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"Seguro que hay gente que es muy feliz con poco, pero el dinero es lo que más influye", así afecta el estado del bienestar a la felicidad

Alejandro Cencerrado, analista jefe del Instituto de la Felicidad de Copenhague, nos presenta algunas de las conclusiones de su estudio y nos presenta 'En defensa de la Infelicidad' en La Ventana

La Ventana a las 16h | Alejando Cencerrado, analista del Instituto de la felicidad de Copenhage publica: 'En defensa de la infelicidad'

La Ventana a las 16h | Alejando Cencerrado, analista del Instituto de la felicidad de Copenhage publica: 'En defensa de la infelicidad'

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Madrid

La felicidad se puede medir, lo hace el Instituto de la Felicidad de Copenhague desde le año 2012, tratando de averiguar qué hace a unas personas más felices que a otras. Su analista jefe es Alejandro Cencerrado, un físico español que se ha asomado en La Ventana para explicarnos este proceso y hacer, además, una defensa de la infelicidad.

La felicidad es un puzle

Medir la felicidad es complicado, principalmente, porque se trata de cosas subjetivas que son, además, “un puzle de muchas piezas, si te falta la salud, por mucho que tengas hijos y familia y un buen trabajo vas a estar mal”.

Para analizarlo de forma lo más científica posible, ha explicado el físico, en el Instituto de la Felicidad tienen un método: “En general medimos tres variables del bienestar muy concretas. La felicidad afectiva, que es la felicidad del día a día, si has sonreído, si te has sentido estresado, es una variable que fluctúa mucho en el tiempo. Luego preguntamos también sobre la satisfacción con la vida, normalmente en una escala del 0 al 10 donde 0 sería la peor vida posible que puedes imaginar y 10 la mejor. y también preguntamos a la gente sobre si creen que su vida tiene sentido”.

En defensa de la infelicidad

Conseguir una felicidad constante, a largo plazo, asegura Cencerrado, es “muy difícil”, y por ello él hace una ‘Defensa de la infelicidad’ en su libro del mismo nombre recién publicado por la editorial Destino.

“Debemos empezar a hablar de eso, de que los malos momentos son necesarios en la vida”, explica, “la infelicidad está para que no nos conformemos, es como un sistema biológico”.

“Si estuviéramos todos sentados en el sofá a gusto sin necesidad de salir de casa, no nos levantaríamos del sofá, no buscaríamos trabajo, no buscaríamos pareja. Por lo tanto creo que es un mecanismo evolutivo la infelicidad para levantarnos del sofá y progresar como sociedad”, desarrolla Cencerrado.

Contexto socioeconómico

Pero no todo depende de la biología y el mundo interior de cada persona, el contexto en el que vivimos juega un papel muy grande. El estado del bienestar existente en nuestro país de residencia, por ejemplo, juega un papel fundamental: “Estados Unidos es más rico que Finlandia y sin embargo en el ranking del bienestar están mucho más bajos, en concreto por la distribución de la riqueza. ¿De qué sirve que un país sea rico si la riqueza se la llevan sólo unos pocos?”

"Cuando comparamos países en función de la riqueza siempre los países africanos suelen estar muy abajo, seguro que hay gente que es muy feliz con poco, pero si tú no tienes dinero para pagar a un dentista o para llevar a tus hijos al colegio, vamos a dejarnos de superficialidades, eso es importante", apunta el físico.

También en el trabajo, donde está demostrado que la felicidad mejora el rendimiento laboral de los empleados, creando un entorno de trabajo en el que se sienten cómodos y se genera confianza entre los jefes y empleados. El problema, lamenta, es que no se está haciendo bien: "Se está haciendo de una forma un poco torpe, comprando futbolines, poniendo un tobogán como en Google, y no se trata de eso, se trata de cambiar la mentalidad".

"Los empleados nos vamos de nuestros trabajos porque estamos estresados, porque no estamos motivados", asegura, "y esto es una gran fuente de pérdida financiera para las empresas".

Puntuar tu día

Cencerrado lleva desde los 18 años con un método propio para poder medir su propia felicidad: “Llevo 17 años cada noche apuntando un numerito, de 0 a 10 donde 0 sería el peor día de mi vida y 10 el mejor, no he puesto ningún cero ni ningún diez aún, he puesto tres unos y tres nueves. Los tres unos están relacionados con problemas físicos, la salud, y los nueves con el enamoramiento, el primer beso o casas así”.

Para esto, confiesa, es necesario ser honesto con uno mismo, algo que no siempre es fácil. En su caso, tras sufrir la muerte de un familiar cercano se sorprendió a sí mismo puntuando el día con un cinco, aunque ahora comprende mejor el motivo: ”Muchas veces un shock como ese no eres consciente de él hasta que pasa un tiempo, y con la felicidad también pasa, apruebas un examen o te contratan en un sitio y no eres feliz hasta que pasan unos días”.

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