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La historia de Francesco Lepore, excura gay: "Me encontré a un excompañero del Vaticano que me criticó en un local de 'cruising"

Fue latinista pontificio en la Secretaría de Estado del Vaticano y trabajó en la Biblioteca Apostólica Romana como secretario personal del cardenal Jean-Louis Tauran. Dejó el Vaticano y el sacerdocio tras una profunda crisis existencial por la doble vida que llevaban algunos curas, entre la defensa del celibato y la práctica de su libertad sexual

Madrid

"Buenas tardes, soy el Papa Francisco. He recibido su carta. El cardenal Farina me la ha pasado y le llamo para decirle que estoy muy impresionado por su valentía y he valorado la coherencia y sinceridad de su carta". Esta es la llamada que recibió Francesco Lepore una tarde de octubre 2013, tras haber escrito al papa contándole su historia. Él fue sacerdote, homosexual, que había pasado por las más altas esferas del Vaticano y que, en un momento concreto de su vida, tuvo que tomar una decisión: ser libre o seguir llevando una doble vida en la Iglesia.

Él tuvo que colgar la sotana en 2006 y había estado muchos años callado. El papa Francisco le llamó tras leer la carta y además le pidió un favor, "¿puede rezar por mí?", le dijo. A lo que Francesco le contestó que simplemente había dejado de rezar. En Hora 25 hemos hablado con Francesco Lepore, ahora activista LGTBI y periodista de la web 'Linkiesta'.

La conversación con el papa

Francesco le contó al papa cuál había sido su recorrido vital, las dificultades que pasó en el seminario a la hora de adaptar su sexualidad a los mandatos de la Iglesia. "En la carta le contaba lo que, a mi modo de ver, era una doble vara de medir. El tratar con dureza por motivos de una mínima entidad a algunas personas, mientras se encubre a otras que tienen una doble vida, que tienen un compañero estable. Eso es algo que ocurre incluso en la cúpula. Por no hablar de casos graves y tristemente conocidos como los abusos sobre menores. Esa es la doble vara de medir que yo criticaba. También le hice saber al papa la situación económica en la que me encontré cuando decidí que no volvía a la diócesis, para vivir libremente mi homosexualidad. Me encontré solo, abandonado por todos. Me veían como un traidor", explica.

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Tiempo después, el propio papa le llamó directamente. No fue una conversación larga, según recuerda Lepore en la Cadena SER, pero sí intensa. Entre otras cosas, el papa Francisco reconoció la coherencia y transparencia del excura. Lepore recuerda un detalle: Francisco le pidió que rezara por él, pero Francesco hacía tiempo que había dejado de rezar. En todo caso, aceptó la bendición del Santo Padre.

La vida en la curia romana

Cuando Francesco Lepore aterrizó en Roma tuvo que "ajustar cuentas" con una realidad que había reprimido durante años. Allí conoció el mundo eclesiástico del Vaticano que, como él mismo reconoce, no se caracterizaba por su "observancia del celibato". Lepore vivió en Roma su primer amor, un hermano Franciscano que "vivía una vida muy desinhibida. Iba a locales de 'cruising' y a playas nudistas". La historia de este excura salió a la luz porque era una de las fuentes de 'Sodoma: poder y escándalo en el Vaticano', un libro extensísimo del sociólogo Frederic Martel que describe con todo tipo de detalles la doble vida de algunos curas vaticanos.

La responsabilidad y grado de conocimiento de los papas

"Había cotilleos sobre algunos de los principales colaboradores de Juan Pablo II y alguno de los del papa Benedicto XVI. Se comentaba que tenían esta vida. Y eran cotilleos que venían de dentro del Vaticano. La reacción era siempre la de minimizar estas acusaciones", explica Lepore. El excura cuenta que estos casos han sido frecuentes y han proliferado en todos los papados. La única diferencia ahora es que Francisco I no ataca directamente a los homosexuales, como sí hicieron sus predecesores, reconoce Francesco.

Lepore lleva ahora una vida alejada de la fe. "Soy un católico heterodoxo", explica entre risas. "Soy muy crítico con las posiciones del magisterio sobre la sexualidad y esa desobediencia es un obstáculo para mí, para poder rezar", sentencia.

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