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"A la gente de Kiev le da miedo abrir la puerta": así es el día a día de un repartidor de Glovo en plena guerra

Alexey se mueve en bicicleta con casco y chaleco antibalas | Le han aumentado un poco la tarifa "por el riesgo" y en los días buenos gana 30 euros | "Lo que más nos piden es tabaco, cereales y pan", explica

Alexey es uno de los “héroes” de Kiev gracias a los que la ciudad sigue funcionando (a ratos). Muchas personas mayores dependen de estos repartidores para recibir comida o medicamentos. / Nicolás Castellano

Alexey es uno de los “héroes” de Kiev gracias a los que la ciudad sigue funcionando (a ratos). Muchas personas mayores dependen de estos repartidores para recibir comida o medicamentos.

Enviado especial a Kiev

En Kiev no quedan restaurantes abiertos, pero de vez en cuando sí se ve a algún repartidor con una mochila de Glovo o Uber Eats. Alexey (36 años) es uno de ellos. Trabaja (a tiempo parcial) para una de estas compañías desde hace tres años y la invasión rusa de Ucrania no le ha hecho dejarlo. "Cuando suenan las sirenas se apaga la aplicación y no podemos seguir cogiendo pedidos, pero si ya estoy de camino, acabo y lo entrego. ¡No lo voy a tirar", explica. "Lo que más nos piden es tabaco, cereales y pan".

Alexey se mueve en bicicleta y lo hace, sobre todo, por el centro de Kiev —la zona más tranquila—, pero a menudo oye el eco de las explosiones en otras partes de la ciudad y si tiene que ir a puntos más lejanos, se pone el casco y el chaleco antibalas. "Hay tensión y a la gente le da miedo abrir la puerta de su casa. Antes tocabas el timbre y te abrían, pero ahora tienes que llamar por teléfono de antemano, te hacen preguntas y a veces tienes que enseñar tu documentación".

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Muchos de sus clientes, de hecho, son personas mayores que dependen de estos repartidores para conseguir comida o medicinas. "Muchos se han ido de la ciudad o se han unido a la defensa. Somos pocos, pero la cantidad de pedidos también ha bajado porque la ciudad tiene ahora una población menor", explica.

Mitad rider, mitad miliciano

Antes de la guerra Alexey atendía una media de 10 pedidos al día. Ahora, "en los días buenos, sin muchas alarmas", no son más de siete u ocho. Pero si las alarmas suenan mucho tiempo, pueden ser solo uno o dos.

"El pago por un pedido ha aumentado un poco por el riesgo", explica. Pero si antes podía ganar entre 30 y 45 euros al día (1.000-1.500 grivnas), ahora mucho menos: 30 en los días buenos y 3 en los malos.

Alexey es padre soltero y tiene una hija de 10 años que ahora vive con su abuela, pero además de trabajar como rider para Glovo también forma parte de la defensa civil (milicia) de Kiev: "No he querido irme. Prefiero seguir aquí para defender a mi pueblo".

 
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