Sociedad

Un informe oficial recoge 58 denunciantes de abusos sexuales en centros religiosos de Navarra, la punta del iceberg

Los menores tenían entre 5 y 17 años cuando sufrieron los abusos, acreditados en un espacio temporal de entre 1948 y 1990

Entrevista sobre el informe de abusos en centros religiosos de Navarra (11/02/2020)

Entrevista sobre el informe de abusos en centros religiosos de Navarra (11/02/2020)

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La alfombra que cubría los abusos sexuales a menores en centros religiosos de Navarra comenzó a levantarse el 25 de febrero de 2019. Aquel día, José Luis –entonces se escondía tras el nombre de Guillermo- denunció a través en SER Navarra que su hermano y él habían sufrido abusos sexuales graves en el Colegio-Seminario de los Padres Reparadores, en Puente La Reina – Gares. José Luis abrió paso a más de una treintena de demandas solo en Navarra, y junto con Marcos, Jesús, Mikel o Marivi fundaron la Asociación de Víctimas de Abusos en Centros Religiosos de Navarra, la primera asociación autonómica de estas características. El 9 de octubre de 2019 comparecieron ante el Parlamento de Navarra, que instó al Ejecutivo a articular los medios y cauces necesarios para esclarecer los hechos.

Cartas anónimas de amenaza

No fue fácil. Al menos cuatro de los miembros de la asociación recibieron cartas anónimas de contenido amenazante. Incluso, ante la denuncia de abusos por parte de una mujer a manos de una monja ursulina, al menos 72 ex alumnas publicaron una carta desmintiendo los hechos porque ellas nunca los habían vivido. Estos hechos se recogen en el informe presentado este viernes, que fue encargado por el departamento de Justicia a la UPNA (Universidad de Navarra).

La investigación apunta a la existencia de al menos 58 víctimas: 42 de ellas han sido entrevistadas, otras diez han sido identificadas a través de la prensa o se pusieron en contacto con los investigadores sin ir luego más allá, y seis más se han puesto en contacto con la UPNA esta última semana, con la investigación ya concluida. A todas estas hay que sumar las que se aprecian a través del testimonio de las víctimas. Es preciso señalar que más de la mitad de ellas -al menos 23- es la primera vez que dan un paso al frente y cuentan lo sucedido.

El investigador de abusos sexuales en la Iglesia Mikel Lizarraga: "Las víctimas tienen sentimientos de culpa y vergüenza"

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El investigador que está tras este informe, Mikel Lizarraga, ha sido entrevistado por José Antonio Marcos en Hora 14. Lizarraga ha explicado que "las víctimas tienen sentimientos de culpa y vergüenza" y que "en ningún caso, se aportó información de los religiosos". "Ni pudimos entrevistarnos con ellos", ha añadido.

El propio informe reconoce dificultades para conocer el alcance real de los abusos sexuales a menores y prevé un incremento próximo de las denuncias. El texto publicado se ha anonimizado para proteger la identidad de víctimas y presuntos victimarios –presuntos por cuanto no han sido nunca juzgados-. No obstante, el Gobierno foral ya ha anunciado que el texto completo se va a enviar a la Fiscalía para que inicie las actuaciones oportunas.

Más información

Depredadores sexuales

El informe elaborado por la UPNA es duro. Recoge los abusos sexuales y las violaciones sufridas por los denunciantes desde 1948 hasta 1990 y que implican al Arzobispado de Pamplona y Tudela, a diecisiete centros y otras instituciones y a diez órdenes o congregaciones, de hasta doce municipios diferentes. Las víctimas tenían entre 5 y 17 años cuando sufrieron los abusos y sus testimonios apuntan a la existencia de un elevadísimo número de agresores: al menos 31. Se tiene constancia de otros siete religiosos que no se incluyen en el informe porque no hay testimonios directos de sus abusos, otros dos más cuyas agresiones han sido acreditadas, pero no se conocen sus nombres; y una religiosa que actuaba como cómplice para que su compañera abusara de las menores. Al menos dos de los religiosos agresores han sido calificados como “depredadores sexuales”, al haber sido entrevistadas a cinco y diez víctimas, respectivamente, de cada uno de ellos. Todo esto permite aventurar a los investigadores que la cifra de abusados es mucho mayor.

