El nuevo siglo XIX del Prado: más femenino, internacional y social
El Museo del Prado reordena su colección del siglo XIX, doce años después de su última propuesta
Madrid
"Lo único positivo que ha tenido la pandemia es que ha permitido acelerar algunos proyectos que estaban previstos para más adelante y uno de ellos era remodelar la colección permanente", ha explicado este martes el director del Museo del Prado, Miguel Falomir, a propósito de la transformación, desde un punto de vista estético y conceptual, de la colección del siglo XIX. "Pensábamos que, aun siendo muy conscientes la naturaleza española de la colección", ha señalado el director, "el museo se hace más internacional y el número de artistas extranjeros crece de forma muy sustancial porque nos parecía que era posible contextualizar esa pintura del XIX de una forma mayor a como se venía haciendo; de hecho, la sala de Neoclasicismo español está precedida por una sala del Neoclasicismo europeo que antes no existía".
El Prado propone una nueva museografía de sus salas del siglo XIX, con 275 obras frente a las 170 que exponía desde hace 12 años, fecha de la última revisión de la colección. La nueva propuesta pretende contextualizar más el arte español dentro del arte europeo y, entre los más de 130 autores diferentes que firman las obras, 13 son mujeres y 37 extranjeros, frente a los 10 de la anterior instalación. Además, en esta reordenación se incluyen por primera vez nuevas disciplinas artísticas como la miniatura (con 40 obras), el grabado y la medallística. Aumenta de forma considerable la presencia de la pintura social, antes casi inexistente y se configura una sala dedicada a retratos y autorretratos de artistas, "a modo de parnaso pictórico y escultórico español". Otra de las novedades de esta propuesta es que la galería abovedada (la sala 75) alberga a partir de ahora la pintura de historia, con obras de gran formato y esculturas, además de bocetos que registran el proceso creativo de los artistas.
Desde Las pinturas negras de Goya al Neoclasicismo, el Romanticismo o la pintura de Historia, esta reordenación busca, ha explicado Falomir, que el relato museográfico sea "más complejo y más ajustado a la realidad: es decir, la historia del arte no es un fenómeno lineal donde un estilo sucede a otro, sino que hay momentos en que conviven estilos completamente casi antagónicos y eso se aprecia, por ejemplo, en la sala en la que se encuentran Los fusilamientos del 2 y 3 de mayo enfrentados a La muerte de Viriato de Madrazo".
Otra de las ideas fundamentales que ha guiado esta reordenación, ha señalado el director de la pinacoteca, era la de "recuperar periodos o fenómenos artísticos que hasta ahora estaban fuera de las salas como la pintura social, que antes brillaba por su ausencia en el museo y ahora se ha incluido una serie de obras importantes". En la incorporación de obras y artistas que antes no estaban presentes en las salas del museo destaca también la pintura filipina, "una manifestación artística única en el mundo y muy singular, es el único país asiático que tiene una tradición pictórica occidental y el Prado tiene una excelente colección de pintura filipina única que ahora es cotizadísima el mundo de las subastas"
A la presencia de artistas filipinos se suma el incremento de artistas mujeres: "Lo que no hemos hecho ha sido una sala gueto, sino que se han ido integrando cada una, de forma natural, en aquellos espacios donde les corresponden y algunas obras incluso se han comprado expresamente para la ocasión, como por ejemplo el retrato que hizo Carlota Rosales de su madre". Además, ha añadido Falomir que esta reordenación mantiene "algunos de los elementos que son absolutamente irrenunciables, aquellos pintores de identidad propia importante" como Fortuny o Rosales, que siguen manteniendo sus sus salas, además de la pintura de historia, que "sigue teniendo importancia y creo que visualmente la tiene mucho más que antes".