Las hermanas que encontraron a su familia gracias a la portada de un diario español ya se han reunido con ella en Barcelona
Un convoy humanitario de Cataluña contactó con la familia que estaba en Barcelona y ha trasladado a las dos hermanas junto a ella

Cracovia
“Es mi hija, son mis nietos, están en Barcelona”, repetía sin parar Luva, una ucraniana de 58 años, mientras señalaba la foto de un reportaje en un periódico catalán en el que salía una mujer y dos niños. Se lo decía a José Antonio, el miembro de un convoy humanitario, que sostenía en la estación de tren de Cracovia un cartel en el que se leía “Viaje gratis a Barcelona”. Hoy, Luva y si hija, Olga, se han fundido en un abrazo en Barcelona, cuando la madre ha bajado de la furgoneta humanitaria en la que ha recorrido 3.000km.
Luva y su hermana Valentina llevaban casi un día entero perdidas en la estación. Sentadas en un banco, entre los ascensores que bajan a los andenes 2 y 3. Vestida con su abrigo, Luva, abrazaba con las piernas tres bolsas de rafia con roba y comida. A su lado, en silencio, su hermana mantenía consigo una pequeña maleta rosa.
Su mirada se iluminó cuando vieron pasar por delante a Jose Antonio. En sus manos un folio blanco en el que se lee: “Transport do Barcelony za darmo”. En ucraniano, “transporte gratis a Barcelona”.
Luva, se levantó, y con los ojos anegados, empezó a repetir en ucraniano algo incomprensible para este voluntario, miembro de una expedición de policías de la asociación Copland. Hasta que Luva sacó su móvil del bolsillo y enseño una serie de fotografías, entre ellas, la primera página de Sociedad del Diari Ara. En la fotografía del artículo, una mujer y dos niños. El titular: “Hemos venido a Barcelona para huir de las bombas”. Luva repitió: “es mi hija, son mis nietos, están en Barcelona”.
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Gracias a Viktoria, una voluntaria ucraniana de esta estación convertida en campo de refugiados, Luva llamó a su hija Olga para darle al miembro del convoy la dirección del albergue en el que Olga y sus dos nietos, se alojan en Barcelona. La hija de Luva se fue de Kiev en coche cuando empezó la invasión. Salió con su marido, su hijo, los cuñados y una sobrina, con la intención de alejarse de la capital, pero el miedo les hizo recorrer toda Europa.
Casi tres semanas después, también Luva abandonó Kiev. Unos amigos la llevaron a ella y a su hermana Valentina en coche hasta Lviv, esquivando controles militares. Allí subieron a un autobús hasta Cracovia. 24 horas después, arrastraban su equipaje hasta el taxi de Ferran García y Raimundo Álvarez, dos voluntarios de Sant Celoni que cogieron vacaciones para unirse al convoy. Tenían dos plazas libres, después de haber recogido a Theresa y a sus tres hijos, familiares de una vecina ucraniana del municipio del Vallés donde viven. Todo gracias a un cartel, a una noticia, a una foto capaz de hablar todos los idiomas y a la solidaridad de quienes recorren media Europa en coche para rescatar a quienes huyen del horror.


Andrea Villoria
Responsable de Tribunales y Sucesos de la SER en Cataluña




