La España que en 30 años no existirá
La costa, tal y como la conocemos, así como algunos cultivos serán historia en 2050 si no frenamos el cambio climático
Madrid
No es lo mismo el calentamiento global que el cambio climático. Una cosa es el aumento de las temperaturas, debido sobre todo a las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera, y otra son los fenómenos meteorológicos que definen el clima a lo largo del tiempo.
Sabemos que, de seguir así, el sur de España está abocado a olas de calor más intensas y una desertificación más extensa. Alcanzar los 50 grados en Sevilla en verano no será excéntrico. El norte de la Península sufrirá más temporales y fenómenos meteorológicos extremos. Todo aderezado con el aumento de alergias, asmas y muertes prematuras a las ya que asistimos.
El planeta Tierra se formó hace 4.543 millones de años. El ser humano lo habita desde hace 2.5 millones de años. La concentración en la atmósfera de los gases que están provocando el cambio climático supera ya las 407 partes por millón. Supone un 43% más que hace 30 años y la cifra más alta desde hace tres millones de años.
Más allá de los datos, está el día a día. Notamos los efectos del cambio climático pero lo peor está por llegar si no lo revertimos. Naciones Unidas ha puesto fecha a la destrucción del planeta tal y como lo conocemos: 2050. España no es inmune. Con un entorno modificado, la vida será otra. Y será parecida a relatada a continuación.
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Las viviendas en primera línea de playa desaparecerán
La organización independiente de científicos Climate Central ha elaborado un mapa interactivo que predice cómo afectará a la costa el aumento del nivel del mar. Permite comprobar cómo será nuestra costa en 2050.
Por ejemplo, buena parte de Almería se enfrenta al riesgo de una inundación generalizada. La playa de los Muertos, una de las zonas con más afluencia de turismo de la zona, desaparecerá. De hecho, el Cabo de Gata, quedará anegado.
Santa Pola y las calles más cercanas al puerto y paseo marítimo serán historia dentro de 30 años. La playa de las Catedrales o el puerto de Burela (Lugo) serán recordados en las postales. Al igual que las kilométricas playas de Zahara de los Atunes o Bolonia (Cádiz).
Huelva modificará extraordinariamente su costa. Desde la playa de Isla Canela a Punta Umbría. El agua por la subida del nivel del mar llegará prácticamente hasta Dos Hermanas por el desbordamiento del cauce del río Guadalquivir. Los surfistas tendrán que despedirse de una de sus playas fetiche, el Palmar de Vejer (Cádiz).
Barrios enteros bajo el mar o inundados
Santander es una de las ciudades que se llevará la peor parte. Anegados quedarán el flamante Centro Botín, el barrio pesquero y otras zonas. La península de la Magdalena (Santander) solo será accesible por mar.
Toda la costa de la zona de El Saler a Cullera, en Valencia desaparecerá tal y como la conocemos. Gijón, Avilés, Cudillero, serán algunas de las localidades más afectadas. También la Ciudad Vieja de A Coruña. Bajo el mar quedará parte de la ciudad de Vigo.
En Cádiz, la peor parte se la llevan el Puerto de Santa María y San Fernando hasta la playa de la Barrosa. Se puede consultar en el mapa las playas o zonas que más interesen. En la actualidad, el 90% de los españoles se concentran en el litoral y en Madrid. Muchos tendrán que hacer las maletas para 2050.
Sin producción de plátanos
El precio de esta fruta subirá de forma extraordinaria debido a la escasez. Un estudio reciente de la Universidad británica Exeter liderado por el investigador Dan Bebber concluye que si el cambio climático no se frena, la producción de plátanos se reducirá significativamente e incluso puede desaparecer de aquí a 2050. Es la primera vez que se profundiza en las consecuencias que la subida de las temperaturas y los cambios de precipitaciones tendrán en el cultivo de esta fruta.
Para el profesor Bebber, el impacto de la emergencia climática ha sido "ignorado en gran medida", por lo que es "imperativo" que se invierta en la preparación de la agricultura tropical, mediante, por ejemplo, "la inversión en tecnologías como el riego".
Un estudio previo de este doctor alertaba de que la enfermedad fúngica de la Sigatoka negra, que asola los cultivos de plátano, se expande. Los cambios en las condiciones de humedad y temperatura han aumentado el riesgo de Sigatoka negra en más de un 44% desde la década de 1960.
