Euskadi contará con un protocolo anti suicidio en los colegios el próximo curso
“Hay que formar al profesorado en la identificación de señales de riesgo de suicidio porque cuando ven los casos ya están muy avanzados”, Cristina Blanco, presidenta de Aidatu

Patio de un colegio / ANA VARELA

Bilbao
En un contexto de pandemia, la afección del virus y las consecuencias de las medidas para combatirlo han hecho y siguen haciendo mella en la salud de la población en general y de los jóvenes en particular. La pérdida de aprendizaje en el ámbito escolar o el aumento de hospitalizaciones de adolescentes en el ámbito sanitario son las consecuencias más palpables en la salud de los adolescentes durante los últimos dos años, si bien no se reducen a la época Covid.
En este sentido, el número de jóvenes que ha manifestado su decisión de quitarse la vida va en aumento “desde hace años” y, a diferencia de otros casos, cuando existe riesgo de suicidio los docentes se sienten “desprotegidos” o no disponen de herramientas para la prevención, detección o acompañamiento en estos casos.
Más información
La preocupación social y el empuje de cada vez más asociaciones y supervivientes que trabajan por reducir el impacto del suicidio han llevado a las instituciones a tomar cartas en el asunto. En los últimos meses, varias autonomías han aprobado guías para prevenir las conductas autolesivas y actuar ante la ideación suicida de los alumnos, ahora le toca el turno a Euskadi.
El Departamento de Educación trabaja actualmente en un Protocolo anti suicidio en los colegios junto con Osakidetza, que presentarán antes de que finalice el curso y que elaboran junto a varios centros educativos en el territorio para que los agentes en este ámbito sepan cómo actuar ante cualquier tentativa en esto términos.
Desde Aidatu, Asociación Vasca de Suicidología, Cristina Blanco señala las dificultades de los centros para prevenir este tipo de conductas y la necesidad de medidas institucionales en este sentido. “Los centros educativos acuden a nosotros y están muy perdidos, quizás ante esa emergencia el Departamento de Educación ha tomado la decisión de que hay que hacer algo, como mínimo un protocolo, qué hacer cuando vemos un caso, pero cómo vemos el caso”, se pregunta, “hay que formar al profesorado, al menos a parte del profesorado, en la identificación de las señales de riesgo, porque cuando ven los casos ya están muy avanzados”.
“Hay todo un camino hasta llegar a esa situación, que es la prevención, y en ese camino el ámbito escolar es prioritario”, afirma.
A raíz de su experiencia personal, decidió poner en marcha una oferta formativa en esta materia para tratar el fenómeno desde lo académico y dotar de herramientas teórico-prácticas para la intervención. Posgrado que, a partir del próximo curso, contará por primera vez con un módulo de prácticas orientadas a la intervención en el ámbito sanitario, educativo o socio-comunitario y ya cuenta con el apoyo de distintas entidades en el territorio.




