La regasificadora de Gijón será almacén de gas para Europa y entrará en funcionamiento antes de 2023
El equipamiento, cuya obra culminó en 2012, tan solo está pendiente de la autorización de la CNMC y tendrá una capacidad equivalente al 10% del suministro ruso previsto para este año
Gijón
La regasificadora de El Musel entrará en funcionamiento como almacén de gas para Europa. Es el uso previsto para una planta clausurada desde que terminó de construirse, hace casi diez años. Definido el modelo de negocio, el último trámite depende de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia. El Gobierno asturiano ve hoy más cerca la puesta en servicio de la instalación.
Será la séptima infraestructura de este tipo que funcione en España, pero se utilizará como almacén para el resto de Europa y sin conexión a la red gasista, con una capacidad equivalente al 10% del suministro de gas ruso previsto para este año. La CNMC tendrá ahora que dar su visto bueno, luego entraría en pruebas y operando en cuestión de meses, según el Ministerio para la Transición Ecológica. Lo haría como una gran instalación de almacenamiento que permita agilizar el tránsito de buques metaneros al resto del continente, con un sistema más flexible que el nuestro. El vicepresidente del Principado Juan Cofiño reconoce que la ansiada apertura está más cerca.
El vicepresidente de Asturias espera que la entrada en funcionamiento de la regasificadora se produzca en los próximos meses
La oposición municipal lamenta que la guerra de Ucrania haya acelerado los trámites para poner en marcha la regasificadora. El concejal de Ciudadanos Rubén Pérez Carcedo ha recordado que el conflicto bélico "ha obligado al Gobierno de España a cumplir con algún compromiso con nuestra ciudad".
El concejal de Ciudadanos lamenta que haga falta una guerra para la entrada en funcionamiento de la regasificadora
La planta, con un coste de 360 millones de euros, ocupa una superficie de unas 18 hectáreas en el puerto y tiene una capacidad de almacenamiento de 300.000 metros cúbicos de gas natural licuado, repartida en dos tanques de 150.000 metros cúbicos cada uno. También cuenta con unas instalaciones de atraque y descarga diseñados para los buques metaneros de hasta 266.000 metros cúbicos. La infraestructura, culminada en 2012, permanece paralizada por orden judicial al vulnerar su construcción la normativa entonces vigente, lo que ha obligado a un largo proceso de tramitación para su puesta en marcha.