Seis de los agresores dependían directamente del Arzobispado de Pamplona y Tudela, 27 pertenecían a diferentes órdenes religiosas y había al menos un laico, que cometió los abusos siendo profesor en el colegio Escolapios de Pamplona. En su día, ocho de ellos fueron denunciados, pero la única medida adoptada fue trasladarlos de centro. Tal y como apunta el informe, “preguntados por estos traslados, ni el arzobispado ni las congregaciones religiosas reconocen que se debieran a los abusos cometidos y denunciados, aludiendo que se trataron de traslados rutinarios. Sin embargo, estos coinciden temporalmente con el momento en el que se presentaron las denuncias”. Es estremecedor conocer el paradero de dos de los agresores, que tras ser denunciados fueron trasladados a Chile, a un centro de menores con discapacidad muy profunda, donde volvieron a ser denunciados por abusar sexualmente de varios.

En la Comunidad foral, en la década de los 80, un grupo de progenitores interpuso una demanda ante la Audiencia Provincial de Navarra por abusos a cinco de sus hijas, pero la demanda fue desestimada, y las menores fueron culpabilizadas y sufrieron aislamiento social. Una sexta compañera, que ha contado su testimonio en esta investigación, reconoce que tardó cinco años en denunciar su caso porque no quería hacer pasar a su familia por lo mismo: “Entonces no se entendía que ellas eran las víctimas”.

Existen diversos factores que prácticamente imposibilitan que conozcamos el alcance real de estos abusos sexuales, pero fragmentos de los testimonios de las víctimas permiten hacerse una idea. Empezando por el denunciante que apuntaba que “para que un religioso tenga el mote de tocapitos, ‘topi’, imagínate lo general que era”. Otra de las víctimas, estudiante de Jesuitas, cuenta que los abusos eran vox populi y que “entre los estudiantes se comentaba que si te sentabas al lado de J. y te dejabas tocar, aprobabas dibujo”. Otro de los entrevistados recuerda incluso la jota que cantaban los niños de escolapios en la generación de su padre: "Si vas a los escolapios y ves al padre José, échate la mano al culo y arrímate a la pared".

Desde proposiciones indecentes a la sumisión química de los menores

Los investigadores han clasificado los abusos en graves, intermedios y leves, que incluyen desde proposiciones indecentes a penetraciones, masturbaciones y sumisión química de los menores. Hay algunos casos que destacan por su especial crudeza. Se han acreditado hasta cuatro casos de sumisión a través de cloroformo y otros medicamentos a estudiantes internos en el Colegio Seminario de los Padres Reparadores en Puente La Reina – Gares y en el Colegio Salesianos de Pamplona. Se ha documentado, por primera vez, la denuncia de una mujer de 87 años que cuando solo tenía cinco años fue violada en varias ocasiones en su propio domicilio por un religioso, amigo de su familia.

"No asumen nada, solo silencio"

El Gobierno foral, por un lado, la asociación por otro y los propios investigadores del estudio han solicitado información a las órdenes religiosas implicadas y al Arzobispado de Pamplona y Tudela, y la respuesta ha sido dispar. En el mejor de los casos, han podido tener una conversación telefónica con el responsable de uno de los centros, pero la mayoría de peticiones han terminado en el cajón o han obtenido respuestas escuetas. Algunas órdenes religiosas han realizado sus propias investigaciones internas, sin conclusiones significativas. Cabe destacar, por lo peculiar de la reacción, a los Maristas, que reconocieron los abusos a Marcos -contó su historia también en la SER- y que como compensación -a petición del denunciante- han sufragado los gastos escolares a tres menores sin recursos económicos.

El acceso a los archivos y denuncias es precisamente una de las principales reivindicaciones de los entrevistados, que piden además que reconozcan el daño causado. El Arzobispado de Pamplona y Tudela constituyó a principios de 2020 una Comisión eclesial para investigar los casos de abusos, no en el ámbito eclesiástico, sino en cualquier situación. Por ahora, han reconocido que investigan ocho casos de abusos en el colegio diocesano Nuestra Señora del Puy, en Estella, pero son datos de junio de 2020. Desde entonces, se han negado a comunicar más avances

¿Se sienten apoyados?

Preguntados por cómo han percibido la actuación de las autoridades públicas, una parte de los entrevistados ha considerado que el Gobierno de Navarra, el único gobierno autonómico en mostrar un apoyo directo a las víctimas, ha actuado de forma positiva. “Nos hemos sentido bastante arropados”, “ninguna queja, hemos tenido el apoyo del Gobierno de Navarra y de la sociedad civil”, son algunos de los testimonios. Hay para quien no ha sido suficiente: “Descafeinada”, “ahora lo están moviendo, pero ya es tarde”. Y hay quien lo define acudiendo al refranero: “Se podía hacer mucho más, pero con la Iglesia hemos topado”.

 
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