Casado, nervioso y asustado, se ha convertido en una caricatura de sí mismo

Hola, muy buenos días. Es lunes, empezamos la última semana de la campaña electoral para las autonómicas de Castilla y León. La semana pasada, recuerden, empezó con el asalto al pleno municipal de Lorca y terminó con el lamentable espectáculo de la votación de la reforma laboral, espectáculo que el PP está alargando y alargando utilizando para ello la estrategia 'trumpista' de seguir difundiendo bulos, desesperado como está, ya no solo ante el acecho de la ultraderecha, sino ante la casi certeza de que va a necesitar a Vox para gobernar en la Junta de Castilla y León, primero, y veremos dónde más después.

Hoy les estamos ofreciendo, junto con El País, el sondeo elaborado por 40dB sobre las elecciones castellanoleonesas con un resultado de casi empate técnico entre el PP y el PSOE lo que deja a los populares, lo que deja a Mañueco en manos de Vox, en manos de la ultraderecha, que de un procurador pasaría a tener 10. A nivel nacional, según la encuesta, la situación sería ingobernable, PP y VOX sumarían más escaños que la actual coalición de Gobierno, pero sin mayoría suficiente para gobernar.

Fue Pablo Casado el que apretó el botón electoral, el que llevó a Mañueco a convocar unas elecciones que el presidente de la Junta no necesitaba, y el tiro le puede salir por la culata. Puede ser el primer gobierno de coalición con la ultraderecha y esto puede marcar un peligroso camino en la siguiente estación, elecciones andaluzas, y así sucesivamente hasta las generales.

El PP está muy nervioso, Casado está muy nervioso, solo así, bueno y con su discutible nivel político, se entienden sus discursos y sus ataques al Gobierno y a su entorno. Asustado por lo que puede pasar, asustado por el avance de la ultraderecha, asustado por su propia debilidad al frente del partido, se ha convertido en una especia de caricatura de sí mismo. Es capaz de defender a la remolacha, de acusar sin pruebas a Zapatero, de ser comisionista de Maduro, mantener el bulo del fraude en la votación de la reforma laboral y de mezclar el pésame por el asesinato de una mujer con un ataque frontal a la izquierda.

Le queda una semana a la campaña electoral, y este fin de semana ya ha quedado claro que al PP se le está haciendo larguísima, aunque no parece que tenga intención de rectificar. Su discurso cada vez es más el discurso de Vox y menos el discurso de un partido de gobierno con voluntad de recuperar el centro. Paradojas de la vida, quería el PP que Castilla y León sirviera como revulsivo electoral y se puede convertir en el martirio de Casado.

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