Gisbert ha dejado las bases de un puerto rentable económicamente y mucho más amable
La Columna de Carlos Arcaya: «Gisbert ha dejado las bases de un puerto rentable económicamente y mucho más amable»
Alicante
Antes de que Juan Antonio Gisbert llegará al cargo, la relación puerto-ciudad era monótona, aunque no exenta de fricciones, con todos los problemas enquistados y ni una solución sobre la mesa.
Aunque vivamos en una sociedad de odios y filias, a los responsables públicos hay que juzgarlos por sus actos, entendiendo que no todo es blanco o negro y, en ese sentido, a Juan Antonio Gisbert hay que agradecerle que haya intentado cambiar las cosas.
Ha entendido que ni el puerto se podía mover de donde está ni la ciudad iba a renunciar a su fachada marítima. Y también que el puerto de Alicante tiene que buscar su lugar, especializado o singular, entre las dos grandes terminales entre las que se encuentra: València y Cartagena.
Para ello, puso en marcha un plan estratégico -del que, por cierto, adolece el resto de la ciudad- que garantice la actividad comercial y que integre el puerto y la ciudad.
Se está construyendo una nueva nave cerrada para la descarga de graneles. Se apuesta por la digitalización y por una nueva marina deportiva. Los muelles más urbanos se están transformando físicamente.
En definitiva, se va un buen presidente que ha dejado las bases para que tengamos un puerto rentable económicamente y mucho más amable.