Tristes armas si no son las palabras
La Columna de Carlos Arcaya: "Tristes armas si no son las palabras"
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Alicante
Un día como hoy de hace 80 años fallecía Miguel Hernández en la enfermería de la prisión de Benalúa, los actuales juzgados. La jornada está repleta de actos de homenaje al poeta oriolano.
Hernández se fue muy pronto, otra vida arrebatada con tan solo 31 años. También se fue muy pronto su coetáneo de la Generación del 27 Federico García Lorca. Pero a ambos el paso del tiempo les sienta bien, sus poemas nunca envejecen y se han convertido en símbolos. De hecho, la Generalitat ha declarado este día como el del recuerdo y homenaje a las víctimas de la Guerra Civil y de la Dictadura.
Recordar a Miguel Hernández sirve para ponerles más obstáculos a los muchos revisionistas -que cada vez son más visibles- a los que les gustaría tapar el pasado. Y también nos sirve para acercarnos a las víctimas y a los desplazados por la invasión de Ucrania. 80 años después, volvemos a repetir los mismos errores.
Celebremos a Hernández y recordemos que las guerras siempre son tristes y que las armas también son muy tristes si no son las palabras.