Txema López de Abetxuko, ganadero: "De aquí al verano-otoño se van a cerrar muchas explotaciones en Álava"

Vitoria

Txema López de Abetxuko está al frente, junto a su hermana Blanca, de una explotación de vacas lecheras en Iruña de Oca. 250 cabezas, 120 en ordeño. Ve el futuro muy complicado. Y es que el desequilibrio entre los costos de producción y los ingresos por las ventas es cada vez mayor. Solo en pienso, las facturas se han disparado y siguen al alza. A finales de año -señala- estaban pagando 10.000 euros más al mes; de diciembre a enero tuvo una pequeña subida y en marzo, según les ha comunicado la casa de piensos, la cuenta va a subir otros 7.500 euros. El gasoil, la luz, la alimentación para los terneros y un largo etcétera de insumos también han incrementado su coste.

Suben los gastos pero no los ingresos. Por litro de leche, los ganaderos están percibiendo -explica- entre 37 y 39 céntimos. Txema reclama al menos 55 céntimos por litro para volver a la situación de hace año y medio. El ganadero comenta que para este mes de marzo, su comprador -Lácteos Martínez, que elabora el queso Los Cameros- le ha hecho una propuesta de incremento de un céntimo y medio por litro y él asegura que necesita al menos un incremento de 10 céntimos para cuadrar las cuentas; 7 céntimos y medio irían ya solo para cubrir los costes del pienso. Pero la industria -apunta- esgrime que no puede asumir ese precio porque dejaría de ser competitiva. "Yo ya le dije -cuenta- hazte a la idea de que en 5 o 6 meses te quedas sin leche, porque vamos a tener que cerrar".

Y es el futuro oscuro que augura para el sector como no cambien mucho las cosas. Así se lo transmitió al diputado general hace unos días. Le dije " de aquí al verano o al otoño van a cerrar muchas explotaciones en Álava. Estamos 43. No se las que quedarán. O forzáis a la distribución a que nos pongan unos precios competitivos o nos dais unas limosnas. Si no, es otra materia prima que dejáis escapar". Y advierte López de Abetxuko de que si los ganaderos locales cierran, tendrán que venir de fuera alimentos más caros que lo que costaría pagarles a ellos para que fueran rentables.

Menos cereal y apuesta por el girasol

En la agricultura, la situación está también revuelta. Los altos precios de los abonos han hecho replantearse a muchos agricultores su plan de plantación. Gorka Barredo, de Comunión, comenta que la reducción de plantación de cereales ha sido notable. Él decidió reducir su siembra de trigo y cebada y tras la subida del gasoil después de la invasión rusa a Ucrania, ha vuelto a dar otro giro de tuerca: ya no va a plantar el maíz -le salía a pagar- previsto para la venta directa a ganaderos, ni remolacha, un cultivo que siempre han tenido en la familia. Apuesta por el girasol, que tiene menos demanda nutricional, y por el forraje, por razones de sostenibilidad medioambiental. Si todo va bien -y en el campo hay que cruzar los dedos y más en esta situación tan cambiante- salvarán los muebles.

Gorka piensa en global y reconoce que los altos precios de ciertos productos agrícolas son un arma de doble filo porque gravan, a su vez, a los ganaderos. Así las cosas, considera que es necesario darle una vuelta al modelo de producción y trabajar por un sector primario con futuro; eso implica -entre otros- fomentar la economía circular y que la ciudadanía tome conciencia de nuestro papel en esa cadena de consumo.

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