Opinión
ANÁLISIS

Almeida y su momento político más doloroso

Atraviesa una situación política delicada. La crisis interna en el PP ha debilitado su figura como alcalde a un año de las elecciones

GRAF9572. MADRID, 17/02/2022.- El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida durante la rueda de prensa de este jueves en el Palacio de Cibeles en Madrid sobre la supuesta contratación de un detective desde la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo (EMVS) para espiar al entorno de Isabel Díaz Ayuso. EFE / Miguel Osés / Miguel Osés (EFE)

Madrid

En agosto de 2020 la dirección nacional del PP designa a José Luis Martínez Almeida, portavoz nacional del partido. Almeida vivía un momento dulce. Llevaba apenas un año al frente de la alcaldía más importante de España y su perfil ofrecía una imagen amable y próxima. En paralelo, Ayuso se enfrentaba a los peores momentos de la pandemia y se embarcaba en una batalla directa contra el gobierno central de Pedro Sánchez.

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Almeida se puso al frente del despliegue de la catástrofe de Filomena -con Ayuso desaparecida- y España le vio como ese alcalde comprometido que sube al coche de la policía municipal para recorrer la ciudad o colabora con los vecinos repartiendo sacos de sal. Pero el regalo envenenado de Casado, le ha traído más problemas que alegrías. En unos meses cambiaron las tornas y mientras Ayuso crecía, el personaje de Almeida se iba diluyendo.

Almeida se presentó en su comparecencia del jueves solo como alcalde de Madrid. Este viernes, solo quiso responder a preguntas sobre la Junta de Seguridad y por la tarde no quiso atender a los medios en un acto en Don Benito. Ni en los peores momentos de la pandemia, Almeida había renunciado a una rueda o a una pregunta incómoda. Incluso durante la tensa celebración del día de la Almudena, cuando la crisis interna ya se libraba sin complejos, el portavoz y alcalde despejó balones y transmitió una imagen de cierta cordialidad con Ayuso. Ahora sabemos que por aquel entonces, el lío del contrato ya se había desatado.

Un momento personal delicado

Almeida y Ayuso llegaron juntos de la mano de Casado a los carteles electorales de 2019. Nadie daba un duro por ellos. Ni ellos mismos. El PP logró recuperar la alcaldía y mantuvo la Comunidad a pesar de haber cosechado los peores resultados en Madrid en un cuarto de siglo.

Él era gracioso y campechano. Ella imprudente y desatinada en sus intervenciones en los medios. Los dos mantenían una relación política estrecha, dicen que una muy buena relación personal también. Pero las cosas cambiaron y ahora, entendemos mejor el por qué.

Personas próximas al alcalde aseguran que Almeida nunca llevó bien que la relación entre el alcalde y la presidenta se torciera. En realidad -ya les ocurrió a Aguirre y Gallardón en su día- el ambiente se enrarece por cuestiones internas y no por la lucha entre dos administraciones. Almeida ha mantenido su fidelidad a la dirección nacional del partido y a Pablo Casado que, en definitiva, confió en él para dar el salto de portavoz heredero de Aguirre a candidato.

Carromero, primera víctima

El papel del Ayuntamiento en esta trama no ha quedado debidamente aclarado. Carromero ha pasado de ser estrecho colaborador de Almeida -no hay evento municipal en el que no estuviera su mano- a caer en desgracia. Su dimisión ha sido jaleada incluso por Esperanza Aguirre, que le rescató de prisión cuando el famoso incidente de Cuba.

La subtrama municipal no ayuda a Almeida que, el miércoles, aseguró que la investigación interna para aclarar si hubo intentos desde la EMVS para contratar detectives, se cerró con la certeza de que no se produjo tal contratación ni el uso de fondos públicos. ¿Por qué dimite Carromero? ¿Qué papel jugó el coordinador de alcaldía en esta historia? ¿Quién ordenó a Carromero ese papel de mediador para impulsar el espionaje? Son preguntas que, hoy siguen sin respuesta.

El próximo lunes, la oposición había forzado la comparecencia de Ángel Carromero en una comisión municipal. Carromero debería asistir a esa sesión extraordinaria pero legalmente no tiene ninguna obligación ya que desde el mismo jueves por la tarde no es coordinador de alcaldía.

El equilibrio con Cs

Bien por prudencia, por lealtad o por cobardía, Begoña Villacís -que asegura haberse enterado de todo esto por la prensa- ha preferido no romper con Almeida. La relación entre los equipos es cada vez más autónoma pero Villacís nunca ha visto clara la operación de ruptura que podría situarla en la alcaldía con los votos de la izquierda.

A un año de las elecciones, Almeida tiene también este problema interno en el Palacio de Cibeles. Vox ha dejado de ser su socio - cabe preguntarse ahora si todo esto tiene que ver con la crisis del PP - se cobija en Recupera Madrid y evita conflictos con Villacís, cuyo enfado con el Partido Popular va en aumento ya que la EMVS depende de Urbanismo, una concejalía en manos de los los naranjas. Más desconfianza para unas relaciones enturbiadas por las sucesivas rupturas territoriales entre el PP y Cs.

¿Romperá Villacís o lo hará Almeida con Ciudadanos antes de que votemos en 2023? La crisis interna del PP dificulta la segunda opción. Para la primera, a Villacís se le agota el tiempo y quizá también las posibilidades. ¿Quién se embarca en un gobierno de coalición a menos de un año de nombrar candidatos?

Javier Casal

Javier Casal

Presento el informativo Hora 14 en la SER. Durante 11 años estuve al frente de la actualidad de Madrid...

 
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