El Sporting frena la hemorragia pero sigue en estado crítico

¿Será capaz el Sporting de ganar tres o cuatro partidos en las diez últimas jornadas del campeonato? La pregunta no es retórica; la duda es más que razonable. Desde luego, si lo hace será sufriendo. En Leganés el equipo tampoco logró vencer, pese a adelantarse una vez más en el marcador y ofrecer sensaciones ligeramente mejores (peores era difícil) que en partidos anteriores, entre ellas cierta sensatez por parte de jugadores y técnicos a la hora de asumir la realidad y las aspiraciones del equipo. Era el día para volar en la clasificación, después de la derrota de la Real Sociedad B, pero el Sporting sigue negado. Completamente negado. A su torpeza futbolística recurrente se une la desgracia permanente. En Butarque fue una acción de auténtica mala fortuna, un lanzamiento de falta que desvió la barrera, la que diluyó sus opciones y le impidió aprovechar (una vez más) la ventaja inicial en el marcador. Aunque, al menos, los rojiblancos frenaron la sangría y sumaron un punto, que es menos que nada. El equipo y el entrenador parecen haber asimilado ya (por fin) que están condenados a sufrir y que cuando no puedes ganar, al menos tienes que evitar perder. Y esta filosofía se percibió en el tramo final del partido y en los cambios de Martí. Visto lo visto, mejor no asumir ni el más mínimo riesgo.

Al entrenador, que asume que se está jugando el puesto en cada jornada que pasa, no se le puede acusar de inmovilismo. En Butarque sorprendió con una apuesta innovadora que no le salió del todo mal: el cambio a un sistema 4-4-2, con Eric Ramírez como acompañante de Djuka. Ninguno de los dos delanteros marcó pero sí tuvieron influencia en el partido, tanto con una importante labor de presión y desgaste como, sin ir más lejos, en la jugada del gol rojiblanco. Ramírez la bajó de espaldas, se apoyó en Djuka y este abrió (con la zurda) al espacio para que 'El Puma' Rodríguez se plantara en el área y, con la izquierda, batiera a Dani Jiménez. Corría el minuto 37 de la primera parte y el Sporting marcaba en el segundo tiro a puerta de los rojiblancos. La dedicatoria fue curiosa: el panameño corrió hasta el banquillo para fundirse en un abrazo con Jony, el jugador con el que rivaliza por el puesto y que, previsiblemente, le sustituirá la próxima semana durante su ausencia por compromisos internacionales.

La jugada del gol, por cierto, partió de un lanzamiento largo de Cuéllar, que cumplió con creces en su reestreno como portero del Sporting, por la lesión de Diego Mariño y precisamente en Butarque, donde tantas tardes ejerció como guardameta local.

Poco o nada pudo hacer el portero en la desafortunada (para el Sporting) acción del gol del Leganés, que llegó a los seis minutos de la reanudación. Eric Ramírez cometió el error de abrir un hueco en la barrera montada ante un lanzamiento de falta de Rubén Pardo y el balón golpeó en la cadera de Christian Rivera, cambiando la dirección del balón y sin dar margen a Cuéllar para reaccionar.

El Sporting no se conformaba con el empate. Djuka, que unos minutos antes se desesperaba ante el individualismo de Eric Ramírez y 'Puma' Rodríguez en dos llegadas peligrosas, acarició el gol con un remate acrobático a un balón llovido desde la banda derecha que repelió el portero local. Pero el Sporting, esta vez sí, supo nadar y guardar la ropa. Salvo en alguna acción concreta, como una internada de Bautista que llegó hasta línea de fondo y sacó un peligrosísimo pase atrás que Bogdan sacó antes de que llegara ningún jugador local, el Sporting supo resistir sin grandes apuros. Y no se volvió loco a la hora de ir a por la victoria: Martí lanzó mensajes más conservadores que en otros partidos, dando entrada a jugadores como Gragera por un tocado Aitor García o Calavera por Pedro Díaz. El partido también dejó el debut, con buena nota, del canterano David Argüelles, que sustituyó a un Pablo García lastrado por una tempranera tarjeta amarilla.

Aunque no era el objetivo, el Sporting no pareció ver como un drama el empate en Butarque. Algo más dramática es su situación general, décimo octavo en la tabla y con seis puntos de colchón sobre el descenso. Como la obligación de sufrir está asumida, hay que dar por bueno el punto y prepararse para una nueva final el sábado en casa, contra el Cartagena.