Pelando una cebolla
"Como quien pela una nana, descubro capas y vínculos que hermanan por debajo de la mugre"
Maruja Torres: "Por debajo de la mugre"
Madrid
Pelando una cebolla, como quien pela una nana, me sorprendí separando la primera y sedosa lámina, y decidiendo desechar solo esa, tontamente orgullosa por haber asimilado un principio de prudencia ante la escasez que nos aguarda.
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Y recordé a Gabriela, en su cocina, en Santiago de Chile, mirándome con ojos desorbitados mientras yo limpiaba una lechuga y me deshacía de las primeras hojas verdes. Escandalizada, Gabriela recuperó el tesoro y masculló que “aquí, todo esto se come”.
Ocurrió mediados los 80, en la asfixia del pinochetismo. En Chile la clase media, y de ahí en descenso, las pasaba muy duras para sobrevivir. Yo exhibía el despilfarro estúpido que empezábamos a mostrar los españoles, con nuestra propia dictadura prematuramente olvidada y los Juegos Olímpicos por delante.
Nunca me he sentido más pequeña en una cocina, aunque no lo suficiente como para poder esconder mi vergüenza entre las páginas de una lechuga. Y es curioso cómo aquella benévola lección de Gabriela regresa hoy, y se establece un puente entre mi ensaladera y la suya. Igual me ocurre cuando escucho o leo la palabra Kiev, y pienso en uno de sus hijos, el que fue a parar a la ciudad de Ucrania cuando el golpe militar del 73 obligó a las familias a desgarrarse y dispersarse para salvar la vida. A ese pequeño le tocó Kiev y, cuando creció, le tocó, en Kiev, su parte de la radiación de Chernóbil.
Pelando una cebolla, como quien pela una nana, descubro capas y vínculos que hermanan por debajo de la mugre.
Maruja Torres
María Dolores Torres Manzanera (Barcelona, 16...