Borobia, el pueblo que se resiste a desaparecer
Con 245 vecinos censados, de los que sólo la mitad duerme allí todos los días, se ha empeñado en escapar de las estadísticas y ser una excepción
Borobia, el pueblo que se resiste a desaparecer
Borobia
Situado en las faldas del Moncayo, este pueblo, con nombre de país imaginario y con mucha historia, pelea día a día por no acabar abandonado como ha sucedido con otros muchos en su provincia. Soria, considerada como la zona cero de la despoblación, ha perdido en poco más de un siglo el 40% de sus habitantes.
Dicen los expertos en demografía que cuando un pueblo baja de los 300 habitantes está condenado. Sin embargo, Borobia, con 245 vecinos censados de los que sólo la mitad duerme allí todos los días, se ha empeñado en escapar de las estadísticas y ser una excepción. En los años 60 se superaban los mil habitantes, pero en esa década empezó la emigración, la capital de la provincia y Zaragoza fueron los destinos principales. Es decir, que la despoblación viene de lejos. La pelea para sobrevivir se inició hace ya 20 años. Buscando oportunidades, los vecinos miraron hacia esos cielos trasparentes y con escasa contaminación lumínica que tienen en Soria y decidieron construir un observatorio astronómico. Fueron pioneros porque el de Borobia fue el primer observatorio abierto al público en España.
La estrella del observatorio es el telescopio El Coyote, que dispone de diferentes oculares y filtros, para la observación del cielo profundo. Desde el mirador se pueden observar a simple vista las estrellas, galaxias y nebulosas. Alberto y Blas, los responsables del astronómico, organizan las actividades didácticas para los escolares.” tienen bastante éxito, cuenta Alberto, porque intentamos siempre innovar. Al final se trata de mostrar las estrellas, pero hay que hacerlo con un poco de gracia”. Lo próximo, nos dice el alcalde, va a ser la construcción de un planetario. Y no es sólo una idea porque ya tienen el dinero que llegará de fondos europeos.
Pero, en Borobia no todo gira en torno a las estrellas. Mantener unos servicios mínimos para la población es una de las batallas cotidianas más importantes. José Javier Gómez, el alcalde, explica que han conseguido recuperar la farmacia que estuvo cerrada durante dos años. La solución llegó con una familia de fuera que se instaló en el pueblo. La escuela se mantiene abierta, aunque estuvo a punto de cerrar al quedarse tan sólo con cinco niños, en la actualidad hay 15. Y no es que hayan nacido más críos en Borobia sino que una iniciativa municipal, ofrecer 50 euros mensuales por niño escolarizado, llevó al pueblo a dos familias lo que permitió mantener el colegio.
Pese a los esfuerzos por mantener vivo el pueblo, Borobia ha ido perdiendo servicios. Hoy quedan dos bares, de los tres que había y dos tiendas de comestibles. No hay panadería desde hace cuatro años. El alcalde hace un llamamiento si algún panadero pastelero se quiere instalar en l pueblo seguro que encuentra todo tipo de facilidades. El pan de Borobia, nos dice, era famoso en la zona. Y el transporte público también ha ido a menos. Hoy sólo pasa un autobús a la semana, los jueves, para ir a la capital. Hubo un tiempo, recuerda José Javier, en el que el autobús era diario a Soria y pasaba tres veces por semana el que iba a Zaragoza. Este último ha desaparecido del todo.
Ganas no les faltan a los borobianos, aunque no todos los vecinos estén tan convencidos como el alcalde de ganar esta batalla. Antes de irnos, una de las vecinas que ha nacido y vivido toda su vida en este pueblo, Carmen, cumplidos los 80, nos enseña la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, de estilo gótico. Abre la puerta, nos cuenta que son tres mujeres las acuden allí todos los días y, entrando a la izquierda, me señala la pila del bautismo, se me ocurre decir “pocos bautizos habrá ya” y responde que “no nace nadie, los que estamos nos morimos. Como no nace nadie ... se quedará todo así”.