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España se divierte en Riazor

Los de Luis Enrique muestran un gran nivel ante Islandia (5-0) en su último partido amistoso del presente parón

El delantero de la selección española Álvaro Morata celebra con sus compañeros tras marcar ante Islandia / Cabalar (EFE)

La Selección Española vence con autoridad ante Islandia (5-0). Los goles (Yeremi Pino se estrenó como goleador con la absoluta junto a los dobletes de Morata y Sarabia) hicieron vibrar a la afición en Riazor, devolviendo a Coruña, por unos minutos, el fútbol de élite.

El fútbol de élite volvió a Riazor

Riazor mostraba el sentir de Coruña respecto al fútbol: muchos ya habían perdido la fe, demasiados como para llenar el estadio, pero los suficientes con esperanza como para generar un ambiente de primera. La Selección no podía fallar a su compromiso de darle un buen espectáculo a su afición coruñesa, regalando unos primeros minutos extraordinarios. Aun así, faltaba el dichoso último toque, ese 'pero' que siempre acompaña a la Absoluta en los últimos tiempos.

Con ese lunar constante en el plan de Luis Enrique, da la sensación que solo una genialidad puede abrir el marcador. Por suerte para la Selección, la brillantez no es una rara avis. En cinco minutos, la Selección consiguió romper el muro islandés con dos golpes de efecto. Primero fue Morata, con un gran recorte y previa genialidad de Guillamón y Soler, para poner el 1-0. Luego, con el segundo, Olmo forzó un penalti para que el delantero de la Juventus consiguiese su doblete antes del descanso.

La segunda parte comenzó haciéndole honor a como acabó la primera. Olmo, la pieza que más baila en el ataque de Luis Enrique si vuelve Ansu Fati, mostró que, si hay que bailar, mejor seguir haciéndolo en el campo. Su partido, que ya estaba siendo extraordinario, se sumó a la proyección ofensiva de Jordi Alba para romper la defensa islandesa. El centro del lateral, preciso, logró superar al desacertado meta contrario para Yeremi Pino anotase a placer para meter el 3-0.

Por primera vez en mucho tiempo, Riazor era una fiesta. La Selección, para el goce de los aficionados, no quería que la música parase o entrase en un aburrido bucle hasta el final. Marcos Alonso, que aún no había roto a sudar, puso en bandeja el 4-0 y el 5-0 a Sarabia, otro suplente de oro de esta selección. Titulares, suplentes, entrenadores y aficionados vibraban en la misma sintonía. Poco a poco, el tiempo iba pasando y Riazor iba volviendo a su dura realidad, no sin disfrutar los últimos minutos de fútbol de élite. Por lo menos, con España disfrutando, queda claro que Coruña volverá a su lugar en el mundo del fútbol, tal y como volvió España a la primera línea mundial del fútbol de selecciones.

Víctor Diéguez

Víctor Diéguez

Periodista según la UCM. Pasión por el deporte y por sus historias.

 
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