Mujeres y niñas víctimas de trata, la otra cara de la guerra
A un mes del inicio de la invasión de Ucrania por el ejército ruso, el conflicto deja unos diez millones de desplazados, la mayoría (el 90%) mujeres y menores de edad. Una situación que aprovechan las mafias de trata, que se reúnen a ambos lados de la frontera de Ucrania para captar mujeres y niños
NaN:NaN:NaN
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1648126813413/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Madrid
Las ONG advierten del peligro: muchos captadores están haciéndose pasar por voluntarios para ganarse la confianza de las víctimas que, sin saberlo, terminan contrayendo una deuda y siendo extorsionadas y explotadas para su devolución. En España, Rocío Mora, la presidenta de la Asociación para la prevención, reinserción y atención a la mujer prostituida (APRAMP) recuerda la importancia “de crear protocolos conjuntos” para atajar este problema “de completa vulnerabilidad”, para que “todas las mujeres sean atendidas en condiciones segura”. “Si no, se van a violar todos y cada uno de los derechos fundamentales”, recuerda. “Hay que estar al lado de todas las mujeres y niñas que están saliendo de su país, porque en su situación, todas lo haríamos”.
“No había ningún trabajo, íbamos a ejercer la prostitución”
Ese fue el caso de Marcela, nombre ficticio de una mujer brasileña que ahora trabaja como mediadora social y lingüística de la Asociación. “Yo tenía 23 años, era estudiante de derecho y, por el hecho de haber perdido el trabajo, una señora me hizo una propuesta para trabajar cuidando a ancianos y niños en Europa”, cuenta en una entrevista con Hoy por Hoy Madrid. Al principio no aceptó, pero la mujer, que ahora reconoce como una captadora de la mafia, pasó mucho tiempo con ella y con su familia, ganándose su confianza.
Meses después, Marcela viajó, junto a otras siete mujeres jóvenes brasileñas, hasta Portugal. Allí las recibió otra captadora en un gran chalé, les retiró el pasaporte “para que no lo perdieran” y las llevó de viaje durante una semana. Pero, cuando preguntaron por sus entrevistas de trabajo, las encerraron en una habitación. “Nos dijo que no habíamos ido para ningún trabajo doméstico, sino para ejercer la prostitución”, recuerda Marcela. Cuando se negó, llegó la primera bofetada. “Empezó a sacar fotos de mis sobrinas, que entonces tenían cuatro y seis años, y me dijo que, si no hacía lo que pedían, iban a secuestrarlas y violarlas. No me quedaba otra”.
Las víctimas, sin saberlo, contraen una deuda
Aquella mujer también les mostró un folio en el que sumaba los gastos de los billetes de avión, alojamiento y comidas, que ascendían a miles de euros. Les indicó que, si querían volver a casa algún día, tenían que pagar esa deuda, que no dejaba de aumentar: cada desayuno, cada manicura obligatoria, cada peinado las alejaba más de su país y su familia.
Marcela pasó más de un año como víctima de trata. Primero en Portugal, entre pisos y puticlubs, y después de Portugal en Sevilla, donde además la obligaban a drogarse. Un día, un proxeneta la metió en una furgoneta y la llevó a Madrid “para que levantara” un puticlub que no iba muy bien. Eso, cuenta, la salvó. En la capital, una mujer se acercó a ella y le ofreció ayuda para salir de la mafia. Era una mentora de APRAMP, una superviviente de la trata que trabaja como mediadora social. Pero, después de todo lo que había pasado, Marcela “no terminaba de confiar” en ellas. Tardó varios meses antes de dar el paso.
Mediadora en APRAMP
Su historia acaba fuera de la mafia. Ella volvió a estudiar, con ayuda de APRAMP, y ahora trabaja como mediadora en la asociación, mapeando Madrid en una unidad móvil y buscando mujeres que puedan necesitar su ayuda. Percibe que “los puteros demandan carne cada vez más joven”, niñas de 13 o 14 años, y pide una ley integral contra la trata que, además, proteja a las supervivientes.
El año pasado, esa unidad móvil asesoró e informó a 9.899 personas. Más del 50% de las mujeres eran menores de edad cuando fueron prostituidas. APRAMP también atendió 538 situaciones de urgencia que fueron derivadas. Su teléfono de atención 24 horas es el 609 589 479. El Ministerio de Interior reconoce que en España hay unas 12.000 personas víctimas de trata, aunque reconoce que el número probablemente sea mucho mayor. Se estima que el negocio mueve alrededor de cinco millones de euros al día.
María G. de Montis
Redactora en el programa Hoy por Hoy Madrid.