Feijóo: cómo la moderación le llevó a conseguir el hiperliderazgo

Madrid

Enero de 2003. Feijóo regresaba a Galicia para asumir la consellería de Política Territorial en el gobierno de Manuel Fraga tras la catástrofe del Prestige. Casi 20 años después, poco queda de aquel político de pelo engominado, mocasines, y aspecto de tecnócrata. Se convirtió en presidente de la Xunta en 2009, tras una feroz campaña en la que en plena crisis económica, acusó al gobierno bipartito de malgastar el dinero público en lujos innecesarios.

Una estrategia muy similar a la que ha esbozado en su reciente gira por España para presentar su proyecto para el PP. El Feijóo que aparca esa imagen de moderación que ha cultivado en los últimos años para decir que el gobierno de Pedro Sánchez se forra con los impuestos.

Aunque es cierto que estas dos décadas en Galicia lo han cambiado, en lo político, y en lo personal. El periodista Lucas Martinón trabajó durante todos estos años con Feijóo. Es autor de buena parte de sus discursos públicos en estas dos décadas. Más allá de los elogios propios de quién fue uno de sus colaboradores más estrechos, nos cuenta que Feijóo no quiere aduladores a su alrededor.

A lo que podemos añadir que tampoco quiere a quién le haga sombra. Eso se ha traducido en un hiperliderazgo, y en un reducido y estrecho grupo de colaboradores. Uno de esos escasos colaboradores en los que confía buena parte de sus decisiones es Pedro Puy Fraga, portavoz parlamentario del PPdeG, e ideólogo de cabecera del presidente gallego. Él apunta a que en Madrid veremos a un Feijóo alejado de los populismos, y que hará valer su imagen de buen gestor.

La ambición, otra de las señas de identidad de Feijóo

Su nombre siempre estuvo en la lista de posibles aspirantes del PP a la Moncloa. En 2018, cuando todo el PP miraba hacia Feijóo para suceder a Rajoy, él dejó pasar ese tren. El jefe, como lo llaman alguno de sus colaboradores en el PP gallego, dejó pasar un tren que ahora sí decide coger.

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La ambición es otra de las señas de identidad de Feijóo, un político que se siente cómodo en un discurso ambiguo en debates como el aborto, la eutanasia o el feminismo. Un tanto camaleónico, estos años ha conseguido adaptar su mensaje a su público en cada momento.

Un Feijóo que, aconsejado por sus asesores, y viendo que su imagen de político procedente de la capital con el que llegó a Galicia no conectaba con la sociedad gallega, fue capaz de reconvertir su imagen en la de un rapaz de aldea que llegó a presidente. Así es Feijóo, que como dice quién le escribió discursos en Galicia durante años, sorprenderá a más de uno en esta nueva etapa.