Opinión

Campanillas, las justas

El comentario de Marisol Delgado en 'La Ventana de Asturias' (28/03/22)

Asturias

A partir de hoy se acabaron las cuarentenas para los casos de covid leves o asintomáticos, que, afortunadamente, son ya la mayoría. Sin ser aún el final, es una noticia ciertamente esperanzadora.

Y no la disfrutaremos...

El ruido y la furia lo eclipsarán todo.

Pasa cada vez más. Hemos vivido una pandemia que nos ha dejado profundas huellas y cicatrices como personas y como sociedad y, tras tanto desear que finalizara, ahora que parece que por fin amaina, casi ni lo tenemos en cuenta.

Uno de los esquemas cognitivos disfuncionales que, con más frecuencia, afectan a la salud mental es la llamada focalización en lo negativo. Es esta una forma de procesar erróneamente la información de lo que pasa a nuestro alrededor, prestando una atención selectiva a los aspectos más negativos obviando el resto de los aspectos.

Y no, no se trata de caer en el misterwonderfulismo. Sería igual de pernicioso. De lo que se trata es simplemente de preocuparse e intentar solucionar cuando corresponda y de regocijarse también cuando los vientos sean favorables. Y esto es lo que parece que nunca toca. Permanecemos enredados en un bucle permanente de quejas y de polémicas.

Quizá el masivo uso de las redes sociales haya tenido que ver en una especie de contagio de la crispación y el derrotismo. Quizá haya intereses más o menos ocultos en que el ambiente se vuelva irrespirable, en que estemos como perros de Pávlov, condicionados respecto a qué es lo que nos tiene que emocionar, respecto a quién admirar y a quién odiar, respecto a por qué motivos alegrarnos y por qué motivos penar.

Pues no sé ustedes, pero yo, campanillas, las justas.