Los bancos y los abuelos

Cartagena

Nuestros mayores han recogido más de quinientas mil firmas haciendo llegar al congreso de los diputados sus quejas con los bancos y la forma en estos los maltratan.

No sé si les harán caso.

En todos los países las grandes corporaciones, bancos y aseguradoras, tratan de influir en las leyes que redactan los diputados y se supone que, frente a su presión, los representantes de la sociedad y quienes defienden los intereses de esta son precisamente los propios diputados.

Sin embargo tengo para mí que, en España, esto no es así. En España las grandes corporaciones son quienes condicionan las decisiones políticas de los partidos y estos se acuerdan de sus votantes tan sólo unos meses antes de las elecciones.

Por eso, cuando los españoles no podían pagar sus hipotecas a los bancos, el gobierno, en lugar de dar dinero a los ciudadanos se lo dio a los bancos. Un dinero que nunca devolvieron.

Por eso cuando los bancos depredaron con cláusulas abusivas a los españoles los gobiernos cerraron los juzgados a los ciudadanos obligándoles a desplazarse a la capital de provincia, evitando viajes a los abogados de los bancos a costa de imponérselos a los consumidores.

Por eso, cuando los bancos precisaron despedir plantillas, a ellos no les importó que una parte importante de la población que no sabe manejar banca electrónica o incluso le cuesta manejar un cajero, se quedasen sin nadie que les ayudase.

Los juristas hemos hecho cosas buenas y malas y quizá una de las peores ha sido inventar esas ficciones, esas entelequias, a las que llamamos personas jurídicas y a las que les hemos impuesto un único objetivo: ganar dinero.

Si usted tuviese un conocido cuyo único objetivo vital fuese ganar dinero puedo asegurarle que conocería usted a un psicópata. Alguien a quien no le importaría poner en la calle a una madre con tres hijos con tal de cobrar su deuda aunque esta fuese inicua, alguien para quien la caridad no existiría, alguien que no conocería la gratitud y despediría sin piedad a gentes que le sirvieron durante toda su vida.

Si, conocería usted a un psicópata.

Seguramente usted no conoce ninguna persona física así, pero estoy seguro de que, si lo piensa bien, no le costará encontrar muchos ejemplos de este tipo de psicópatas entre las personas jurídicas.

No sé si a nuestros mayores les van a hacer mucho caso los gobernantes a pesar de las quinientas mil firmas, estoy seguro que les tratarán bien de palabra, lo cual es el mejor indicativo de que les tratarán mal de obra.

Porque a día de hoy siento que a quienes nos gobiernan les resulta más fácil hablar con unos cuantos bancos que con los miles de abuelos que han recogido las firmas.

Y porque no siento sino que presiento que, al final, quien gobierna el barco no son los que vemos en el puente.

José Muelas.