¿Cómo afrontar el duelo en el trabajo?
Tras la pérdida de un ser querido, volver al puesto de trabajo puede llegar a ser realmente difícil, aunque hay quienes se lo toman como una "distracción emocional"
Cómo afrontar el duelo en el trabajo?
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Madrid
Uno de cada cuatro españoles afronta el duelo sin descanso en su ritmo laboral. A veces el empleado no quiere mostrar debilidad en un entorno competitivo y en ocasiones precario, y la empresa no asume que se necesita más tiempo para volver a trabajar a pleno rendimiento. El estrés y la falta de concentración son habituales tras la pérdida de alguien querido.
En mitad de la vorágine laboral, a miles de personas se les suma el peso de tener que lidiar con la pérdida de un ser querido. Atravesar estas situaciones es muy humano y pasa en todos los lugares de trabajo, por eso es importante que las empresas estén preparadas para ello y, a través del asesoramiento por parte de psicólogos profesionales, sepan afrontar este y otros factores que influyen en el bienestar emocional de los trabajadores y, por tanto, en la productividad de la compañía.
No hay recetas mágicas, tampoco consejos que sean válidos para todas las personas sobre qué conviene hacer -y qué no- cuando atravesamos un proceso de duelo. Esto también es aplicable cuando tratamos de adaptar las exigencias de este proceso psicológico complejo, que sigue a la pérdida de algo o alguien significativo, a las exigencias del actual mundo laboral.
¿Alivio o pesadilla?
Reincorporarse al trabajo puede ser un problema, pero a veces también puede ser una oportunidad, ya que algunas personas lo viven como un alivio momentáneo que les distrae al conectarles con otras facetas de su vida -que nada tienen que ver con esa pérdida dolorosa- y por ello tienen energía o están psicológicamente disponibles para entregarse a esa parte de su vida.
Así, uno de cada cuatro españoles afronta el duelo por esta pérdida mientras mantiene su agenda de reuniones y jornadas laborales. Quizá porque estamos más "educados" en no mostrar debilidad, queremos evitar que se nos señale como "frágiles" en un entorno laboral y social en el que "estamos en constante competición", según explica Rafael San Román, psicólogo en ifeel, plataforma de apoyo emocional y psicológico para individuos y empresas.
Por el contrario, otras personas experimentan como una auténtica losa el tener que volver al trabajo ya que se sienten más conectadas con ese duelo y les impide estar disponibles a nivel psicológico para entender, recordar, asociar, decidir o simplemente relacionarse con el entorno humano de su oficina.
Claves para afrontar el duelo
El duelo no entiende de prisas. El proceso va a ser largo, y en ese tiempo nuestras necesidades irán variando. Lo que al principio quizá nos venía bien, luego puede transformarse en una carga. Es importante recordar esto a la hora de tomar decisiones para ser nosotros los primeros en comprendernos.
En modo "ahorro de energía". Si no es posible tomarnos un tiempo o no sentimos que eso nos viene bien y preferimos volver al trabajo, debemos chequear nuestro nivel de energía y, si está bajo mínimos, conviene emplear la asertividad y solicitar las adaptaciones y colaboraciones necesarias del equipo y de los cargos superiores. Podemos ocuparnos de tareas mecánicas o sencillas que no exijan tomar muchas decisiones o dar respuestas rápidas. Labores que nos requieran menos para poder centrarnos en ellas.
Hay que verbalizar el duelo. Aunque estemos muy centrados en lo que nos ocurre por dentro (emociones, pensamientos, sensaciones físicas), debemos recordar que los demás no pueden saberlo, por tanto, debemos expresar cómo nos sentimos, qué pensamos, qué necesitamos. Dado que no nos pueden adivinar ni el pensamiento ni la emoción, a veces las personas de nuestro entorno van a preferir ser prudentes y darnos un espacio antes de resultar invasivas.
¿Cómo se puede ayudar?
Para los compañeros del trabajo a veces no es fácil saber lo que hay que hacer. Ofrecer disponibilidad y colaboración diciendo "si me necesitas dime", es una muestra de afecto, pero deja toda la responsabilidad de pedir ayuda a la persona que está pasando el duelo. Es más adecuado tomar la iniciativa y ser concretos a la hora y ofrecer ayuda en una de las miles de tareas que seguro que compartes.
Tan sencillo como ofrecernos a realizar por un tiempo una tarea que habitualmente haga esa persona, preguntar directamente si necesita teletrabajar o si le vendría bien que revisaras parte de su trabajo para evitarle errores. En definitiva, el duelo propio y el ajeno nos recuerda que somos, ante todo, personas que trabajan. No trabajadores que son personas.