Podemos pedirá a Díaz mayor presión al PSOE tras sacar la reforma laboral sin los socios de izquierda

Madrid

Podemos cree que la negociación de la reforma laboral deja una lección clara y, sobre todo, una tarea en la que debe implicarse desde ya mismo la vicepresidenta Yolanda Díaz, sin medias tintas: hay que elevar la presión sobre el PSOE para garantizar que las medidas que saca adelante el Gobierno cuentan con el aval de los aliados del bloque de la investidura, según explican a la SER fuentes del partido morado.

La formación evita señalar directamente a la vicepresidenta, y culpa al PSOE de fijar un estrecho marco de negociación. Sin embargo, hay fuentes que también admiten que aunque la reforma finalmente ha salido adelante, con “avances en derechos para los trabajadores por primera vez en décadas”, sí supone un “traspiés” para la vicepresidenta el hecho de que no haya podido contar con la mayoría de la investidura para su proyecto ‘estrella’.

Y todo ello, con el trasfondo del “pulso sordo” que Díaz y Podemos mantienen desde hace meses por los tiempos y el modo de construir el “proyecto de país” que quiere lanzar la gallega para las elecciones de 2023, y en el que está por ver la participación y visibilidad que tendrán los partidos que integran Unidas Podemos; un pulso en el que ya han sido varios los mensajes velados del exlíder morado Pablo Iglesias, alejado de la primera línea pero todavía al frente del ‘think tank’ del partido morado –la llamada Fundación Instituto República y Democracia--.

Él fue precisamente quien designó a Díaz como su sucesora cuando dejó el Gobierno y, tras lo ocurrido estas semanas, ha sido el más explícito. “La reforma laboral aprobada hoy trae mejoras para los trabajadores, pero la votación demuestra que la ‘geografía variable’ es una trampa. De no ser por el error, hoy la derecha podría haber asestado un golpe durísimo a Yolanda y a UP. Toca rehacer y cuidar el bloque plurinacional”, aseguraba el exvicepresidente en un tuit tras confirmarse que la reforma laboral salía adelante en una votación de infarto, y gracias a la equivocación de un diputado del PP.

Distanciamiento entre Díaz y Podemos

En el último mes se ha producido además un visible distanciamiento público entre Díaz y las cúpulas de Podemos e Izquierda Unida. La líder de Unidas Podemos en el Ejecutivo se mantiene todavía totalmente al margen de la campaña electoral en Castilla y León, a falta de concretarse la fecha del único acto que tiene previsto protagonizar esta próxima semana.

Explican en su equipo que estaba totalmente volcada en la negociación de la reforma y que su implicación en una campaña electoral podía echar a traste todo el trabajo, sobre todo cuando desde ERC, el portavoz Gabriel Rufián la acusaba de querer usar la reforma laboral para su “proyecto personal”.

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Y mientras, Podemos ha pasado casi todo el mes de enero sin promocionar apenas la reforma laboral en sus redes sociales e intervenciones públicas. Ha sido en esta última semana de la negociación cuando Podemos ha intensificado los mensajes –por iniciativa propia, y no a preguntas de los periodistas-- para defender el real decreto ley frente a las críticas de la oposición, incluidos los habituales aliados de la izquierda como ERC y EH Bildu.

En este contexto, la ausencia este jueves durante parte del debate de las ministras Ione Belarra e Irene Montero no sentó bien a los sectores de Unidas Podemos más cercanos a Díaz. Las dos principales dirigentes de Podemos acudieron a las 9:00 al Congreso pero abandonaron el hemiciclo en torno a las 9:35, antes de que la vicepresidenta acabara su intervención inicial, porque tenían que participar en un acto a las 10:00 para presentar la nueva ley de Familias en la que sus departamentos están trabajando. El partido morado ha explicado que se trataba de un evento que se programó en noviembre, con presencia de dirigentes europeos, y que era inaplazable, aunque algunos en el grupo confederal admiten a la SER que ese gesto “no gustó” y, sobre todo, que no se entendió.

Sin margen de negociación con los aliados

Tanto Moncloa como el equipo de la responsable de Trabajo asumieron que la negociación con los grupos parlamentarios no podía alterar el acuerdo alcanzado con la patronal y los sindicatos en la mesa del diálogo social, sobre todo con los avisos de los empresarios de desmarcarse si esto ocurría. Y aunque la vicepresidenta trató de buscar encaje a algunas de las demandas de los socios al margen de la reforma laboral, desde el PSOE se avisó de que no se podía tocar “ni una coma”; un marco en el que los morados nunca se encontraron cómodos.

La confirmación de Ciudadanos de que apoyaría la convalidación del real decreto ley si se mantenía tal cual tensó aún más las costuras de la coalición e hizo saltar las alarmas en Unidas Podemos. Tras nueve meses de dura negociación con los agentes sociales y una intensa pugna también dentro del Gobierno, los socios de la izquierda daban la espalda al Gobierno, denunciando que estaban incumpliendo su compromiso de “derogar la reforma del PP”.

Es más, esa pretendida derogación, que ha sido objeto de tantas discusiones entre PSOE y Unidas Podemos desde que se conformó el Gobierno de coalición hace dos años, también se ha quedado por el camino. En su discurso de casi una hora la vicepresidenta sólo se refirió en esos términos a la derogación concreta de la prioridad de los convenios de empresa. “Estamos ante una norma decisiva que tiene tras de sí un gran esfuerzo colectivo, una década de luchas para devolver a la legislación laboral la dignidad que la reforma del PP le arrebató”, defendió la vicepresidenta en la tribuna, sin lograr convencer a los socios de la investidura.

Objetivo: marcar al PSOE para evitar un giro al centro

Ahora, una vez pasado el debate, toca hacer balance, y en Podemos creen que si algo ha quedado claro, es que el Ejecutivo no puede volver a depender de los votos de las formaciones de la derecha, sobre todo después de la traición de los diputados de Unión del Pueblo Navarro (UPN). Y para que eso no ocurra, creen que es fundamental mantener una acción de gobierno ambiciosa y progresista.

La líder de Podemos y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, ya avisó a finales de diciembre de que el objetivo de su formación en esta segunda parte de la legislatura iba a ser “ir a por más” y pelear las “resistencias” del PSOE a cumplir lo pactado. Y además reivindicó que eso no supone hacer “ruido”, como les ha acusado el PSOE en numerosas ocasiones cuando han hecho públicas las discrepancias internas.

Y ahora, en el partido morado creen que también la vicepresidenta segunda debe asumir esa tarea e implicarse en el marcaje al PSOE, en privado pero también en público, cuando sea necesario. Sobre todo después de que la líder de Unidas Podemos dentro del Gobierno se haya mantenido al margen en algunas de las últimas campañas de presión de los morados contra los socialistas, como la de la ley de vivienda o la del ‘No a la guerra’ por la tensión en Ucrania, tras denunciar Podemos “aspavientos belicistas” por parte de la ministra de Defensa, Margarita Robles.