El Vaticano no colaboró en la investigación sobre la desaparición de la niña de 15 años Emmanuela Orlandi
El ex fiscal italiano Giancarlo Capaldo identifica a los interlocutores del Vaticano y asegura que no colaboraron con la justicia italiana para esclarecer la desaparición y presunto asesinato de la adolescente
Maria Orlandi, en la parte izquierda, sujeta una vela en una concentración que pide justicia para su hija / Getty Images
Roma
"La relación con los interlocutores designados por el Vaticano se interrumpió y no hubo posibilidad de trabajar con ellos. Ignoro las causas de tan brusco stop", ha explicado el exfiscal Giancarlo Capaldo, ahora jubilado, en declaraciones a la revista italiana ‘Oggi’.
El prestigioso magistrado del Tribunal de Roma fue el encargado en su momento de la investigación policial de la desaparición y presunto asesinato de Emmanuela Orlandi, de 15 años, hija de un funcionario del Vaticano cuya familia residía en la pequeña ciudad-estado.
Capaldo, sometido a fuertes críticas en las últimas semanas por haber mantenido en secreto algunos extremos judiciales, ha optado finalmente por desvelar la identidad de los dos altos cargos enviados por la Santa Sede a la fiscalía romana que debía colaborar en la investigación y que inesperadamente se echaron atrás. Se trata del comandante general del cuerpo de la Gendarmería Vaticana, Domenico Giani, y su vicecomandante, Costanzo Alessandrini.
Ambos fueron ascendidos a inspectores de la policía de la Santa Sede tras el triple homicidio en dependencias de la Guardia Suiza en 1998 y destituidos en el 2016 tras conocerse las corruptelas que nunca investigaron y que desembocaron en la renuncia del Papa Benedicto XVI.
El exfiscal Capaldo añade que “a parte los familiares, no hubo interés en investigar” la desaparición de Orlandi, que tuvo lugar un mes y medio después de otra desaparición, la de la también quinceañera Mirella Gregori, en Roma. Desde 1983 no ha progresado ninguna investigación y el misterio sobre lo sucedido a las dos adolescentes deja entrever graves implicaciones, según algunas fuentes, de infiltración mafiosa, de tráfico de drogas o de inducción a prostitución de menores en la Curia o en el alto funcionariado del Vaticano.
