Casado está achicharrado tras un espectáculo caníbal en el PP

Pablo Casado sigue siendo, a esta hora, presidente del Partido Popular, es más, a esta hora será quien abra la sesión de control al Gobierno, con su pregunta prevista al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Sigue atrincherado Casado que, ayer, finalmente, sacrificó la cabeza que desde la semana pasada le pedían muchos en el partido, la de su secretario general, Teodoro García Egea. Gesto que llega tarde porque desde entonces el propio Casado está absolutamente achicharrado. Esta tarde se verá con sus barones. A Ayuso la ha dejado fuera del encuentro, y puede ser entonces cuando se desatasque una situación que ha abierto en canal al Partido Popular y que está poniendo en serio peligro el futuro del partido, con todas las consecuencias, malas, que esto puede tener para este país.

Ayer fue el día de las deserciones. Ese núcleo duro que el jueves mantenía la lealtad a Casado, aunque le apretaran en privado para la convocatoria de un Congreso, empezó a dimitir en cascada. El único varón relevante que se mantenía fiel al presidente, el murciano Fernando López Miras, se pasó de bando y el alcalde Madrid certificó lo que se veía venir, dejó la Portavocía del partido en plena crisis. No sé yo qué pensaba Almeida que era ser portavoz, aunque se guardó mucho de posicionarse en algún bando, como se guardó también por la noche, en la Sexta, Teodoro García Egea de mostrar ningún tipo de beligerancia contra nadie a pesar de haber visto rodar su cabeza.

Tras el espectáculo caníbal llegan ahora al PP los posicionamientos de unos y otros trabajándose el futuro. Algunos, que han hecho de la política su único oficio, empiezan a temer que ahí fuera hace mucho frío.

Los apoyos a Casado a esta hora, se pueden contar con los dedos de una mano, y Feijóo ya no esconde su intención de dar el salto a Madrid. Quería hacerlo por aclamación y empiezan a aclamarle a la espera del último movimiento de Casado.

Parece que hace un siglo, pero solo ha pasado una semana y media desde las elecciones en Castilla y León, el último movimiento fallido del tándem Egea-Casado. Solo ha pasado una semana y media de esto.