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Los escenarios posibles que evitarían una guerra abierta entre Rusia y Occidente ante el nuevo panorama internacional

El reconocimiento de las independencias de las autoproclamadas repúblicas separatistas de Donetsk y Lugansk por parte de Putin será respondido con sanciones por parte de la UE, Estados Unidos y Reino Unido, incrementando al máximo la incertidumbre sobre lo que sucederá en el este de Europa

Manifestantes ucranianos durante una protesta en Berlín este martes / CLEMENS BILAN (EFE)

Madrid

La amenaza de una guerra en suelo europeo continúa vigente. Los últimos movimientos en la frontera entre Rusia y Ucrania no invitan demasiado al optimismo, pero la vía diplomática sigue abierta y los escenarios para que no estalle el conflicto de forma definitiva siguen siendo posibles. Este lunes el líder ruso, Vladimir Putin, tomó una decisión que va "en contra del derecho internacional", según Occidente, y fue la de reconocer las independencias de las autoproclamadas repúblicas separatistas de Donetsk y Lugansk.

Estos territorios, ubicados en la zona del Donbás, al este de Ucrania, han sido motivo de disputa desde abril de 2014. En esa fecha, los activistas prorrusos declararon parcialmente la independencia del territorio, compuesto por las regiones de Donetsk y Lugansk, tras ocupar la sede del gobierno regional así como otros edificios gubernamentales. A ello se le suma la anexión por parte de Rusia de Crimea, la península bañada por el Mar Negro que pasó a pertenecer a Moscú un mes antes tras un referéndum que no contó con el respaldo internacional.

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Así, a pesar de que la influencia rusa en el Donbás en los últimos ocho años ha sido muy notable y superior a la de Ucrania, gracias a las mayorías prorrusas que se encuentran en numerosos 'oblast' -término con el que definen las provincias-, la decisión de Putin será respondida con sanciones. Desde la Unión Europea, la Casa Blanca y Downing Street ya han anunciado que tomarán medidas. Precisamente la proporcionalidad de estas respuestas son una clave para que el conflicto actual no derive en guerra armada, según señala Jaime Ferri, profesor de Ciencias Políticas y Sociología en la Universidad Complutense y experto en política comparada y conflictos.

"Las represalias de Occidente no deben suponer ahogar a Putin y deben ser para un tiempo concreto y determinado. Al fin y al cabo cuentan con una mayoría aparente en el terreno reconocido, aunque lo más oportuno sería la celebración de un referéndum con garantías", apunta Ferri. Así, recuerda que la posibilidad de evitar el estallido del enfrentamiento bélico pasa por "permitir una salida que deje en buena situación a ambas posturas enfrentadas, es decir, que ni Rusia ni las fuerzas occidentales -incluida Ucrania- quede como el gran perdedor y ambas puedan defender su postura y, sobre todo, sus intereses".

Evitar la entrada de tropas rusas en Ucrania y el Donbás, objetivo clave

Prácticamente la totalidad de los escenarios de paz posibles pasan por no permitir que Moscú envíe tropas rusas a territorio ucraniano, incluida la región del Donbás recientemente reconocida como independiente por Putin. Por el momento, el líder del Kremlin ha señalado que esta decisión dependerá del desarrollo de los acontecimientos y de la "situación en el terreno", poco después de que recibiera del Senado la autorización para usar las Fuerzas Armadas de Rusia en el extranjero.

Para el experto, "sin la entrada de militares rusos en Ucrania no habrá conflicto armado", pero desde Moscú continúan "realizando movimientos al límite, tensando la situación" y un ataque de Ucrania contra las milicias prorrusas "puede ser una buena excusa para ordenar el envío de tropas al terreno y escalar aún más la tensión". Por lo tanto, un escenario en el que no se produzca la llegada de soldados rusos invitaría a una solución pacífica, que se puede saldar con el mantenimiento actual del 'status quo'.

Un soldado ucraniano en la frontera con Rusia

Un soldado ucraniano en la frontera con Rusia / ALISA YAKUBOVYCH

Además, otro factor que puede influir en este aspecto, es la débil situación de Putin en el seno de su país. Ferri destaca "los pocos apoyos internos con los que cuenta" y señala que la población rusa ha sufrido de forma notable los efectos de la pandemia, que se suma al sentimiento de nostalgia de la ciudadanía: "El pueblo se siente herido desde la caída de la URSS y con la situación actual están al borde de la indignación. Putin trata de calmarlos con la idea de recuperar la 'Gran Rusia'".

