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Por qué no debes apilar piedras en la playa o la naturaleza: los efectos que tiene sobre el medioambiente

Apilar piedras en una cala, playa o montaña se ha convertido en toda una tendencia entre las fotos de las redes sociales y en uno de los pasatiempos favoritos de muchas personas en época de vacaciones, pero tal vez nunca te habías planteado los efectos negativos que, esta aparentemente inofensiva práctica, tiene sobre el medioambiente

Por qué no debes apliar piedras en la playa o la naturaleza. / Gettyimages

Seguramente te hayas topado alguna vez al visitar alguna cala, playa o cualquier paraje natural con este tipo de pilas de piedras, incluso puede que hayas hecho una tú mismo. Esta practica que aparentemente parece no generar ningún daño ni destrozo, y que hasta puede hacerte pensar que mejora el paisaje, es en realidad mucho más nocivo para el medioambiente de lo que tú crees, y hoy vas a descubrir por qué.

Y es que apilar piedras en playas y bosques se ha convertido en los últimos años en una práctica cada vez más extendida en todo el mundo, y en toda una tendencia en las redes sociales, sobre todo cuando se acerca la época de las vacaciones de verano. Pero la comunidad científica ha denunciado en varias ocasiones lo dañino que es para el ecosistema, sobre todo debido a su incipiente masificación en los entornos naturales.

Apilar piedras tiene efectos sobre el medioambiente

De hecho, no solo los científicos advierten del riesgo que supone para la biodiversidad, sino que también ayuntamientos de varias localidades de las islas Canarias y Baleares, entre otras, han tenido que tomar cartas en el asunto en determinadas ocasiones. Y este pasado fin de semana, un hilo en Twitter se viralizaba, también para concienciar y visibilizar sobre esta problemática.

Un usuario subía una fotografía de varias pilas de piedras en la playa de Ribadeo, en la provincia de Lugo y se preguntaba por qué la gente hacía eso. Su tuit alcanzaba la viralización en Twitter, y en vista de la repercusión aprovechaba para pedir que "no muevas piedras, ni plantas, ni nada en la naturaleza".

Además, acompañaba el hilo con una nota informativa del ayuntamiento en la que hablan de una problemática que "creían desaparecida" pero que se ha vuelto a detectar y hacían sonar las alarmas, asegurando que tomarían medidas. "Y, si quieres hacer construcciones, cómprate un Lego, que ahora los están haciendo con materiales reciclados", concluía el usuario.

De dónde viene la moda de apilar piedras

El auge de la cultura Zen y la moda incipiente de la meditación han provocado, en gran medida, que muchas personas intenten replicar algunas de sus prácticas más usuales, como es el apilar piedras. Lo intentan acoger como un símbolo de las culturas budistas, que realizan estos montículos para representar el equilibro interno. Y no son los únicos, ya que la cultura americana también es conocida por realizar estos apilamientos en sitios sagrados. O incluso la cultura celta y escocesa guardan rituales similares.

Sin embargo, en la actualidad estos montículos se realizan de forma masiva en los lugares con gran presencia de piedras y rocas, y no como algo excepcional, y esto se debe, como apuntan los científicos, a las redes sociales y a los efectos del turismo. Pero, ¿sabes por qué tiene un efecto negativo sobre el medioambiente?

Así perjudica apilar piedras al ecosistema

En una carta de varios científicos a la revista científica Human-Wildlife Interactions en 2020 apuntan que en muchas ocasiones las personas olvidan que ahí pueden vivir muchas especies autóctonas, insectos diminutos o de invertebrados endémicos, algunos no se pueden ni ver a simple vista, y solo pueden vivir en el ecosistema de esas piedras. Por lo tanto, si el ser humano manipula esas rocas y hasta las mueve de posición puede ponerlos en peligro y exponerlos a agentes externos e incluso depredadores.

Además, también hay muchas plantas que pueden verse afectadas, algunas por nacer y desarrollarse entre las piedras y rocas que se manipulan y otras porque puedan ser tapadas por las mismas, impidiendo su crecimiento. Y por otro lado, en las peores situaciones, se han detectado a personas que no contentas con no encontrar suficientes piedras para su apilamiento han destrozado algún monumento o incluso las han movido desde otros lugares, alterando el hábitat.

Por ello son cada vez más los científicos y las administraciones públicas que solicitan medidas a las autoridades para poder acabar con esta práctica que cada vez crece más en la población por su propio desconocimiento. "De hecho, esta moda banal e importada de otras culturas constituye un grave atentado al medioambiente y al paisaje de las áreas naturales", afirmaba para los medios el año pasado la investigadora del CSIC Anna Traveset, del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados del CSIC y la Universitat de les Illes Balears a la agencia SINC, que alertaban del crecimiento de estos montículos en playas y calas.

 
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