El éxodo de población urbanita al pueblo se mantiene en Cuartango y San Millán

Vitoria

San Millán en la Llanada Alavesa y Cuartango, en los Valles Alaveses, en Añana, son dos de las zonas rurales que en Álava han vivido lo que podemos denominar el efecto pandemia: urbanitas de Vitoria-Gasteiz y otros lugares llegaron tras el confinamiento con sed de campo. Eso se tradujo en subidas en los padrones de estos municipios. En Cuartango pasaron en cuatro-cinco meses de 396 empadronamientos a 430. Y siguen prácticamente en los mismos números.

La mitad de esas inscripciones llegaron de personas que tenían ya una segunda residencia en la zona pero también lo hicieron otras que, sin contacto previo, decidieron asentarse allí. Y aunque -dice el alcalde Eduardo Fernández de Pinedo- que aún no estamos en el tiempo más propicio para sacar conclusiones sobre el arraigo de esta nueva población, sí que ha constatado que hasta hace poco el movimiento se reducía bastante al fin de semana y que ahora - por ejemplo- hay cada vez más inscripciones en las actividades de ocio y culturales que se organizan entre semana (yoga, inglés, música) y que son de personas que hasta hace dos años no vivían en el pueblo.

En San Millán, su alcaldesa, Erika Letamendia, asegura que aún están a la expectativa para analizar qué pasa con las nuevas llegadas al municipio, al que se han mudado matrimonios que rondan o están en tiempo de jubilación y gente joven también y no solo de Vitoria-Gasteiz, también hay venidos de Donostia, por ejemplo. Con respecto a su arraigo, hay de todo, comenta; algunas personas incluso han escolarizado a sus peques en la zona, pero también hay quien utiliza más el pueblo como dormitorio y sigue con hábitos urbanitas.

No es fácil, reconoce Letamendia, acostumbrarse a la vida en lugares así donde, entre otras cosas, el invierno es largo y donde hay pocos o ningún servicio. Alguna baja ya han tenido, de hecho. En ese sentido, considera que es clave el disponer de un transporte bien conectado con las cabeceras y con la ciudad y de un buen servicio de salud, y es que ahora andan preocupados por el empeoramiento de la atención en los ambulatorios.

Eduardo Fernández de Pinedo suscribe las palabras de Erika Letamendia y apunta que es clave no solo cubrir o mantener esos servicios básicos sino también mejorarlos. Y añade, además, que existe en todo esto otra importante componente, que es la de la actitud acogedora por parte tanto de la institución como de la ciudadanía, que no siempre está dispuesta -dice- y que es necesaria para poder seguir tirando adelante y eso lo conseguimos si somos unos pocos más. adelante mejor del mismo carro; siempre es más fácil con unas cuantas personas más.

En San Millán, el Ayuntamiento tiene un par de líneas de ayudas encaminadas a fomentar/fijar población: por nacimiento, adopción o acogida y por rehabilitación de vivienda. Son pequeñas contribuciones sobre todo para el mantenimiento del vecindario. En Cuartango, sirvieron de revulsivo poblacional una promoción de vivienda pública, la mejora de la carretera de acceso o la llegada de la banda ancha. Otro de los activos para la revitalización de la zona que ha resultado de un proceso participativo es el Kuartango Lab, un espacio de emprendimiento e innovación situado en el antiguo balneario que acoge a diversas empresas, colectivos, y que aún dispone de 2.000 metros cuadrados para albergar nuevas iniciativas que fomenten el empleo y la actividad en la zona rural.