El socialista Antonio Costa decidió convocar elecciones cuando sus antiguos socios de izquierda, los comunistas y el 'Bloco' votaron en contra de los presupuestos. La campaña echó a andar con el candidato socialista pidiendo una mayoría absoluta para gobernar sin ataduras, pero sus planes se han estrellado contra el muro de los sondeos, que dibujan un panorama mucho más incierto de lo que se esperaba. En 'Hora 25' hemos analizado todas las claves de estos comicios con Lucas Font, corresponsal de la Cadena SER en Lisboa, Tereixa Constenla, corresponsal de 'El País' y Susana Peralta, economista.

Fin de campaña

El líder del Partido Socialdemócrata, Rui Río ha terminado su campaña con una fuerte crítica a Antonio Costa. "Un voto para Costa es un voto a los acuerdos con sus antiguos socios", ha señalado, en referencia a los pactos alcanzados con el Partido Comunista Portugués y 'Bloco de Esquerda'. Por su parte el primer ministro ha acusado a su principal rival este domingo de querer "privatizar la sanidad". Además, en los últimos días el Partido Socialista ha incrementado sus ataques a la derecha, con recuerdos de la crisis de 2008 y las imposiciones de la Troika. Las últimas encuestas apuntan a un empate entre los candidatos y a una total dependencia de partidos minoritarios en ambos bloques. Sobre el clima electoral, ante la pérdida progresiva de ventaja, el Partido Socialista ha cambiado su tono y ha dejado de lado el discurso victimista para asumir que después de las elecciones tendrán que gobernar con otras fuerzas. Y es que Costa no ha descartado llegar a esos acuerdos con sus antiguos socios, informa Lucas Font.

Las claves de las elecciones

"En Portugal no hay crispación, ni en la calle ni en el parlamento. Precisamente este empate casi técnico podría alentar esa rivalidad que obviamente existe. Nunca se sobrepasa la línea del respeto al otro", explica Tereixa Constenla. "Antonio Costa tenía una historia muy buena para contar al electorado, que era decir que los partidos de izquierdas no han sido suficientemente responsables como para aprobar el presupuesto (...) Le ha interesado desde el principio mostrarse como la izquierda responsable. Estaban bastante bien. Lo que ha pasado es que desde mediados de enero han empezado a convergir", señala por su parte Susana Peralta.

"El tiempo político, incluido en este Portugal tranquilo y entrañable, me da la sensación que quizá Antonio Costa quizá en estos meses cometió la temeridad de pensar que llegaría a la mayoría absoluta. Es posible que la sociedad portuguesa no esté ahora para conceder la gestión a un solo partido", apunta el periodista de 'La Vanguardia' Enric Juliana. "Probablemente el señor Rui Río esté utilizando su perfil que adoptó durante la pandemia, que fue el de ayudar al gobierno de su país para salir de la calamidad (...) Si se produjera un 'sorpasso' la lección para el Partido Popular español sería tremenda", apostilla.

Rui Río ha moderado sustancialmente el PSD, lo ha llevado claramente al centro y busca el voto de derecha. "Hay una parte autoritaria, la prensa portuguesa recuerda hoy cómo fue su gestión y su etapa de alcalde de Oporto. Una de las cosas que le sacan es lo difícil que encaja las críticas y el poco interés por la cultura. Por otra parte resaltan su coherencia. Lo que tiene Rui Río es que llega con el carisma del resistente que ha ganado. Aquí en España tenemos el ejemplo de Pedro Sánchez", indica Constenla.

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"Creo que más allá del empate entre los dos principales partidos, hacer previsiones no anticipa nada en cómo te va a ir. Hay una parte política e institucional que diferencia a Portugal de España. Portugal es una república semipresidencial, Marcelo Rebelo de Sousa tiene un poder mediador muy fuerte y luego el sistema de investidura y es que no tienen que ir a una sesión de investidura para convertirte en ministro, sino que basta con que no te tumben (...) En 2019 Costa prefiere gobernar en solitario. El que la derecha colabore a veces para tomar decisiones no es una novedad y es una honda raigambre porque el colapso revolucionario de 'los claveles' hace que la derecha se tenga que abrir, mientras que por ejemplo en España es la izquierda la que se tiene que moderar", explica el politólogo Pablo Simón.