¿España está preparada para la "guerra híbrida"? Por qué no tenemos capacidad para contrarrestar ataques como los "pulsos electro-magnéticos"

Madrid

El Ejecutivo no descarta ataques de "guerra híbrida" por parte de Rusia hacía España. Es la principal amenaza que barajan ahora mismo tanto en el Centro Nacional de In Inteligencia (CNI) como en el ministerio de Defensa después de que esta madrugada Rusia haya decidido atacar Ucrania y amenazar a la OTAN, a la Alianza Atlántica.

En el año 2014 cuando se desarrolló la guerra de Crimea ya tuvieron lugar estas estrategias híbridas. Moncloa y el CNI monitorizan ciberataques y acciones de desinformación en las que por cierto Moscú tiene mucha experiencia. La mecánica de actuación pasa porque el Centro Nacional de Inteligencia, a través del Centro Criptológico Nacional informa al Ejecutivo de las amenazas detectadas.

Expertos militares aseguran a la Cadena SER que España cada vez está más preparada pero que a día de hoy no se puede contrarrestar ataques como "pulsos electro-magnéticos o bombas de grafito". Una detonación PEM puede destruir equipamiento electrónico en un radio de acción de aproximadamente 1500 km si se efectúa a gran altitud y esto incluye a los equipos de comunicaciones, computadoras, artefactos electrodomésticos, automóviles modernos, aviones y helicópteros con sistemas electrónicos de ignición y conducción.

Otra amenaza para la que podríamos tener problemas son las bombas de grafito que están pensadas para atacar redes eléctricas sin provocar la destrucción completa de las infraestructuras. Desde la II Guerra Mundial las infraestructuras energéticas son un objetivo clave en las contiendas. Este tipo de bombas lanzadas sobre una estación de distribución eléctrica flotan en el aire y entran en contacto con cables y terminales eléctricas expuestas provocando múltiples cortocircuitos que hacen saltar los mecanismos de protección de la central dejándola fuera de servicio.

Los ciberataques también son un problema y de hecho aunque no se diga públicamente fuentes militares y del CNI sospechan que Rusia podría estar detrás de ciberataques que tuvieron lugar el año pasado como uno que sufrió el Servicio Público de Empleo el pasado marzo. El organismo dependiente de trabajo fue atacado con un tipo de ramsomware que bloquea ordenadores y encripta archivos.

El pasado diciembre el alto representante para la política exterior de la UE, Josep Borrell, advertía de que "tenemos que ser capaces de afrontar una amenaza híbrida con instrumentos híbridos". Borrell advertía de que la UE es consciente de que combatir esta amenaza se ha convertido en uno de los desafíos más complejos a los que se enfrentan gobiernos e instituciones porque los medios utilizados por potencias como Rusia y China evolucionan constantemente.

En el último informe anual de Seguridad Nacional elaborado por el departamento que dirige el general Ballesteros, el Gobierno asegura que "los principales actores híbridos, incluyendo aquellos estados que recurren a este tipo de estrategias, continúan incrementando sus capacidades, con el objetivo de lograr beneficios económicos, acceder a capacidades tecnológicas o ganar influencia, así como para interferir en asuntos internos de terceros países, con fines de desestabilización política y social".

Otro asunto son las campañas de desinformación a las que estamos más acostumbrados. Entre el 2017 y el 2019 ha habido un incremento del 150% de campañas de desinformación y desde la Dirección de Seguridad Nacional se ha advertido de que estas campañas se han incrementado. Un informe del año pasado recoge que se ha constatado este incremento "a través de diferentes medios de creación, difusión y viralización de contenidos se han ejecutado estrategias de desinformación agresiva para tratar de desestabilizar países pertenecientes a la UE o la OTAN mediante el desprestigio de sus estados miembros, el descrédito del sistema democrático y la polarización social".