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El Real Madrid se sana en el punto de penalti

Los blancos ganan con la polémica concentrada en los once metros a un correoso Celta que encontró más castigo que recompensa (1-2)

Los jugadores del Real Madrid celebran el segundo gol del equipo madridista ante el Celta / Salvador Sas (EFE)

Los jugadores del Real Madrid celebran el segundo gol del equipo madridista ante el Celta

El Real Madrid aterrizó en Balaídos dispuesto a sanar sus heridas, aún con el soberano 0-4 del Barça en el Bernabéu coleteando en la memoria. Lo hizo sin Carlo Ancelotti en el banquillo, ausente por COVID, pero con su hijo Davide siguiendo su estela: los de siempre con la excepción de Lucas Vázquez por Carvajal. El itinerario de Ancelotti está impregnado en este Real Madrid, trascendiendo su presencia y replicando sus señas de identidad. Y ahí se erigieron, como en cada jornada, las dos más poderosas: Karm Benzema y Thibaut Courtois. Delantero y portero curaron y firmaron otra victoria que explica su implacable liderato.

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Un líder y dos jerarcas

Karim Benzema volvía al once tras la lesión que le dejó fuera del Clásico. A cada contacto e intervención, el madridista se preguntará qué hubiera sido de la goleada con él o qué sería este equipo sin él. El ariete francés cocinaba cada jugada, desde sus movimientos y su dominadora lectura, hasta atreverse a endulzarla con el remate. Así cabeceó al lateral de la red, le originó el espacio a Vinicius frente a Dituro y transformó el penalti de Nolito a Militao. Marcó con el temple que le faltó a Nolito cuando pensó que era buena idea derribar al central brasileño en el área.

Con el 0-1, Benzema llegaba a los 33 goles esta temporada, su campaña más prolífica con el mes de abril recién inaugurado. Pero entre los números, se erige un portero que rompe con la estadística. La cuantía de intervenciones de Courtois bien podría significar una liga. El belga frenó la personalidad del Celta con tres paradas, una de ellas antológica a Iago Aspas. El de Moaña teledirigió una falta a la escuadra incapaz para cualquier otro portero. Lejos de conformarse, rozó el cabezazo de Gallardo para enviarlo a su palo. El balón jugó con el efecto para entrar tímidamente en la red, pero el gol no subió al marcador por la interferencia de Iago Aspas, que venía de fuera de juego, en el intento de despeje de Alaba.

Las áreas condenan al Celta

El atrevimiento del Celta se fue sin recompensa al descanso. No sin actitud para volver a replicarlo. El Madrid salió desubicado, sin el centro del campo gobernándolo, y el Celta aprovechó para inyectarle tensión al partido. Javi Galán irrumpió en ataque, asistiendo a un expectante Nolito en el punto de penalti. Se redimió el gaditano con el 1-1. Los celestes apretaban mientras el líder seguía aturdido con Iago Apas abanderando cada ataque. El capitán, insaciable en su fútbol, agitó la blandura de la defensa blanca. Pero el propio Celta, con González Fuertes de antagonista, se condenó.

Rodrygo, fresco de piernas e ideas, entró con picante en el área a la hora de juego. Y Murillo cayó en su juego zancadilleándole a destiempo. Dituro combatió el resplandeciente sol en contra, viajando a los 90. O a los 80 para rememorar a Benji Price y así intimidar a un devorador de los once metros como Benzema. Literalmente, consiguió parar el penalti con la gorra. Pero González Fuertes quiso darle otra oportunidad. Cinco minutos después, Mendy encaraba el área cuando quiso desbordar a Kevin Vánquez. El lateral vigués dejó la pierna y el francés cayó, anticipándose al movimiento que iba a ejecutar el defensor celeste. El árbitro pitó sin réplica alguna de por medio. Y Benzema se cobró venganza frente a Dituro. El meta argentino ha detenido cuatro de ocho penaltis que le han lanzado en esta liga. El pulso fue para el francés con su doblete.

La victoria del Real Madrid se volvió a reducir a Benzema y Courtois. Pero con la arista de los penaltis. Tres le pitaron al líder en una espiral de polémica. Y los blancos, que se dejaron el juego en la épica ante el PSG y la victoria ante el Mallorca, sumó tres puntos con un sabor cotidiano esta temporada. Sin convencer, con una sensación agridulce, pero sabiendo a liga. En tres días llegarán los cuartos de Champions, el siguiente paso de un Real Madrid que mostró la más pobre de sus caras en Balaídos. Enfrente, el Celta le sometió, pero recibió el mayor de los castigos en las áreas. En la suya se disparó en el pie y en la contraria no concretó. El fútbol es aquello que sucede en las áreas y en esta liga no hay nadie que las domine como el Real Madrid.

Juan Antonio Requena

Juan Antonio Requena

Estudiante de periodismo. Antes en Diario AS. Ahora aprendiendo en SER Deportes

 
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