Si tu trabajo está relacionado con la banana, lo probable es que lo pierdas. El sector genera 15.000 puestos de trabajo entre directos e indirectos, la mitad de las regiones ultraperiféricas de la Unión Europea. En la actualidad, el 99% de la producción de plátano en la UE proviene de España, Francia y Portugal. Canarias mueve 400.000 toneladas anuales de plátano, un producto que constituye el 46% de las producciones agrícolas de las islas.
Sin vino español
Algunas previsiones apuntan a que muchas de las zonas que hoy en día son aptas para el cultivo de la uva podrán perderse en 2050. En términos generales los viñedos se irán desplazando en latitud, hacia el norte y en altitud, buscando las temperaturas más benignas, lo que afectará a la cesta de la compra porque el vino ya no será español, según explica un informe de Greepeace.
Adiós a la huerta murciana: sin sector hortofrutícola al sur
La huerta hortofrutícola de Europa, formada sobre todo por Murcia, Comunidad Valenciana y Almería, se secará. El 90% de las alcachofas, pimientos y lechugas que consumimos se producen en esa zona. España es el primer exportador del mundo de productos hortofrutícolas frescos. Una actividad que aporta 2.364 millones de euros al PIB nacional y genera más de 100.000 puestos de trabajo.
¿Cómo nos afectarán estos cambios?
El cambio en el medio ambiente tiene unas consecuencias directas en la salud, en la economía diaria y en los hábitos. Nada de lo que le ocurra al entorno es inocuo como se ve a continuación.
Te costará más respirar y tendrás tos crónica. La mayoría de las partículas atmosféricas contaminantes provocan que los músculos de las vías respiratorias se contraigan.
La peor parte se la llevan los niños. Cuatro millones de niños sufren ya asma cada año por la contaminación de los vehículos. La exposición a largo plazo a la contaminación del aire aumenta las infecciones respiratorias, los síntomas de los trastornos respiratorios (como la tos y la dificultad para respirar) y la disminución de la función pulmonar como el asma.
El cambio climático y la calidad del aire son dos conceptos diferentes aunque interrelacionados. La calidad del aire, sobre todo en las ciudades, se degrada si la concentración de determinados contaminantes atmosféricos, óxidos de nitrógeno (NOx), ozono troposférico (O3) o monóxido de carbono (CO), entre otros, supera los valores límites.
Respirar este aire deteriora la salud. Tanto que solo en España, las muertes por contaminación del aire multiplican a por ocho a las de los accidentes de tráfico. Según un Informe de Sostenibilidad realizado por una decena de expertos para la Fundación Alternativas, la contaminación atmosférica provoca cada año la muerte de al menos 10.000 personas en España. A nivel europeo, el gasto sanitario que provocan estas enfermedades asciende a 1,2 billones de euros. La situación empeorará si no se frena el cambio climático.
Desde 1880, la temperatura media de la superficie mundial ha aumentado entre 0,8 y 1,2 grados. De persistir las emisiones, la temperatura aumentará por encima de los 2 grados entre 2030 y 2050. En la última década se han producido 8 de los 10 años más cálidos de los que se tiene constancia en la historia. Son datos del último informe de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente.
Los expertos del Programa de Investigación del Cambio Global de los Estados Unidos explican que el aumento de los niveles de dióxido de carbono está provocando que los cultivos de trigo y arroz sean menos nutritivos. Afecta también a las patatas y a la mayoría de frutas y vegetales. El análisis de distintos cultivos y plantas silvestres demostró que muchos alimentos están aumentando su contenido de carbohidratos y disminuyendo la presencia de nutrientes esenciales, como el zinc o el hierro.
Habrá más muertes en tu entorno. La Organización Mundial de la Salud calcula que el cambio climático provocará entre 2030 y 2050 alrededor de 250.000 muertes adicionales por año, como consecuencia de la desnutrición, la malaria, las enfermedades intestinales y el estrés por calor.
¿Qué podemos hacer?
Es un tópico, pero es real. El cambio comienza por pequeños detalles. No podemos decidir por las grandes multinacionales pero sí por nosotros. Y como sociedad tenemos más poder del que imaginamos.
Nuestros hábitos y elecciones cotidianas afectan a la industria que nos vende los productos y modifican sus políticas para aumentar su cuenta de resultados según la demanda del consumidor. Frenar el cambio climático no solo está de moda. Debe ser un compromiso ético como sociedad dispuesta a avanzar hacia el bienestar general. Por ahora, vamos en dirección contraria. Es hora de cambiar de rumbo y revertir los pronósticos. En la mano de todos está.
Maika Ávila
Periodista y autora de 'Conciliaqué. Del engaño de la conciliación al cambio real'. Ha formado parte...