La trayectoria política de Casado, como la del Titanic: todo iba bien hasta que llegó el iceberg Ayuso

Madrid

La batalla del PP empieza a estar muy desequilibrada. Es como esos partidos de fútbol del cole en los que yendo a sexto te flipabas y retabas a jugar a los de tercero de ESO que algunos ya llevaban barba y pendientes. El Barça tiene más opciones de ganar la liga que Casado de seguir liderando nada y podemos explicar con un símil cinematográfico la complicada situación en la que se encuentra: la trayectoria política de Casado ha sido como la del Titanic. Empezó muy feliz, todo iba de perlas y la vida le sonreía, pero de repente ha aparecido iceberg Díaz Ayuso y se ha cargado el barco.

Con la banda sonora de la famosa película de James Cameron de fondo, Juan López ha ido intercalando audios de Casado y Ayuso durante estos años con fragmentos de la cinta: "Porque eres la mejor, Isabel, y porque Madrid merece una presidenta como tú", decía Casado cuando Ayuso era candidata a presidir la Comunidad de Madrid. "Tenemos una buena relación, la hemos mantenido durante 17 años", recordaba ella en otro momento. Parecía el flechazo entre Leonardo DiCaprio y Kate Winslet en la película. Pero de repente ese amor, el Titanic, se encontró con un iceberg enorme: "Nunca pude imaginar que la dirección de mi partido iba a actual de un modo tan cruel y tan injusto contra mí", espetó el pasado jueves la presidenta de la Comunidad de Madrid, desatando la guerra en el PP. "300.000 euros de beneficio por vender mascarillas, yo creo que no es ejemplar", sentenciaba él al día siguiente en una entrevista de radio.

De pronto aparece un actor secundario que, poco a poco, va tomando protagonismo. El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, es algo así como el capitán del barco: "Hay que tomar decisiones. Serán decisiones que no sean fáciles", apuntaba. "En plena tormenta, ha parado el motor, ha arriado las velas y pretende hacer responsable a los demás de que haya mala mar. El problema es que usted no sabe navegar". Esa frase que Casado le espetó a Sánchez en algún momento de esta legislatura, podría habérsela dicho también al barón gallego recientemente. Pero no es el único símil marino que ha empleado Casado que ahora cobra otro significado: "Cuando un barco hace aguas, el capitán no puede prometer a la tripulación y al pasaje recorrer la vuelta al mundo".

Esa frase, esa idea, se volvió a su contra este fin de semana, cuando miles de personas pedían su dimisión frente a las puertas de Génova. El barco comenzaba a hundirse de verdad. Algunos miembros de la dirección del partido comenzaban a huir del trasatlántico en plena tormenta, como José Luis Martínez Almeida, que este lunes anunció su cese como portavoz nacional del partido, o como su mano derecha, Teodoro García Egea que, acorralado, también dimitió por la tarde como secretario general. Casado, como la orquesta del Titanic, se mantiene en su puesto. Este miércoles acude a la sesión de control al Gobierno en el congreso, como si nada estuviera pasando en su partido pero el martes que viene habrá Junta Directiva Nacional para convocar un congreso extraordinario que, previsiblemente, lo cambiará todo.