Un nuevo acuerdo de seguridad entre Rusia y EEUU-OTAN

Una de las principales posibilidades para una salida pacífica del conflicto actual pasa por la creación y firma de un nuevo acuerdo de seguridad entre Rusia y los dos principales representantes de Occidente, Estados Unidos y la OTAN. Este escenario implicaría explotar al máximo la vía diplomática para formar un pacto, que podría incluir una reactivación de los acuerdos de control de armas vencidos que reduzcan la cantidad de misiles en ambos lados, así como reforzar la confianza entre las fuerzas rusas y de la OTAN, con medidas que pasarían por una mayor transparencia sobre los ejercicios militares y la ubicación de los misiles.

Según señala Ferri, para que se de esta vía es necesario en primer lugar que Joe Biden "abandone sus posiciones alarmistas", como la de estar de forma constante advirtiendo de una inminente invasión rusa que aún no se ha producido, ya que con ello solo busca "tener el apoyo de la opinión pública". Así, para fomentar que se produzca este escenario se deben "dejar ventanas de seguridad", es decir, treguas que vayan acompañadas de "reuniones secretas entre ambas partes", para que, alejados del foco mediático y con el conflicto pausado, "sean capaces de llegar a un acuerdo que termine en una desescalada".

La fórmula finlandesa, una opción que depende de Rusia

Otro de los escenarios posibles que evitaría el conflicto armado en suelo europeo es el apodado como 'fórmula finlandesa'. Este consistiría en que Ucrania renuncie a entrar en la OTAN -a pesar de que ha manifestado su intención de hacerlo- y de esta forma contentar a Rusia, que exige al organismo internacional que paralice su expansión hacia el este de Europa.

Sin embargo, para contentar parcialmente a Ucrania, subiría su estatus de colaboración con la OTAN. Una relación parecida a la que tienen los países nórdicos como Finlandia y Suecia, que consiste en que se les considera socios activos y tienen una relación estrecha con la Alianza, llegando incluso a participar en maniobras militares conjuntas.

Sin embargo, esta solución no cuenta con el respaldo de la propia Finlandia, quien señaló por medio de su presidente, Sauli Niinistö, en una entrevista con 'Der Spiegel' que "proponer a otro país algo así como modelo es completamente erróneo". A su juicio, el pacto firmado con la URSS en 1948 impidió que el país se acercase demasiado al bloque occidental por miedo a la reacción soviética, limitó la libertad de prensa, instauró la autocensura para silenciar posibles críticas a Moscú y cercenó las carreras políticas de quienes no tenían buenas relaciones con el Kremlin.

Sin embargo, el profesor Ferri sí que se muestra a favor de esta vía como una solución pacífica. "Puede ser una vía buena como modelo para mantener el status quo", asegura. Sin embargo, al igual que Finlandia, no se fía y destaca que dependería en gran medida de cómo actúe Rusia con Ucrania, ya que, al menos en términos económicos, su dependencia de Moscú es prácticamente total.

Una reformulación de los acuerdos de Minsk, la opción descartada

Por último, otro de los escenarios que se ha barajado para lograr el derramamiento de sangre de forma masiva ha sido el de una reformulación de los Acuerdos de Minsk. Estos pactos, firmados inicialmente en septiembre de 2014, estaban llamados a poner fin al conflicto en el este de Ucrania. Sin embargo, su cumplimiento ha brillado por ausencia y una nueva edición no invita al optimismo.

El propio Putin lo ha reconocido este martes: "Los acuerdos de Minsk murieron mucho antes del reconocimiento de las repúblicas del Donbás", aseguró , para después agregar que "estos acuerdos ya no existen". Además, considera que "el reconocimiento de ayer estuvo dictado por la negativa pública de las autoridades de Kiev de cumplir esos acuerdos", recalcó.

En un marco similar se muestra Ferri, quien considera que el de los acuerdos de Minsk "no es un paradigma bueno porque nunca se han cumplido por ninguna de las partes". Sin embargo, de cara al desenlace del conflicto se muestra optimista y apuesta por que "no habrá declaración de guerra, más allá de ataques concretos como los sucedidos en los últimos días y de la batalla por la desinformación".