y 21 coproducciones, además de exposiciones, instalaciones, artes vivas y performances. Entre las propuestas: Juan Mayorga dirigirá a Blanca Portillo, que interpretará el discurso de ingreso del dramaturgo en la Real Academia de la Lengua; La Zaranda llegará con su último montaje, La batalla de los ausentes; veremos la adaptación escénica de la novela La lluvia amarilla, de Julio Llamazares; un Edipo dirigido por Luis Luque y versión de Paco Bezerra; La casa de Bernarda Alba, con dirección de José Carlos Plaza y la obra El mal de la montaña, de Santiago Loza, con dirección de Fernando Delgado-Hierro y Francesco Carril. Además, Billy's Violence, de los holandeses Needcompany, dirigida por Jan Lauwers, con Nao Albet y Gonzalo Cunill en el reparto; Conferencia de los ausentes, una performance en torno a la globalización de Rimini Protokoll; Calixto Bieito al frente de Erresuma, Kingdom, Reino, las tragedias históricas de Shakespeare o Silvia Pérez Cruz y Pablo Messiez en la puesta en escena del ultimo disco de la cantante.

Natalia Menéndez, directora del Español, dirigirá tres montajes: La vida es sueño, una coproducción con el Electro Theatre Stanislavski que se estrena en octubre en Moscú y llegará después al Español; Alegría Station, "un obra estrenada en 2020 que se reprogramó, es un montaje que dirigí en el 20 y que no se llegó a ver porque Colombia cerró las fronteras" y Despierta, un texto escrito e interpretada por Ana Rayo. 

Laila Ripoll, directora del Teatro Fernán Gómez

"Durante esta pandemia he aprendido, fundamentalmente, que hay que ser flexible y tener muy abierta la puerta de la improvisación porque todo puede cambiar de la noche a la mañana y todo puede dar la vuelta en cualquier momento. Por otro lado, también hay que ser muy previsor y tener siempre pensadas alternativas porque se puede improvisar, pero dentro de un marco, y he aprendido además que no puede uno encastillarse ni empeñarse en las cosas porque los acontecimientos llegan y te lo desbaratan. Sin embargo, creo que todavía no le he sacado el jugo suficiente a lo que ha sucedido, todavía no me ha dado tiempo a hacer un análisis mucho más serio de la situación porque todavía no hemos terminado, seguimos con aforos reducidos y todavía se puede suspender una función porque ha dado positivo uno de los intérpretes. Todavía estamos ahí, en mitad de la pandemia y no ha pasado el tiempo suficiente como para poder extraer todas las enseñanzas que nos ha dejado.

En cuanto a esta temporada, creo que es importante cuidar y vigilar el tema del streaming para que nunca se convierta en un sustituto de lo que es la escena pero, por otro lado, hay que darle la importancia que ha adquirido durante estos días porque hemos descubierto que si grabamos algo, lo que emitimos se puede ver en todo el mundo, y de pronto recibes visitas de Panamá o de Argentina, por ejemplo. Tenemos una gran cantidad de personas con la misma cultura y eso es algo que queremos seguir cuidando. En esta nueva temporada nos gustaría poder hacer grabaciones de las funciones con una calidad especial y de una manera muy específica, pero eso requiere tiempo y dinero, lo estamos pensando. Y creo, sobre todo, que desde los teatros públicos tenemos que pensar en crear un sistema de protección de las compañías porque si alguien del equipo enferma y se dejan de hacer funciones, esas funciones se pierden y económicamente es un desastre para ellas. Tenemos que darle vueltas a eso y ver cómo se puede prever desde el punto de vista administrativo y cómo se puede solucionar porque la indefensión de las compañías es un problema grave".

Temporada 2021-22: Ripoll ha diseñado una temporada que quiere ser un "reconocimiento" a la literatura, a los libros y a las compañías teatrales, además de a todos aquellos que hacen "posible que una función salga adelante". De ahí que comience con el estreno de Viaje a ninguna parte, de Fernando Fernán Gómez, para conmemorar el centenario del nacimiento del actor y dramaturgo. A este se sumará otro centenario, el de Emilia Pardo Bazán, con el estreno de Los pazos de Ulloa, dirigida por Helena Pimenta. En la programación, clásicos como El enfermo imaginario, de Molière y Peribáñez y el comendador de Ocaña, de Lope de Vega, que se alternarán con textos contemporáneos: Convertiste mi luto en danza, texto de Eusebio Calonge dirigido por Paco de la Zaranda para La Extinta Poética; Turistas, de Marina Seresesky dirigido por Álvaro Lavín; 'Crónico', escrita por Mariano Rochman y dirección de José Maya o Tu mano en la mía, una obra de Carol Rocamora sobre las cartas de amor de Chéjov y Olga Knipper, que dirige Santiago Sánchez para L'OM-Imprebís. Laila Ripoll firmará esta temporada la versión y dirección de Tea Rooms, de Luisa Carnés. 

 
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