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Amaia Salamanca y Eva Santolaria, la montaña rusa tras el éxito

Las actrices protagonizan ‘Todos mienten’, el nuevo thriller de Pau Freixas ya disponible en Movistar Plus+

'Todos mienten' | Entrevista a Eva Santolaria y Amaia Salamanca

'Todos mienten' | Entrevista a Eva Santolaria y Amaia Salamanca

Todos mienten es el título de la nueva serie de Pau Freixas, pero también es una afirmación difícil de negar. “Mentimos todos. Te mientes a ti mismo y a partir de ahí a todo el mundo”, opina Eva Santolaria, editora de guion y una de las actrices protagonistas de este thriller ya disponible en Movistar+. Interpreta a una madre de familia y miembro de una comunidad acomodada cuya aparente felicidad se ve alterada por la filtración de un vídeo en el que una amiga mantiene relaciones sexuales con su alumno.

Amaia Salamanca es otra de las actrices de un elenco lleno de caras conocidas con Irene Arcos, Natalia Verbeke, Miren Ibarguren, Leonardo Sbaraglia, Juan Diego Botto, y Ernesto Alterio. La culpa y el juicio moral son dos de los grandes temas de la ficción, sobre lo que la intérprete reflexiona: “Seguimos en ese rollo de que cuando una mujer se acuesta con muchos hombres es una puta y cuando un hombre lo hace, un campeón”, considera, y cree que la clave para que todo esto cambie es “la educación de nuestros hijos”.

La existencia de este vídeo hace tambalear los cimientos de la acomodada comunidad en la que las familias viven, y hace aflorar secretos, matrimonios fallidos, dobles vidas y un sinfín de mentiras. Este grupo de padres ricos no deja de ser, como considera Eva Santolaria, una metáfora del mundo en que vivimos. “Estamos constantemente dando una imagen de felicidad, incluso cuando no es así. Esta serie es una radiografía de las vidas perfectas, y muchas veces, detrás de ellas, hay un ser humano que no es feliz y que tiene todo el derecho del mundo a decir que no es feliz”, dice la actriz.

Freixas, un director y guionista más que experimentado en thriller como Sé quién eres o Cites, desarrolla todo un puzzle en el que ir uniendo las piezas e ir descubriendo estos secretos, a veces de forma sutil y otras, más descarnada. Todo ello mientras va desarrollando la psicología de esas mujeres. “Mi implicación como madre siempre es mayor en casa”, considera Amaia Salamanca, hablando de su vida personal. “Los hombres lo llevan de otra manera. Hay diferencias entre hombres y mujeres y no hay nada malo”, opina.

El enorme abanico que las plataformas han abierto en el mercado audiovisual da muchas más opciones, no solo a los actores, sino también a los creadores. Eva Santolaria alcanzó la fama como Valle en Compañeros, una serie que se emitía en abierto y cuyos contenidos o personajes no son los que se pueden ver ahora en televisión. “Hay diferencias respecto de los guiones”, dice la actriz. “En las plataformas es más específico. Ya no son dramas donde aparecen el niño pequeño y el abuelo, no tienen que gustar a toda la familia. Las historias han ganado en libertad, se pueden contar para un determinado sector del público”, considera.

Cuando el teléfono deja de sonar

Como protagonistas de dos de las series más consumidas en nuestro país, Compañeros y Sin tetas no hay paraíso, la popularidad llegó a Eva Santolaria y Amaia Salamanca muy temprano en su carrera. En este tiempo, cuando no han estado al frente de una cámara, también han sufrido ese síndrome de ‘¿Qué fue de…?’ que tanto prolifera entre intérpretes cuando no aparecen en pantalla.

“Ha pasado siempre. No es lo mismo que hagas tele o cine que teatro. Yo he estado un año girando con una función, pero sin repercusión mediática da la sensación de que no has estado”, dice Santolaria. “Es una constante, y es una cosa que tienes que aprender y vivirlo con normalidad. Los actores tenemos muchas cosas que decir. No sé si estamos hechos para esperar esa llamada de teléfono, somos artistas y podemos pasar a dirigir, escribir…”, considera.

Ese teléfono que no suena es algo a lo que las dos han tenido que enfrentarse, y asumir que es algo habitual y seguir adelante. Bien como un aprendizaje, como señala Eva, o como un estímulo para seguir. “Va pasando el tiempo, crees que no hay papeles para ti… Aparecen mil dudas y miedos que en mi caso me ayudan a seguir, aunque es una montaña rusa”, considera Amaia.