"Nos han lavado el cerebro para que odiemos nuestro cuerpo": Emma Thompson estalla al hablar de la exigencia a las mujeres

Madrid

Todavía tenemos en mente el discurso de Petra Martínez en los premios Feroz hablando de masturbación y ahora Emma Thompson presenta una película basada en cómo una maestra jubilada contrata los servicios sexuales de un gigoló para conseguir su primer orgasmo. El sexo en femenino y en la tercera edad sale del túnel oscuro donde ha estado durante años y llega a la gran pantalla pero no es el último mensaje reivindicativo que llega de la mano de Good luck to you, Leo Grande, el film que la actriz británica está presentando en la Berlinale. Durante la rueda de prensa, Thompson reconocía que este rodaje le había supuesto un reto en muchos sentidos. En una de las escenas, la intérprete de 62 años se desnuda completamente frente a un espejo y observa: "Para ustedes, los alemanes, la desnudez puede ser más normal. Pero los británicos tenemos que luchar contra nuestro puritanismo", explicaba.

Ese desnudo le ha hecho darse cuenta de la dificultad de permanecer ante un espejo sin ropa y critica la exigencia de la perfección del cuerpo de las mujeres: "No solemos ver cuerpos sin tratar en la pantalla. Yo no puedo estar en frente de un espejo así. Porque si estoy frente a un espejo, me muevo, me pongo algo, me pongo de lado... hago algo. No puedo estar así porque si lo hago es horrible y ese es el problema: nos han lavado el cerebro para que odiemos nuestro cuerpo toda la vida. Eso es un hecho", lamentaba. Además, señala que "todo lo que nos rodea nos recuerda lo imperfectas que somos": "Todo está mal con nosotras. Todo está mal y tú tienes que mostrarte esta forma", dijo visiblemente enfadada.

Así que proponía a una periodista que intentara estar delante de un espejo sin moverse: "Solo acércate y no te juzgues. Es la cosa más honesta que vas a hacer", sentenciaba. Unas palabras que resonaron en la sala, donde los aplausos y las risas se alternaron durante toda la rueda de prensa.

Thompson contaba cómo esta película, dirigida por Sophia Hyde, le había supuesto un trabajo corporal duro: "Fueron diecinueve días de trabajo físico muy intenso". El actor Daryl McCormack interpreta al gigoló y la actriz contaba que había sido "gratificante trabajar tan intensamente con él, no solo por su hermoso cuerpo".

La película centrada en la actuación se desarrolla casi en su totalidad en una habitación de hotel, donde los protagonistas se desnudan el alma y el cuerpo el uno al otro. La directora cree que la escena del espejo fue "muy difícil" para Emma Thompson porque "para cualquiera de nosotros pararnos y mirarnos en el espejo sin juzgarnos y sin tratar de cambiarnos a nosotros mismos es algo muy importante porque estamos inmersos en una cultura en la que se nos enseña a odiarnos a nosotros mismos ya odiar nuestros cuerpos”.