"Que dejen de usar las armas contra niños y civiles": el mensaje de Vadim, un niño ucraniano llegado a Murcia
En Hoy por hoy conocemos la historia de Mila y su hijo, junto a la lección de solidaridad del barrio del Espíritu Santo
Mila, su hijo Vadim y Natalia (Ucrania) en Hoy por hoy Murcia
Murcia
Ganar y volver: así se resume el sentimiento de Mila, una mujer ucraniana que hasta hace unos días se encontraba al frente de un teatro de títeres en la ciudad de Zhitomir, donde vivía junto a su marido y su hijo Vadim, de tan solo diez años. Ahora, ya en Murcia, solo piensa en volver a su país y poder continuar con su vida junto a sus seres queridos. "Me gustaría que esto acabase cuanto antes, ganar y volver a mi país, ayudar a reconstruir nuestras casas y seguir con nuestra vida tal y como la teníamos hasta hace unas semanas".
"Que dejen de usar las armas contra niños y civiles": el mensaje de Vadim, un niño ucraniano llegado a Murcia
Zhitomir se encuentra al norte de Ucrania, muy cerca de Kiev, y sirve estos días de lugar de paso para las tropas rusas que quieren llegar hasta la capital, por lo que han vivido de cerca el sonido y la destrucción de las bombas. "Nos fuimos a la cama una noche y mi hijo se despertó sobresaltado y vino hasta nuestra habitación para preguntarnos si estábamos vivos, esa misma noche comenzaron los bombardeos", cuenta Mila.
Mila, que ha comenzado la entrevista con un "¡Viva Ucrania!", no puede ni tan siquiera nombrar a su esposo y al resto de su familia, con tan solo hacerlo se le rompe la voz y sus ojos se llenan de lágrimas: "Yo no quería salir de casa, quería quedarme allí con mi marido y ayudar en lo que pudiera, pero fue mi marido el que me rogó que pusiera a salvo a nuestro hijo".
Y así lo hizo, contacto con una amiga en Murcia y preparó todo para poder salir cuanto antes del país. El pequeño Vadim, que no deja de mirar a su madre en todo momento, ha querido intervenir en la entrevista explicando con sus palabras lo que está sucediendo en Ucrania y lanzando un mensaje: "que los rusos dejen de usar las armas contra niños y civiles", ha dicho.
Tras la entrevista, Mila y su hijo se fundían en un abrazo y agradecían la ayuda que desde la Región de Murcia y el resto del país está llegando a Ucrania.
Junto a esta familia rota por la invasión rusa, nos ha acompañado en Hoy por hoy Murcia, Natalia Domuchuk, una ucraniana que lleva residiendo en nuestra Región desde hace dieciocho años. Ella ha sido la encargada de posibilitar este encuentro, además de ayudar con la traducción, ya que tanto Mila como Vadim no dominan el español.
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Natalia, que también tiene familiares en Ucrania, lamenta lo que está sucediendo en el país que la vio nacer, "yo siempre iba una vez al año a visitar a mis familiares, con los que tengo contacto directo todos los días, ellos se encuentran cerca de la frontera con Polonia, por lo que por el momento están en un lugar seguro", relata. Domuchuk también nos dice que desde 2019 no podido ver a su familia, "primero por culpa de la pandemia y ahora por la guerra".
Pero esta no es la única historia que hoy hemos compartido con los oyentes de Radio Murcia; también hemos querido conocer de cerca la historia de un barrio, la de una mujer y la de un párroco que han conseguido en tiempo récord salvar de la guerra a siete mujeres ucranianas, tres adultas y cuatro niñas, que ya viven en Murcia, en una casa parroquial que estaba deshabitada y que gracias a la iniciativa de Natalia y a la complicidad del párroco del Espíritu Santo, Antonio Sánchez, ya se encuentran a salvo en Murcia.
Natalia tuvo la idea y le pidió ayuda al párroco del barrio del Espíritu Santo (Murcia), que quiso contar con los vecinos de su parroquia para que, entre todos, pudieran convertir una casa desahitada en un hogar para estas mujeres y niñas, "los vecinos no dudaron en ponerse manos a la obra para adecentar en el menor tiempo posible la casa parroquial que ahora da cobijo a estas madres y sus hijas, la respuesta de los vecinos ha sido muy reconfortante", cuenta Antonio Sánchez en el programa Hoy por hoy Murcia.
De hecho, los propios feligreses y vecinos limpiaron y acondicionaron la casa, y han donado diverso material como sábanas y toallas, además de llevar alimentos para las mujeres y sus hijas y ofrecer donaciones económicas para sufragar los gastos de luz y agua o las compras semanales.
Las mujeres y niñas acogidas, que no se conocían entre sí antes de llegar a la casa parroquial, proceden de la región de Ternópil, al oeste de Ucrania, a unos 250 kilómetros de la frontera con Polonia, una de las últimas zonas a las que están comenzado a llegar los ataques del ejército ruso.