Fútbol
José Miguel González "Míchel"

Míchel: "Daría todo por volver a intentar lo que conseguí. Y de hacerlo, lo volvería a intentar con ella"

Uno de los integrantes de la Quinta del Buitre cuenta cómo fue su vida en el Real Madrid, su enfado aquel 11 de junio de 1989 y el secreto que mantiene vivo con su mujer

Míchel, en el banquillo del Santiago Bernabéu durante su etapa como técnico del Málaga / Getty Images

Madrid

José Miguel González 'Míchel' es uno de los integrantes de la Quinta del Buitre junto a Sanchís, Martín Vázquez, Pardeza y Butragueño y su historia está muy ligada al Real Madrid y a lo que consiguió con la camiseta blanca. "No éramos famosos, éramos populares, del pueblo. El famoso es temporal, y el popular es atemporal. La gente se acuerda de nosotros porque hemos crecido con ellos en un montón de cosas. Éramos exactamente igual que ellos, salvo en el campo", explica el ahora entrenador de fútbol en una entrevista concedida a 'El País'.

Echando la vista atrás, Míchel asegura que le da "escalofríos" pensar "cómo fui capaz de gestionar todo sin ninguna formación". Y es que el idolatrado '8' del Real Madrid empezó desde muy joven a despuntar en el Santiago Bernabéu, tanto que coincidió que durante dos años vivió con sus padres mientras los fines de semana jugaba con el primer equipo merengue. Su padre, tipográfico de profesión, regresaba con 600 euros de sueldo, y él con 6.000 al mes, sin primas. Se retiró con 34, algo que hoy en día es raro.

"Esta es una profesión a la que jugabas cuando eras pequeño. Ser futbolista es un sueño infantil. Un sueño infantil que se prolongue tanto tiempo es un privilegio. Yo me lesioné de la rodilla con 31 años y eso me vino bien, porque fue una manera de ir preparando el futuro. Me retiré en 1997 y casi todo lo que hice después está vinculado al fútbol. Intenté siempre que mi vocación no se convirtiese solo en una profesión. Porque esa energía que tenía de niño me hace querer devolverle al fútbol todo lo que ha hecho por mí", explica Míchel, que pese a formar parte de una época reconocida por el madridismo también vivió el murmullo de la grada. Tanto que en el 11 de junio de 1989 abandonó el césped del Bernabéu cuando su equipo estaba a dos minutos de ser campeón de Liga: "A Emilio [Butragueño] se lo perdonaban todo, pero a mí y a Martín Vázquez nos tenían bajo lupa. ¿Sabes lo que es el murmullo?".

Aquel día se fue a casa, se puso el pijama y dijo que no salía ni para celebrar. Después le llamó Camacho: "Qué pasa, cabezón, estamos aquí ya empezando la fiesta y no te vemos. ¿Tardas?”. Y yo con el pijama: “Sí, sí, nos estamos acabando de vestir y nos vamos para ahí, llegamos en media hora”. Ni un reproche de ellos, ni un comentario: yo sabía que me había equivocado y eso era suficiente". Ramón Mendoza le reprendió pero le aplaudió la valentía.

Aquella noche, cuando aún estaba en pijama, fue su mujer, Mercedes Morales, quien le pasó el teléfono con José Antonio Camacho al otro lado. La conoció con 16 años: "Mi primera novia. Tenemos dos hijos y tres nietos. La conocí porque jugaba con su hermano en el equipo, y salíamos en grupo. Un día me atreví y le pedí para salir. Me dijo que no. Pero esas vacaciones mi madre coge el teléfono y me dice: 'Que te llama Merche', y hasta hoy. Miro atrás y pienso que daría todo lo que tengo por volver a intentar conseguir otra vez todo lo que conseguí. Pero de volverlo a intentar, lo volvería a intentar con ella". ¿El secreto? "No sé si hay secreto. Nuestra gran virtud es que en la raíz somos idénticos, pero en el tallo y en las hojas hemos ido cambiando, y eso nos ha hecho valorar muchas más cosas del otro", explica.

Míchel aún recuerda sus enfrentamientos con Paolo Maldini, del que dijo que era "una bestia" y de Maradona. "Y tuve mala suerte, o buena, porque nunca le vi bien en esos partidos. Siempre me pareció un hombre nostálgico de otra época que temía decepcionar, esa expectativa gigantesca que tenía por ser él quien era", dijo de astro argentino. También recuerda a Francisco Umbral, quien fue vecino suyo hasta que falleció y que nunca le saludó. Una vez se cruzaron en la casa de un amigo común y tan solo le dijo: "Tú eres el vecino futbolista".

Ahora también se fija en Messi, del que asegura que sigue de cerca en su andadura en el PSG: "Yo creo que en el momento en que él pisó París, aun siendo una gran ciudad y un gran club, se dio cuenta de que alguien no le dijo toda la verdad. Cuando te vas de los grandes escenarios, los grandes escenarios se siguen llenando y tú empiezas a añorar esa luz. Y el Parque de los Príncipes no es el Camp Nou". Así es Míchel en la actualidad, que debutó como técnico del Rayo en el 2005 y que ha pasado por los banquillos del Castilla, Getafe, Sevilla, Olympiakos, Marsella, Málga, Pumas y por último regresó al Getafe, que fue destituido en esta temporada. Un hombre al que no se le aparecen los fantasmas de las dos Ligas perdidas en Tenerife con el Madrid. "Nosotros íbamos al límite, con una presión bestial: si perdíamos no nos clasificábamos para la Copa de Europa, se descuadraban las cuentas del club, la decepción tremenda de los aficionados. Seguramente hoy no nos habría pasado", sentencia.

 
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