¿El huevo, la gallina... o el postureo?
Las empresas de distribución están muy pendientes de su imagen pública, y presionadas por una dura competencia. Por eso buscan diferenciarse con argumentos emocionales que fidelicen al consumidor
Madrid
Una noticia publicada esta semana por el diario francés Le Monde [link en francés] informa acerca de la decisión de varios supermercados de dejar de vender huevos de gallinas de granjas de jaula a partir de 2025. En la noticia, sin embargo, se tocan varios temas que aparecen mezclados y dan lugar a confusión. Voy a comentarlos de uno en uno:
1. La expcepción, no la norma
Le Monde presenta la noticia enmarcada como la respuesta a un problema de maltrato animal. El video de denuncia que ilustra la noticia, que parece descubrir “la realidad oculta del sector del huevo” da una imagen falsa del sector y del sistema de producción de huevos en la Unión Europea. Al contrario, las normas más exigentes del mundo para proteger el bienestar y la sanidad animal, y también el medio ambiente, son las de la UE. Y se aplican y controlan por las autoridades competentes en cada país (en el nuestro, por las de la Comunidad Autónoma). Una situación de maltrato animal como la que se muestra es una excepción, no la norma. Es un caso de flagrante incumplimiento, que las autoridades deben sancionar, aparte de cerrar la instalación.
2. Las garantías de la Unión Europea
Desde el año 2004 es obligatorio en toda la UE que tanto los huevos como el envase lleven la información sobre el sistema de producción. La organización interprofesional del huevo española (INPROVO) ha estado explicando desde entonces cómo se producen los huevos en la Unión Europea y cómo identificar cada tipo de huevo en el momento de la compra. Y nos hemos dado cuenta de que hay mucho desconocimiento aún. Todos los huevos producidos en granjas autorizadas en la UE tienen la calidad y seguridad alimentaria que demanda el consumidor, y son respetuosos con el bienestar animal.
La jaula es el sistema más barato de producción, seguido del sistema en suelo, el campero y el ecológico, que encarecen el coste del producto un 15, un 25 y un 100 % respectivamente, según estimaciones del sector. Pero no es una escala de “peor a mejor”, sino huevos de granjas diferentes que responden a los gustos y necesidades de los distintos tipos de consumidores. El mejor huevo es el huevo fresco, objetivamente hablando, y luego hay preferencias personales (blanco o moreno, grande o pequeño, de jaula o sin jaula…). Los productores ponen a disposición del consumidor distintos huevos, y el consumidor decide qué quiere comprar.
3. Postureo vs. consumo real
Las empresas de distribución están muy pendientes de su imagen pública, y presionadas por una dura competencia. Por eso buscan diferenciarse con argumentos emocionales que orienten la compra y venden productos “de valor añadido” que se relacionan con atributos positivos (sostenibilidad, bienestar animal, solidaridad). Generalmente corresponden con la gama de productos más caros y que dejan mayor margen comercial al punto de venta.
El de la noticia es un ejemplo claro. Han copiado la decisión y los argumentos de las mayores empresas distribuidoras de Estados Unidos, donde no hay una ley federal sobre el bienestar de las gallinas y las condiciones de las granjas distan mucho de ser las de la Unión Europea. No estamos en la misma situación, pero a la distribución europea le ha venido bien presentar como un tema de responsabilidad social esta iniciativa. Al consumidor, ya veremos. Por el momento, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, en España el 92 % de las gallinas ponedoras (casi 38 millones) viven en jaulas, un 3 % en suelo, un 5 % son camperas y apenas un 0,5 % producen huevos ecológicos.
4. Una cuestión de ritmos
El consumidor debería tener la última palabra en su decisión de compra. En España el huevo de gallinas en jaula es el más vendido, aunque va creciendo progresivamente la venta de huevos de otros sistemas de producción en los últimos años. Y los productores adaptan su producción a la demanda, por supuesto. Pero no es lo mismo seguir el ritmo de los cambios de los hábitos de los consumidores que dar el salto que proponen los supermercados, sin preguntar a nadie. El supermercado alega que es el consumidor quien decide, pero lo que dice la noticia es algo muy distinto. No hay elección si se limita la gama de productos entre los que escoger.
5. Lo que dicen las encuestas
En España hemos preguntado a una muestra representativa de 2.000 consumidores sobre sus preferencias a la hora de comprar huevos. Nos dicen que los factores determinantes de elección son la frescura (para el 70,6% de encuestados), el tamaño (para el 64,3%) y el precio (para el 56,7%). Les siguen a distancia el sistema de producción (23,4%), el color de la cáscara (15,4%), el envase (13,8%) y la marca (8%). De aquí a ocho años, si el consumidor cambia sus preferencias, el productor se adaptará, sin duda, a la nueva situación. Pero lo importante es que sea el consumidor quien elija qué comprar, con información clara y suficiente y en un mercado en el que encuentre todas las opciones posibles.
6. Sobre la gripe aviar
Una última nota para reflexionar: en estos momentos en que hay una amenaza para la avicultura mundial por la expansión de la influenza aviar, en Francia se van a sacrificar casi un millón de aves que están en granjas al aire libre en las regiones más afectadas por el virus. Se trata de reducir el riesgo de contagio de la enfermedad, que no han conseguido controlar en los últimos meses, por el contacto con aves silvestres que están expandiendo el virus por toda Europa. ¿Qué haríamos si este caso se repite en un futuro en el que todas las aves están en granjas al aire libre?
María del Mar Fernández Poza es la directora de la Asociación de Productores de Huevos (Aseprhu).