"Me levanté a las 5 de la mañana por el sonido de una explosión muy grande. Es como una película de terror": el testimonio de dos ucranianas tras las primeras horas del ataque ruso
Katerina se ha ido al pueblo con sus padres y Olena, que no tiene coche, intenta aparentar tranquilidad en su casa para no asustar a sus hijos
Katerina y Olena, desde Ucrania: "Es una película de terror, estamos en un sótano con mis padres"
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Madrid
A las 5 de la mañana un sonido despertó a Katerina: "Escuché una explosión muy grande y luego empezaron a sonar las sirenas", cuenta en Hoy por Hoy. Se levantó y su marido y ella empezaron a hacer las maletas para abandonar Kiev e irse al pueblo con sus padres. El tráfico a esa hora era ya denso y han tenido dificultades para echar gasolina porque en muchos sitios no se podía pagar con tarjeta, así que ha sido un viaje difícil. No sabe por qué, pero el pueblo le da más seguridad ante la incertidumbre del ataque ruso. Reconoce que no se esperaba que ocurriera: "Yo siempre he sido muy optimista. El escenario que estamos viendo es el peor, está atacando por varios lados... es como una película de terror. No tengo palabras para describir lo inesperado de la situación".
Tras los primeros bombardeos, las carreteras de salida de Kiev se llenaron de coches que querían salir de la ciudad. Olena Bratel no tiene vehículo y permanece en su casa con sus hijos: "Estamos preparándonos para lo peor, haciendo las maletas con las cosas necesarias, los documentos y la ropa. Mi idea es salir cuando haya bombardeos a un refugio cerca de mi casa", explica en Hoy por hoy. Su ventana da a una calle que habitualmente está muy concurrida. Hoy no hay tanta gente pero explica que no se percibe pánico. Esa misma calle sí estaba llena de coches a las 7 de la mañana, cuando le llamó su padre para contarle lo ocurrido.
Olena es profesora de español en la Universidad Nacional Taras Shevchenko, en Kiev, y tiene dos hijos, uno de 11 y una de 5 años. Cuenta que por la mañana les llamaron para decirles que no fueran al cole, que hoy las clases serían online: "Ahora mismo mi hijo está conectado pero solo están 3 de 40 compañeros. El resto, o están saliendo de la ciudad o tienen pánico y no pueden unirse", relata. Mientras, ella intenta mantener ritmo habitual: "No quiero asustar a mis hijos. Limpio la casa, ordeno, intento mantener la mente ocupada".