A Pablo Casado no le llega la camisa al cuello

Hola, muy buenos días. Esta medianoche acaba la campaña electoral de las autonómicas de Castilla y León. Por primera vez esta comunidad celebra sus elecciones en solitario y por primera vez hemos puesto el foco de una manera nítida sobre ella. Nos ha permitido conocer la realidad de una comunidad extensísima, pero gravemente despoblada, una comunidad con problemas de envejecimiento, de abandono por parte de los más jóvenes, donde hay problemas con el alquiler, donde tienen un nivel de educación importante, donde el turismo rural se revela como un polo de atracción.

Hemos conseguido sobrevolar por encima de la polémica de las macrogranjas forzada por el partido popular que pensó que las vacas, las ovejas y los cerdos les darían votos, hasta que se dieron cuenta de que no. Y así, pronto, desaparecieron del fondo de las apariciones de Pablo Casado, aunque no renunció ni a los jamones ni al vino. Casado, que ha aparecido casi siempre en soledad hablando directamente a la cámara mientras su partido recurría a los valores seguros. Ayuso, entre la multitud, y hasta Rajoy aterrizó ayer en la campaña popular. Mientras más nerviosos se ha puesto el PP más arrogante se ha puesto la ultraderecha, sabedora de que sin sus votos Mañueco lo tiene complicado. No deja de ser curioso Vox, antiautonomista, puede acabar en el gobierno de una comunidad autónoma. Qué cosas tienen estas elecciones.

Las convocó Pablo Casado abriendo la puerta a lo que él imaginaba un paseo triunfal hasta la Moncloa, y la única que ha paseado de manera triunfal ha sido Ayuso, que además es la que puso a los castellanoleoneses sobre la pista de que si hay que pactar con la ultraderecha se pacta. Afirmación incómoda para Mañueco, que llevaba toda la campaña intentando escapar de esa disyuntiva.

Quizás, viéndolas venir, Mañueco ya ha dicho que quien se la juega en estos comicios es él y no Casado, pero a Casado no le llega la camisa al cuello, tanto que empezó la campaña hablando de vacas y remolachas y ha acabado hablando de ETA, el comodín que los populares creen que es infalible.

Próxima estación, elecciones en Andalucía, donde a Moreno Bonilla le deben estar temblando las piernas.