Los partidos cierran la campaña en Castilla y León pendientes de un resultado más incierto de lo esperado
Los líderes nacionales desembarcan en Valladolid para tratar de movilizar el voto ante unas elecciones con más incertidumbre de la que esperaba el PP cuando las convocó. La clave estará en el resultado de partidos como Vox y de candidaturas como las de España Vaciada que pueden tener en su mano la formación del gobierno
La campaña electoral de Castilla y León llega a su fin. Los candidatos y los líderes nacionales de los partidos ponen el broche a catorce días de contienda que terminan dejando un escenario más abierto de lo esperado. Un final incierto que preocupa, sobre todo, en el cuartel general del PP. Génova instó al adelantó de los comicios autonómicos con la intención de que el resultado sirviera para dar un empujón al liderazgo de Pablo Casado. Los populares forzaron la convocatoria con la intención de conseguir una mayoría, que si no era absoluta, permitiese al menos que Alfonso Fernández Mañueco formara un gobierno en solitario, enterrando a Ciudadanos pero sin tener que depender de Vox.
Los estrategas de Génova pretendían así mandar un doble mensaje. Primero al PSOE: el comienzo de un ciclo de victorias de la derecha que, pasando por la de Juanma Moreno en Andalucía, terminarían con la de Pablo Casado en La Moncloa. El segundo mensaje tenía una lectura interna y su destinataria ostenta el poder en la puerta del Sol. De lograr lo esperado, Díaz Ayuso ya no sería la única dirigente del PP capaz de lograr una amplia mayoría y de formar un ejecutivo sin depender de terceras formaciones. Pero esas expectativas se han ido reduciendo según ha avanzado la campaña electoral y ahora, no son pocos los que en Génova creen que fue un error marcarse un listón tan alto.
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Los planes se han torcido por el camino y Génova ve “en serio riesgo” poder cumplir la pretensión de que Mañueco sume, él solo, más que todas las candidaturas de izquierdas juntas. Creen que a VOX le ha salido “todo de perlas”. Pablo Casado ha optado en estos últimos días por un perfil bajísimo con breves declaraciones sin preguntas y recurriendo a argumentos como que el próximo domingo los ciudadanos de Castilla y León también deciden sobre “Bildu y ETA”. El peso en la recta final lo están llevando barones como Díaz Ayuso, Alberto Núñez Feijóo o expresidentes como Mariano Rajoy que ha llamado a no “hacer experimentos con extremistas o radicales”.
Los populares están llamando desesperadamente a una participación de al menos el 65% de los votantes. Eso es lo que en Génova reiteran que necesitan para poder obtener una cómoda victoria. Las encuestas prevén un nivel de movilización bastante más bajo en un territorio que, por primera, vez acude a votar solo al gobierno de la Comunidad.
El PSOE llega crecido ante las encuestas
La campaña del PSOE ha ido creciendo en la recta final. Pocos confiaban hace un mes llegar al cierre con unas expectativas como las que tienen ahora. Los socialistas han multiplicado sus actos en la última semana convencidos de que el PP se estaba “desinflando”. Aunque hay fuentes de Ferraz que ven “muy difícil” que la derecha no sume porque creen que entre los de Casado y los de Abascal hay vasos comunicantes. Lo que pierde uno, lo gana el otro.
En estos últimos días la caravana socialista ha estado centrada en la batalla de los restos y en hacer un llamamiento al voto útil para movilizar a la bolsa de votantes indecisos. De hecho, el candidato, Luis Tudanca, se ha dedicado en las últimas horas a cuestionar a las plataformas de la España Vaciada, que según los sondeos, son las candidaturas que más apoyos roban a los socialistas.
En cualquier caso, el PSOE tiene expectativas muy superiores a las del inicio de la contienda. En clave nacional, ven que Pablo Casado va a tener “difícil” justificar este adelanto electoral. Si se cumplen los pronósticos creen que el líder del PP se queda sin el relato del fin de ciclo que pretendía alimentar Génova con esta convocatoria. Confían en que Pablo Casado salga de las elecciones peor de lo que entró.
Aunque finalmente la derecha consiga sumar y configure un gobierno en Castilla y León, el PP tendrá que cargar con el lastre de su dependencia de Vox, que le perjudicará en el resto convocatorias del ciclo, que comenzó cuando Alfonso Fernández Mañueco pulsó el botón electoral.
Vox, ante el dilema de gobernar ya o esperar
El resultado de Vox es una de las grandes incógnitas a desvelar el domingo. La mayoría de los sondeos sitúan a la ultraderecha como el espacio político más beneficiado del adelanto electoral. El barómetro de febrero publicado por la SER y El País pronostica que el partido de Santiago Abascal pasará del 5,5% en intención de voto del 2019 al 13,4 en esta ocasión. Su crecimiento será decisiva para que el PP pueda mantenerse en la Junta y para que Mañueco se vea obligado a gobernar en solitario o en coalición.
Fuentes del máximo nivel en Vox reconocen que Abascal tiene las mismas ganas que Casado de formar un gobierno conjunto, es decir ningunas. Saben que la gestión pesa, les ata, y preferirían llegar intactos a la proxima cita con las urnas que será previsiblemente en Andalucía. Pero en el partido ultraderechista reconocen que en el Ayuntamiento de Madrid el PP ya “les tomó el pelo” con el acuerdo programático y temen que, si sacan un buen resultado, una parte del electorado no entienda que renuncien a la gestión.
En cualquier caso, Vox no descarta exigir la vicepresidencia de la Junta de Castilla y León. Su decisión dependerá de la fuerza que obtengan en las urnas este domingo.
Unidas Podemos, ante una plaza complicada
En Unidas Podemos aseguran que llegan al final de la campaña con buenas sensaciones. Su objetivo es ser “determinantes” a la hora de poder sacar al PP de la Junta y conformar un Gobierno de coalición progresista, aunque asumen que Castilla y León es una plaza complicada para ellos, y para la izquierda en general, y por ello, moderan sus expectativas.
Su previsión es, como poco, salvar los muebles y mantener los dos procuradores que ya tienen en las Cortes. No obstante, sí se ven capaces de ampliar su presencia, si se cumplen las tendencias al alza que señalan las encuestas, y lograr hasta tres o cuatro escaños. Es más, ven “factible” conseguir grupo propio, para lo que necesitarían tres procuradores y al menos el 5% de los votos.
Los morados creen que la incursión de la vicepresidenta Yolanda Díaz el penúltimo día de campaña, aunque solo fuera en un mitin, ayuda a apuntalar esa tendencia al alza. Y esgrimen que al margen de Díaz, que estaba centrada en la negociación de la reforma laboral y el salario mínimo, sí ha habido una fuerte implicación de los principales dirigentes de Unidas Podemos, como los ministros Ione Belarra, Irene Montero y Alberto Garzón, presentes todos en el mitin de cierre de este viernes.