Así dejan algunos clientes su habitación de hotel: 'las kelly', desamparadas ante estas condiciones de trabajo
Una asociación de limpiadoras de Benidorm ha denunciado no solo la situación deplorable en la que se encuentran algunas habitaciones, sino el abandono que sufren ante estas situaciones por parte de la dirección de los hoteles
"¿Dónde se quedan los sellos de calidad y la prevención del COVID-19 para las camareras de piso en estas habitaciones?", denuncian
Las camareras de hotel, desamparadas ante cómo dejan las habitaciones algunos clientes
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Madrid
"Cuando me encuentro estas habitaciones de lo que me dan ganas es de cerrar la puerta, porque hasta la ropa interior o los pañales sucios de bebés tengo que recoger. Y me niego. Yo soy camarera de piso", reivindica Yolanda García, una de las limpiadoras de hotel que forma parte de la Asociación 'Las kellys de Benidorm', que han denunciado a través de sus redes sociales las condiciones en las que se encuentran las habitaciones de algunos clientes. Incluso en hoteles de varias estrellas.
Desde el perfil de Twitter de la asociación han subido unas fotografías de una habitación en las que se pueden ver estas lamentables condiciones y que, como aseguran, no se trata de un caso aislado, sino que suele ser bastante usual. Y no solo eso, García revela que el problema ya no es solo la desconsideración o falta de empatía de los clientes, sino también el desamparo que sufren por parte de la dirección de los hoteles. "La sobrecarga de trabajo que tenemos no nos deja limpiar como queremos", denuncia.
Las lamentables condiciones de trabajo que sufren las kellys
Platos sucios, etiquetas, y hasta preservativos usados encima de las camas o ropa interior o comida tiradas por el suelo son algunas de las situaciones con las que se encuentran las camareras de hotel en algunas habitaciones. "Si quieren que le dediquemos 5 o 10 minutos para poder hacer la ratio que ellos quieren o salir a tu hora, es imposible. Ni podemos desinfectar ni nada", confiesa esta limpiadora, que asegura que aunque la dirección del hotel llame la atención a los clientes que dejan así las habitaciones, "la que se carga el trabajo es la compañera de piso".
Normalmente, son entre 20 y 25 habitaciones las que tienen que limpiar en 6 horas de trabajo, por lo que al encontrarse con este tipo de condiciones les es imposible poder cumplir con los tiempos que les marcan o con las medidas de desinfección frente a la COVID-19. De hecho, García pone el acento sobre esta cuestión, ya que muchos clientes dejan hasta mascarillas usadas tiradas por el suelo de la habitación, poniendo en riesgo su salud.
Todo ello, sumado al estrés por acabar rápido, las horas extra no pagadas y las enfermedades derivadas del trabajo repetitivo que sufren desde la profesión, han llevado a las kellys a denunciar su situación, que tiene más que ver con la salud que con el dinero, y que reivindican "hay que regular". El problema, apuntan, viene de trasfondo desde hace tiempo. Según el INVASSAT (Instituto Valenciano de Salud Laboral) el 77% de las camareras de piso terminan con dolencias crónicas derivadas de la carga de trabajo y más del 50% de los hoteles no cuenta con un plan preventivo ni un estudio ergonómico, como marca la ley de prevención del colectivo.
Una solución simple: que se cumpla la ley
Por ello, la solución que plantean es que se cumplan con esos planes preventivos y estudios ergonómicos psicosociales que ya marca la ley a los propios hoteles. Una medición del tiempo que se precisa para limpiar estas habitaciones según estén ubicadas en playa o ciudad o según sus estrellas. Sin embargo, no se hacen, y es por eso por lo que cuentan con un tiempo tan reducido para hacer su trabajo. "Además, en verano que hay arenas y restos de cremas, hay que frotar mucho más las duchas. La solución sería, como mínimo, media hora o veinte minutos por cada habitación", destaca, y asegura que con habitaciones como las de las fotografías que han publicado ha necesitado hasta más de una hora para dejarla en condiciones.
"Esta carga de trabajo la pagamos con nuestra salud", lamenta. Esta camarera de hotel de mediana edad sufre ya problemas como cervicalgia crónica y una mano con el síndrome del túnel carpiano, y espera que a través de las denuncias de la asociación se pueda conseguir que se regulen sus situaciones laborales y se aplique la ley como merecen, para poder llegar así a una jubilación en condiciones.